«Puçol en la memoria, volumen 0»: La etapa oscura

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La pandemia está ralentizando muchos temas, pero no es el caso de un amplio proyecto para recuperar la historia de Puçol. Comenzó en 2013 y los primeros resultados se vieron en 2015, con la publicación del libro Puçol en la memoria, volumen 1. En 2019 apareció el segundo volumen… y el objetivo es presentar el tercer libro a finales de 2022. El trabajo que se está realizando hasta ahora es ese que no se ve: museos, archivos, restos arqueológicos, cuevas y cualquier documento que sirva para reconstruir nuestras raíces.

Tras dos años de búsqueda de materiales, documentación, redacción y diseño, en 2015 se editó el libro Puçol en la memoria, volumen 1, partiendo de 5.000 fotos cedidas por los vecinos de Puçol y el trabajo de redacción a cargo de Sonia Pineda (impulsora del proyecto), Encarna Sebastiá (historiadora), Manel Alonso (redactor) y el Departamento de Comunicación municipal (responsable del diseño, maquetación y fotos). Fue un libro centrado en las primeras décadas del siglo XX.

En julio de 2019 se presentó el Volumen 2, elaborado por el mismo equipo, al que se sumaron José Garcelán, Vicente Claramunt, Mery Cortell y Pepa Conesa. Esta vez partiendo de unas 6.000 fotos y centrado en las últimas décadas del siglo XX, incluyendo como cierre una amplia cronología de los actos destacados en esos cien años y entrevistas a algunos de los personajes más significativos. En ese acto de presentación del segundo libro, el desafío planteado por la alcaldesa Paz Carceller fue muy sencillo: editar un tercer volumen en el que se recopile la información de Puçol que falta, es decir, desde la prehistoria hasta 1900.Sencillo de plantear, pero más complejo de elaborar.

Puçol en la memoria, volumen 0

En noviembre de 2019 se realizó la primera reunión de trabajo del Volumen 0, con el mismo grupo del Volumen 2, al que se han añadido varias incorporaciones, la mayoría de ellas componentes del Club de Historia Puçol: la pintora Tere Unsain, el fotógrafo Ángel Torres, el arquitecto José Mª Tortajada, el recreador histórico José León, Isi Lucas, Isabel Balensiya, José Sánchez, Rubén Hernandis, Adolfo León...Si en los dos primeros volúmenes el material gráfico era abundante, porque lo habían aportado generosamente los vecinos de Puçol, llevando al Ayuntamiento multitud de fotos de su familia y sus recuerdos, en este tercer volumen ese tipo de material no es posible. Porque el Volumen 0, como se ha bautizado el libro que cierra la trilogía, se centra en las épocas en que no había fotos, ni recuerdos de personas vivas que nos puedan hablar de Puçol hasta el siglo XIX. De hecho, algunas épocas apenas están documentadas.

Es por ello que el trabajo se ha organizado en dos líneas de investigación: una, en todos los archivos imaginables (Arzobispado, Catedral, provinciales, autonómicos, nacionales…); y la otra, a pie de campo, buscando elementos que ilustren determinadas épocas pasadas (prehistoria, íberos, romanos…), bien en el actual término de Puçol o en los alrededores (Sagunto, El Puig, Grau Vell, Sierra Calderona…).Vicente Claramunt y José Mª Tortajada llevan meses trabajando en la sombra, recopilando datos y organizando materiales que, hasta ahora, casi siempre han aparecido de forma dispersa o, directamente, eran desconocidos para los vecinos de Puçol.

Son dos investigadores muy distintos en su forma de abordar el trabajo de campo. Pero tienen muchas cosas en común: son generosos con sus descubrimientos, comparten su trabajo con todos, se ofrecen a colaborar siempre que se lo pides y, sobre todo, son absolutamente incansables. En la práctica, han dividido la búsqueda en dos grandes bloques: uno a partir de la existencia de pergaminos y documentos escritos, es decir, de Jaime I hasta 1900, una tarea en la que Vicente lleva la voz cantante; el otro, todo lo anterior a Jaime I, buscando en museos o recorriendo lugares que podrían servir para «ilustrar» los datos que van apareciendo, labor en la que José Mª es el máximo responsable.

Vicente Claramunt, la historia documentada

«En 2013, cuando se empezó a trabajar en el primer volumen, me comentó Sonia Pineda lo que ibais a hacer y no pude hacerle caso, porque andaba muy liado con los blogs que estoy publicando de calles y plazas de Valencia», recuerda Vicente. «Para el volumen 2, me llamó Sabín y empecé a buscar cosas. Hubo un parón durante la preparación, pero yo seguí acaparando información, sobre todo de hemeroteca, porque buscábamos documentación sobre el siglo XX. Los últimos meses fueron muy intensos, casi vivía en la Hemeroteca Municipal de Valencia, que está en la plaza de Maguncia».

Vicente es un trabajador muy meticuloso, de ahí que también buscara en la Biblioteca Nacional, que tiene una hemeroteca digitalizada y, usando buscadores, es más fácil sacar información del día a día, como las noticias de periódicos.Fueron unos dos años buscando datos, comparándolos y tomando nota de las versiones más fiables, porque a veces las fuentes originales no coinciden, «y con todo ello elaboré la cronología que aparece al final del segundo volumen, con los datos más destacados del siglo XX».

Y tras la reunión en noviembre de 2019, mientras se empezaban a dar los primeros pasos, llegó la pandemia, que lo cambió casi todo.«Tras la primera reunión, me puse a trabajar. Al ver que había mucha información, abrí el blog Apuntes para una historia de Puçol, para ir publicándolo ahí todo», continúa Claramunt, que comprueba con satisfacción cómo esa publicación va creciendo en número de seguidores. «A los que les gusta la historia, veo que entran en todos los artículos; eso sí, comentarios hay pocos, pero lectores muchos, porque el blog tiene un contador de visitas y puedo ver cómo siguen aumentando poco a poco los lectores».

El blog es la única cara visible del trabajo realizado. Un trabajo complejo, no sólo para localizar los documentos donde se cita Puçol, sino también para transcribirlos de la lengua original, que puede ser latín, valenciano, español o una mezcla de todos. «Además, están escritos con letra muy compleja. Cada documento medieval hay que transcribirlo al latín y luego traducirlo. A partir del año 1600 ya suelen estar en valenciano o español, con letra humanística, que también es difícil de transcribir. Y a partir de 1700 se leen bien, aunque usan muchas abreviaturas, que las vas conociendo a base de leer pergaminos, por lo que tengo que leer cada documento varias veces». Y una vez obtenido el texto, hay que tener en cuenta el contexto en que se produce, para comprender todo su significado. Así, Vicente ha descubierto hechos históricos poco conocidos, «como cuando piden al rey poder llevar armas de defensa en Puçol… y nos toca buscar en el Archivo del Reino la respuesta a esa carta y por qué se ha hecho esa petición».

Lo mejor, sin duda, es que Vicente está viviendo las cosas que pasaron en Puçol entre el siglo XIII y el XIX. Literalmente. Las vive, las siente. Y algunas ya nunca las olvidará: «como el motín en 1680, cuando todos los vecinos de Puçol abandonaron sus casas huyendo de la justicia».Un tema que está todavía investigando. Como muchos otros. Hay mucho por descubrir… y es una ocasión perfecta para publicar una historia lo más completa posible de la población: «Ojalá salga adelante el libro. Yo mismo no creía que había tanto de Puçol, pero lo hay; tenemos que encontrarlo y ponerlo en orden».

José Mª Tortajada, la otra historia

La historia documentada es el primer bloque de trabajo. Pero hay otra historia.Más compleja si cabe, porque al buscar entre los restos visitables (murallas, viviendas, restos arqueológicos) sólo encontramos datos centrados en las grandes poblaciones (como Arse, Saguntum, Murviedro o Sagunto, según las distintas épocas), pero, antes del siglo XIII y Jaime I, apenas se habla en los libros de historia de lo que hoy es Puçol. «Lo que pasa es que estamos acostumbrados a aceptar la historia que se ha escrito y esa siempre la han escrito los vencedores, por lo que no es neutral y, en ocasiones, tampoco refleja toda la verdad de lo sucedido», explica Tortajada, un hombre acostumbrado a dudar de todo, hasta que las piezas encajan en el puzle.

Su tarea inicial ha sido recorrer museos, como el Museo de Historia de Valencia, donde hay multitud de restos de las distintas épocas: íberos, romanos, visigodos, musulmanes, cristianos… «Son materiales normalmente encontrados en Valencia capital, pero nos valen para hacernos una idea de cómo eran el vestuario, la casa, los utensilios de cocina o la vida cotidiana, eso aporta una primera fuente de información». También ha estado en los museos de Sagunto y en el Grau Vell, considerado el puerto romano de Sagunto, pero Tortajada mantiene que un poco más al sur «había otro puerto, más pequeño, situado donde hoy está el Marjal dels Moros, allí quedan algunos restos, y ese quizá era el puerto de Puçol, del que ya se habla en algunos documentos de la Edad Media cuando se le conceden derechos para comerciar, pagando los impuestos correspondientes, naturalmente».

Son conocidos desde 1606 los restos romanos documentados entre El Puig y Puçol (una domus, esa vivienda familiar que fue excavada a conciencia en 1745), y se conocen desde 1917 los restos del Trull dels Moros, también romanos, aunque la cercanía de Sagunto invita a pensar que íberos y otros pueblos también han debido dejar huellas en un territorio que antes no estaba tan dividido como en la actualidad.

«Cuanto más retrocedemos en el tiempo, más difícil es establecer unos límites como los términos municipales que conocemos hoy en día», continúa Tortajada. «La Cueva del Pardalot, o del Pardalet como otros la llaman, situada aquí al lado, junto al Monte Picayo, es probablemente el primer asentamiento conocido de lo que hoy es Puçol. Se sabe que cerca de ella había, al menos, dos poblados íberos y nuestro objetivo es documentar todo eso con fotos y con datos, para que se conozca dónde nació Puçol, aunque en aquellos tiempos no fuera más que una cueva, un pequeño asentamiento o una alquería musulmana, y, siglos más tarde, nuestra actual población».

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