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Es momento de apostar por los productos de proximidad y, por supuesto, de temporada. Si bien es cierto que el comercio internacional ha favorecido que el consumidor disponga de un abanico más amplio de productos, también lo es que, ante una situación de emergencia climática, está en nuestras manos reducir el impacto ambiental apostando por productos de kilómetro 0. Y es que los productos locales, y de temporada, no solo reducen los costes de producción y se acercan más al consumidor reduciendo algunos intermediarios, sino que contribuyen a la reducción de las emisiones de CO2.
Las ventajas de consumir productos de proximidad y de temporada son múltiples, pues además de mantener una alimentación más equilibrada y saludable, se favorece la economía local contribuyendo al mantenimiento de la agricultura y la ganadería, y se aboga por una economía más justa al respetar el derecho de los productores de poder vivir dignamente de su trabajo, eliminando intermediarios.
Pero, además, el consumo de productos de proximidad podría llegar a descender notablemente la huella de carbono reduciendo, en un año, hasta una tonelada de dióxido de carbono, al reducir las emisiones de CO2 derivadas del transporte. Y si estos productos son de temporada, la sostenibilidad y la protección del medio ambiente aumentan considerablemente no solo reduciendo los costes de producción, sino respetando la biodiversidad. Asimismo, favorece al consumidor al poder disfrutar de productos más sabrosos.
Desde el Ayuntamiento de València tienen claro la importancia de potenciar estos productos y concienciar a la ciudadanía de su consumo. De esta manera, a través del Centro Mundial para la Alimentación Sostenible (CEMAS) se está trabajando en políticas de protección de la agricultura de proximidad, pero también en la divulgación de las prácticas de economía y mercado para garantizar el derecho a una alimentación sostenible. “La alimentación es un tema que cada vez preocupa a más gente, y no se puede dejar en manos de las multinacionales y los mercados porque es un derecho fundamental reconocido por las Naciones Unidas”, explicaba, entonces, el alcalde de València, Joan Ribó.
Sin embargo, no es la única acción que se está llevando a cabo. Tal y como adelantaba el concejal de Emergencia Climática y Transición Energética, Alejandro Ramón, València contará con los dos primeros mercados de productores – en Benimaclet y alrededor del Mercado de Colón –, que permitirán a los pequeños agricultores vender sus productos de manera directa al consumidor. Estos espacios de venta, en principio, abrirán una vez a la semana, y el objetivo será ampliarlos a otras plazas y entornos de la ciudad para potenciar la compra de estos productos que vendrán, directamente, desde la huerta.
Finalmente, desde la conselleria de Educación también se está poniendo la vista en los productos de kilómetro 0. Así, el conseller Vicent Marzà anunciaba que se pondrá en marcha un debate con la comunidad educativa para instaurar un modelo basado en los productos de proximidad en los comedores escolares. “El objetivo es utilizar productos de kilómetro 0, que permiten no recurrir a grandes multinacionales, y de temporada, para una alimentación más enraizada en el territorio”, explicaba Marzà. Para ello, entre las medidas necesarias a poner en marcha destaca la recuperación de las cocinas en aquellos colegios donde fueron eliminadas.
La alimentación sostenible es una prioridad para el gobierno valenciano, pero también para buena parte de la ciudadanía que empieza a tomar conciencia de la necesidad de reducir el impacto medioambiental.