Los problemas que asfixian al campo valenciano: pocas ayudas, competencia desleal y abandono de tierras

Els agricultors consideren que Europa ha castigat al cultiu mediterrani injustament i reclamen mesures urgents

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Campo de ajo tierno en Xàtiva
Campo de ajo tierno en Xàtiva

En las últimas semanas, los agricultores han salido a la calle para defender unas retribuciones más justas a cambio de sus productos. La gran tractorada del pasado viernes fue uno de los ejemplos más claros del descontento de los trabajadores del campo, que denuncian una “situación laboral indigna” y demandan respeto, precios más justos, amor a la tierra y responsabilidad política.

La crisis del sector agrario valenciano, sin embargo, es estructural y corresponde a factores muy variados, tanto de índole local como internacional. En el caso de las políticas europeas, la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) denuncia que la Política Agraria Comunitaria ha castigado sistemáticamente al campo mediterráneo, que tan solo recibe ayudas del 5% de los costes de producción para determinados cítricos.

Para las frutas, las verduras y algunos viñedos, la situación es todavía más dramática, ya que la inmensa mayoría no recibe ningún tipo de fondo europeo. “La PAC ha favorecido a los cultivos continentales. Algunos de ellos reciben incluso el 50% de sus costes de producción” se queja la asociación, que denuncia una clara “situación discriminatoria” para el campo mediterráneo. “No pedimos nada más que lo que nos corresponde” zanjan al respecto.

Del mismo modo, los agricultores valencianos también piden un seguro de costes por parte de la PAC, además del climático “Esto nos ayudaría a poder negociar mejores precios de cara al intermediario” explican desde la Asociación de Agricultores. “Ahora, como no tenemos ningún tipo de respaldo, si nos dan precios muy bajos tenemos que vender igualmente porque es eso o perderlo todo. Sin embargo, con un fondo que nos proteja en caso de no poder vender, podríamos negociar mejores precios” matizan.

Al margen de las políticas europeas, los agricultores también se encuentran con la competencia desleal de terceros países, tales como Sudáfrica. “Ellos pueden importar sus productos a la Unión sin pasar por los mismos controles de calidad que los productos europeos” relata la asociación. Y es que estos países pueden utilizar productos químicos para el control de plagas que los productores de la Unión Europea tienen prohibidos. “Nosotros todos los años tenemos que tirar producto porque esas plagas nos afectan igual, con las consecuentes pérdidas”.

Todo esto lleva, también, al problema del etiquetado. Desde la Asociación Valenciana de Agricultores se quejan de que la información para el consumidor es muy opaca y poco aclaratoria con respecto a la procedencia y condiciones del producto. “En un supermercado, el consumidor lo único que ve son los céntimos de diferencia entre el producto europeo y el extranjero, pero si se informase un poco mejor sobre la procedencia de cada uno de los productos, muchos estarían dispuestos a pagarlo” concluyen.

Problemas a nivel local

Uno de los principales problemas del campo valenciano a nivel interno es la atomización de la producción, el pequeño tamaño de las explotaciones y la poca competitividad en general. “Las explotaciones más grandes son más competitivas porque aprovechan mucho mejor los recursos” explican desde la asociación “pero con los precios tan bajos que tenemos ahora, es imposible que los agricultores quieran invertir en agrandar o mejorar sus cultivos”.

 

Del mismo modo, los agricultores también luchan contra un problema a veces invisible: el robo de piezas dentro de sus tierras. “Queremos que se endurezcan las penas por robar en el campo, muy especialmente a las personas reincidentes” exigen.

Todas estas circunstancias han llevado al abandono masivo de tierras dentro del territorio valenciano: 161.000 hectáreas en los últimos años, según datos de la Asociación de Agricultores. “La agricultura favorece la dinamización del mundo rural, es un nuevo campo de trabajo para la gente joven, que ahora mismo no está siendo explotado, y además tiene un valor ecológico incuestionable. Se habla mucho de pactos verdes y agricultura sostenible, pero nada de eso va a ser posible si se sigue abandonando al productor de esta manera. Y eso al final nos llevará a una pérdida de nuestra soberanía alimentaria” concluyen los agricultores.

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