El PP encuentra en las denominaciones históricas de València y Castelló una batalla política

Els canvis de denominació se sustenten en informes i estudis de l’AVL i la legislació actual de normalització del valencià

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Desde el 10 de febrero de 2017 el nombre oficial de la ciudad es València, no Valencia. Desde el 16 de abril de este mismo año la tercera capital de la Comunitat superaba un trámite parecido: su nombre oficial pasaba a ser, únicamente, Castelló de la Plana. Dos cambios oficiales de la denominación que, a propuesta de las corporaciones municipales y con el informe favorable de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL), responden a sus formas "históricas y tradicionales". Un frente de batalla más, sin embargo, para la derecha valenciana.

Aunque el cambio de denominación de la capital valenciana resonó en su momento, pronto se olvidó hasta la cercanía de las distintas campañas políticas. La candidata del PP a la alcaldía de València, María José Catalá, ya anunció su intención de cambiar la denominación porque "respeta" el bilingüismo. Sin embargo, añadió que la acentuación debía ser cerrada, 'Valéncia', tal y como dictaminan asociaciones como Lo Rat Penat o la RACV, que niegan le hecho de la unidad lingüística. Una reivindicación que tiene personificación en sus listas: su número cinco es le presidente de Lo Rat Penat.

Fue un cambio de denominación, sin embargo, que cumple con el Reglamento sobre el Uso y Normalización del Valenciano que aprobaron todos los grupos parlamentarios, incluido el PP. Una norma que ya recogía que no solo la ciudad, sino todas los topónimos de su término municipal tendrían la forma valenciana como oficial, como elemento de normalización del valenciano y, además, acorde a la historia y tradiciones.

Castellione

La candidata popular a la alcaldía de Castelló, Begoña Carrasco, también comparte la opinión de Català aplicada a su ciudad: volver a la doble denominación oficial. Algo que, señala, es una "medida simbólica" como muestra de su compromiso "de la defensa de la libertad". Es un ejemplo, detalla en un comunicado, de la "injerencia política municipal en la vida de la social actual". Una medida que no impide a los ciudadanos llamar a la ciudad como deseen y que cuenta con el respaldo del comité de expertos de la AVL.

Fue el pasado uno de febrero cuando la Acadèmia votó, por unanimidad, el topónimo de Castelló de la Plana como forma oficial. El ente, que es en el que reside la competencia en cuanto a la "toponimia y onomástica de la Comunitat Valenciana", detalla que la decisión se ha tomado porque "Castellón no es una evolución histórica castellana, sino la adaptación morfológica posterior a partir del término original Castelló".

Según detallaron en un estudio, la denominación de Castelló proviene de la forma latina 'castrum' con el sufijo diminutivo 'ellum' y 'ione': Castellione. Una estructura que en castellano derivó en castejón, no en Castellón.

La legislación actual contempla, como añadió la AVL, los procesos de cambios de los topónimos oficiales para "adaptarlos a las formas históricas y tradicionales" y, con un largo proceso, estudios e informes que lo justifiquen, puede aprobarse.

La castellanización oficial del nombre se produce tras la Batalla de Almansa de 1707, tras la que se promulga el Decreto de Nueva Planta. Un nuevo conjunto de decretos que abolían las leyes e instituciones del Regne de València e imponía, entre otras cosas, dicha castellanización.

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