València ha centrado este pasado fin de semana la agenda política estatal. La Convención Nacional del Partido Popular celebrada el 2 y el 3 de octubre ha servido para que el partido que lidera Pablo Casado muestre músculo y sirva como "trampolín de futuro" y un "preludio de grandes cambios", tal y como han destacado desde la formación.
Un fin de semana que ha estado marcado por las referencias al pasado, un hecho que le ha valido las críticas de la oposición por ensalzar una época donde los casos de corrupción han azotado al partido. La portavoz del PP en el Ayuntamiento de València, María José Catalá, se postulaba como futura alcaldesa de la ciudad arrancando una ovación de pie de los asistentes al acto de cierre al reivindicar la figura de la exalcaldesa Rita Barberá. Un acto de clausura que tenía lugar en la plaza de toros, escenario habitual e histórico de las grandes movilizaciones de la formación en el pasado.
Precisamente a este acto asistía, una década después, el expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, para mostrar su apoyo a Pablo Casado y a Carlos Mazón. "Mi partido de toda la vida, el PP, vuelve a casa. Desde la plaza de toros de Valencia, Aznar y Rajoy alcanzaron La Moncloa. Zaplana y yo, la Generalitat. Pablo Casado y Carlos Mazón harán lo propio", aseguraba hace unos días en Twitter.
“VIAJE AL PASADO”
El president de la Generalitat Valenciana y secretario general de los socialistas valencianos, Ximo Puig, hacía ayer balance del fin de semana ‘popular’ y afirmaba que el PP “se ha embarcado en un viaje al pasado muy inquietante" en una convención nacional donde el cap del Consell no ha escuchado "demasiadas ideas".
En este sentido Puig expresaba su deseo de que el Partido Popular “se posicione más con los partidos democristianos o de la derecha democrática europea, pero parece que están en un viraje hacia la extrema derecha".
Por su parte, el alcalde de València y militante de Compromís, Joan Ribó, consideraba que la Convención Nacional del PP ha sido un "flashback". "La primera sensación es estar mirando una cosa del pasado. Efectivamente, hay muchos elementos del pasado, un flashback", lamentando "el olvido" de algunas cuestiones, “como la corrupción”. Según el primer edil, “le guste o no le guste al PP, tiene causas pendientes de la época de Rita Barberá que han de pasar aún por juicio".
“EL PRINCIPIO DEL FIN”
La secretaria general del PPCV, Mª José Catalá, rechazaba las críticas vertidas por parte del PSPV-PSOE y Compromís, garantizando que su partido tiene "equipo" y está listo para gobernar. "En política, el miedo indisimulado es el principio del fin", avisaba Catalá, ya que ve a los socios de la Generalitat y el Ayuntamiento de València "extremadamente nerviosos".
Catalá defendía, así, que el PPCV demostró con la convención que es un partido fuerte: "Tenemos proyecto y equipo. Solo queremos que esta pesadilla tripartita acabe cuanto antes para los valencianos". "Somos un proyecto de gobierno, y sabemos que es lo que quieren los valencianos: quieren empleo, quieren prosperidad, quieren que Valencia y la Comunitat Valenciana vuelva a ser una ciudad de acogida para turistas, para inversores", incidía.
La también portavoz 'popular' en València aseguraba que su partido cree en los ciudadanos de la Comunitat Valenciana y en todas sus posibilidades, pero llamaba a poner en marcha las políticas adecuadas para facilitar que "esta tierra salga del oscurantismo al que condenan los gobiernos tripartitos de izquierda".
Les pedía que "dejen de crispar a los valencianos y que, en lugar de perder tanto tiempo en criticar lo que hace el Partido Popular, se dediquen a alzar la voz y reclamar a Sánchez la financiación que corresponde, el agua que necesitan los regantes y a defender la libertad frente a la imposición".
Y es que, para Catalá, la izquierda valenciana está tan nerviosa con el PPCV que "le impide centrarse en los numerosos problemas que arrastra", mientras "el único que ha girado hacia algún sitio en este país ha sido Sánchez, pactando con independentistas y con Bildu".