La Catedral de Valencia, un paseo a través de los siglos

Una volta per l’exterior et porta pel romànic, el gòtic i el barroc

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Pasear por Valencia es no poder dejar de mirar al cielo. El arte está en todos los rincones de la ciudad. El cap i casal es todo un espectáculo en constante evolución pero si algo queda casi inalterable en el tiempo es uno de los edificios más impresionantes de la ciudad, la Catedral de Valencia, cuyo nombre completo es Iglesia Catedral-Basílica Metropolitana de la Asunción de Nuestra Señora de Valencia, fue consagrada en 1238 por el primer Obispo de Valencia posterior a la reconquista, Fray Andrés de Albalat. A partir de ese momento, empieza un recorrido a lo largo de los siglos que llevará a La Seu a transformarse y convertirse en lo que hoy en día es. Románico, gótico valenciano, Renacimiento, Barroco e, incluso, neoclásico. Todo ello y mucho más es la Catedral.

img_6701Paseando por fuera se puede disfrutar de su majestuosidad. La Puerta del Palau (también llamada la puerta de la Almoina o de la fruyta) es de estilo románico. Está formada por un cuerpo saliente, lo que aumenta el grosor del muro. Se combinan a la perfección arcos y columnillas repletos de detalles, dibujos, adornos que no dejan indiferente a nadie.

img_6697Siguiendo por estilos, la Puerta de los Apóstoles es gótica, data del siglo XV y se abre a la Plaza de la Virgen con cuatro arcos apuntados que forman una triple archivolta con 48 relieves. En el lugar que hoy en día ocupa esta puerta también estaba en su día la entrada a la mezquita sobre la que se construyó la Catedral, al antigua mezquita arábiga de Balansiya.

img_6710La tercera de las puertas con las que cuenta La Seu es la Puerta de los Hierros, de estilo barroco, construida entre los años 1713-1728 bajo la dirección del arquitecto alemán Konrad Rudolf. En ella se puede observar tres cuerpos superpuestos en su fachada convirtiéndola en uno de los mejores ornatos con que cuenta la capital del Turia.

img_6704Además de las puertas, en el exterior se puede disfrutar de la Torre Campanario que comenzó a construirla en 1381 el arquitecto Andreu Juliá y fueron Josep Franch y Pere Balaguer quienes lo concluyeron. Durante muchos siglos fue llamado Campanar Nou o Campanar de la Catedral, para diferenciarlo del Campanar Vell, que fue una torre de planta cuadrada y factura románica ubicada en la calle de la Barxilla y de la que quedan escasos restos. En sus orígenes El Miguelete era una torre exenta que se unió a la Catedral a finales del XV cuando se prolongó la nave central.

Poco a poco se pueden ir descubriendo detalles de cada una de las puertas, de cada uno de los rincones exteriores de la Catedral pero el interior no se queda corto a la hora de mostrar sus encantos y obras de arte a todo aquel que pasea por sus pasillos. Entre las que destacan es la Capilla del Santo Cáliz, con planta cuadrada y paredes lisas de piedra labrada donde se puede disfrutar de su elevada bóveda de crucería nervada en forma de estrella cuyos nervios se prolongan hasta descasar sobre ménsulas policromadas. Capillas consagradas a los santos como las de San Miguel Arcángel, la Santísima Trinidad, San José, la Virgen del Pilar, entre otras son las que se pueden contemplar al igual que el impresionante Cimborrio, situado sobre el altar mayor. El Cimborrio es una cúpula sobre trompas que dan paso de la planta cuadrada a la octogonal. Las ventanas del mismo están cerradas con alabastro traslúcido y es una de las obras más importantes de la catedral por su atrevida estructura elevada hasta los 40 metros de altura. El Retablo Mayor, la Capilla Mayor y el Coro Canonical y la Capilla de la Resurrección así como el Púlpito de San Vicente, marcan un recorrido imprescindible.

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