Opinión

Pagad a Oltra lo que es de Oltra

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La Comunitat Valenciana no tiene capacidades distintivas para competir por precio de venta. Debemos hacerlo por valor añadido o nos quedaremos en tierra de nadie, justo en el lugar donde estamos ahora. Este problema estructural de falta de un modelo productivo enfocado a la competitividad no es nuevo, simplemente ha estado enmascarado durante años. Si tuviéramos esa "independencia dels Països Catalans", que algunos en el seno de Compromís apoyan fervientemente, y una moneda propia, el problema de falta de competitividad se podría resolver devaluando la moneda, así nos convertiríamos en Venezuela; lo cual alegraría a Podemos. Como vivimos en el mundo real, el camino es más largo y tortuoso: las únicas dos vías para aumentar la competitividad serán, o vía aumento del valor añadido, o vía reducción de márgenes, ajuste de salarios, despidos de empleados, venta de activos, etcétera. Algo que estoy segura que el tejido industrial y los ciudadanos no van a ver con buenos ojos (y con buenos votos, señora Oltra).

La Comunidad Valenciana tiene un innegable potencial de desarrollo. Sin embargo, para que todas sus potencialidades lleguen a buen término, necesitamos buenos políticos y eficientes gestores autonómicos que lo hagan posible. La función de un político es crear y garantizar las condiciones adecuadas para que se pueda desarrollar la economía de mercado, aunque lamentablemente algunos solo piensen en perpetuarse en el poder, o beneficiar únicamente a los de su color ideológico.

Unos presupuestos nunca antes imaginados, en virtud a una bonanza económica por llegar y una alineación de planetas económicos que permiten augurar al Gobierno valenciano unos ingresos entre los que incluye un 10% de dudoso cobro a modo de reivindicación al Estado. Empezamos mal. Los presupuestos recién aprobados no son una alabanza a la competitividad y al desarrollo industrial de la Comunidad Valenciana, sino más bien una oda al ombliguismo —"Reddite ergo quae sunt Oltris Oltri", Pagad a Oltra lo que es de Oltra—.

No obstante, y dado el grado de ejecución del Presupuesto anterior, sólo podemos calificar estos presupuestos de "juego de manos, juego de villanos". Los presupuestos serán los últimos completos que gestionará el tripartit, y que en una rápida mano de Texas Holden Poker lo apuesta todo a la última carta. Última oportunidad para vender su cambio de paradigma respecto a las políticas del PP. Y encima se le acumulan los problemas: encuestas de intención de voto a la baja y crecientes tensiones entre sus socios de gobierno. Nada podía ir peor.

En estos presupuestos Oltra se hace un traje a medida de sí misma, e incrementa sus partidas para dar cobertura a la Renta Valenciana de Inclusión, su escalera de la fama autonómica. Sin embargo, no tiene esa misma valentía cuando se trata de sectores productivos: las ayudas a la competitividad y a la internacionalización de los sectores industriales, que iban a recibir un fuerte impulso, se quedan a medio camino, dirigidas a asociaciones y como un totum revolutum que impide identificar qué se ayuda exactamente. Algo más de medio millón destinado al uso de energías renovables y biocarburantes. "Pecata minuta". Quizá suficiente para parchear la política energética heredada del PP, pero no para plantear un verdadero Plan Integral de Transición para el desarrollo de energías renovables en la Comunidad Valenciana.

Además con la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio gestionando la precariedad, con una inversión "simbólica" destinada a pagar actuaciones ya ejecutadas, ¿de verdad creemos que habrá Corredor Mediterráneo manteniendo a Compromis en la Generalitat?

Tampoco parece que haya nada que decir acerca de políticas de Empleo o Nuevas Tecnologías. Parece obviarse que la solución al desempleo solo tiene una respuesta; crear 300.000 nuevos empleos, y gran parte de ellos han de venir por nuevos empresarios y emprendedores que sean capaces de crear soluciones en sectores de vanguardia, como las nuevas tecnologías y la biotecnología, y aplicarlas a sectores en los que ya disponemos de capacidades probadas.

Llevamos muchos años con la necesidad de diseñar un nuevo modelo productivo distinto al especulativo y de precios bajos, que esté basado en la competitividad, el conocimiento, el capital humano y relacional y la investigación, desarrollo, innovación y diseño de los productos y procesos; un modelo que, a diferencia del actual, proporcione estabilidad económica y empleo de calidad a la Comunidad Valenciana, de manera que durante las fases de crisis del ciclo económico no se produzcan desequilibrios tan acusados en la producción y el empleo.

Llevamos muchos años esperando que el Consell tome este reto entre sus prioridades, lo lleve a término y ponga a la Comunidad Valenciana en el lugar que se merece. Pero a tenor de estos Presupuestos que presenta el Tripartit, creo que los valencianos deberemos seguir esperando.

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