Opinión

¡Ya era hora!

Nos llegan buenas noticias desde Europa. Parece que muy pronto nos podremos olvidar de los cambios de hora que nos llevan locos dos veces cada año. Así lo ha anunciado el presidente de la Comisión Europea después de los resultados de la consulta realizada a la ciudadanía.

Los horarios afectan mucho a nuestra vida cotidiana. Quizás no seamos demasiado conscientes pero la luz natural tiene muchos efectos sobre nuestros hábitos e incluso sobre nuestras conductas. De esto hablan la cronobiología y la cronopsicología. Y la consigna está clara: los horarios se tienen que adaptar a nuestros ritmos y no a la inversa.

Desde Compromís estamos trabajando este tema desde hace tiempo. Modificamos los presupuestos de 2017 para fomentar el trabajo que permite conciliar con la vida personal y familiar, propusimos hacer campañas de sensibilización para fomentar horarios saludables, o también denunciamos que programas dirigidos a niños y niñas, como por ejemplo Masterchef, empezaran a emitirse pasadas las diez y media de la noche y acabaran de madrugada. ¡Y después algunos se sorprenden de que los nanos se duerman en el colegio y que tengamos tanto fracaso escolar!

En cuanto a los cambios de hora de verano e invierno, también llevamos una propuesta a las Corts para instar a la Comisión Europea a suprimirlos, la cual aprobamos con todos los votos a favor excepto los del Partido Popular. Y lo propusimos por lo que decíamos antes: tenemos que tener unos horarios que se fundamenten en criterios humanos.

Según los expertos, el ahorro energético es cada vez menor, incluso hay quién lo pone en entredicho. Pero, cuando hagamos el cambio de hora se descontrola nuestro reloj interno –especialmente el de los niños y mayores–, sufrimos jet-lag y trastornos digestivos, se incrementa el número de accidentes e incluso se ha comprobado que los infartos de miocardio aumentan un 5% los días posteriores al cambio.

Ahora parece que la propuesta de la Comisión Europea será que nos quedemos con el horario de verano todo el año, lo que supondría que los valencianos nos quedaríamos en el huso horario GMT +2, cuando geográficamente nos corresponde el GMT 0. En verano, por lo tanto, la cosa quedaría igual. La novedad sería que en los meses de invierno se haría de día una hora más tarde, entre las 9 y las 9.30 horas y se haría de noche hacia las 18 horas.

Los que saben del tema dicen que en las primeras horas del día necesitamos luz para activarnos y que ir a trabajar a oscuras genera más accidentes, empeora la productividady causa mayor fracaso escolar entre los niños y niñas. Y también, que si se hace por la noche tan tarde, retrasamos la hora de ir a dormir y que esto genera obesidad y diabetes, según la Asociación Nacional del Sueño. Además, no vamos demasiado bien en esto de dormir: descansamos entre 30 y 40 minutos menos que nuestros vecinos europeos.

Por eso, si finalmente la Comisión decide quedarse con el horario de verano, sería hora deque por fin volvamos al huso horario de Portugal y Reino Unido, del cual Franco nos quitó para ir al ritmo de su estimado amigo Hitler. Y sería hora también –y nunca mejor dedo– de que aprovechemos todo este movimiento para hablar de lo que todavía nos interesa más: cómo conseguir unos horarios que nos permiten conciliar y disfrutar de más tiempo personal.

Mònica Álvaro, Portavoz adjunta de Compromís en les Corts