Opinión

Vuelven las campanas de Santa Catalina de València

Corría el año 1.729 y la feligresía de la antigua parroquia de Santa Catalina, considerando insuficientes las dos campanas, procedentes del antiguo campanario derribado y sustituido por la actual torre barroca, iniciada por el arquitecto Juan Bautista Viñes, en el año 1.688, buscaron fundidor, para la construcción de seis nuevas campanas, acorde con la magnificencia de la actual torre, encontrando en el fundidor Richard Phelps, de Londres, la calidad y economía buscada.

La mayor, dedicada a Santa Catalina, denominada vulgarmente “La Charra”, por su forma de tinaja invertida, de peso 38 quintales, equivalentes a unos 1.750 Kilos, , según el cronista Fray Tomás Güell. , comentó el Maestro de Capilla de la Catedral, junto a otros músicos, compañeros suyos y del Real Colegio Seminario del Corpus Christi.

Estas campanas, denominadas “LUTERANAS”, por su origen, supusieron un acontecimiento en la Valencia del siglo XVIII, trasladadas en un navío inglés, desde Inglaterra al puerto de Valencia y con posterioridad, a pie de torre, en galeras, con estandartes y adornadas con murta, tiradas por ocho mulas, con cintas de seda y gallardetes sobre las cabezadas, siendo celebrada con júbilo, no exento de rivalidades, de los parroquianos de las iglesias vecinas, pero que al final fueron consideradas, como de las mejores de Valencia.

Según Vicente Vidal Corella, el día 2 de octubre de 1729 llegaba al Grao el navío inglés con las seis campanas, y al día siguiente, por la tarde, se dispuso su traslado a Valencia del modo siguiente: " pusieron las dichas campanas en cinco galeras adornadas de murta, y en cada una avía un estandarte de embarcación que tremolava en el ayre: la galera más fuerte llevaba la campana grande, y la tiraban ocho mulas, adornadas con cintas de seda, y gallardetes sobre las cabezadas". Precedidas de timbales y clarines hicieron su entrada en la ciudad, entre la expectación de la gente, llegando al pie de la torre de Santa Catalina, en cuya plaza, por ser céntrica y concurrida llamada Puerta del Sol, instalaron las seis campanas de modo que, con los repiques, pudiera advertirse su sonoridad. Y para satisfacer las ansias de la gente, "que avían llegado de todo el lugar, fue el maestro de Capilla de la Catedral, con otros músicos de su capilla y del Colegio del Señor Patriarca, a determinar a qué punto de solfa correspondían sus vozes, y juzgaron por cierto, que dentro de la octava cada una tiene la voz al punto de solfa, que le corresponde segÚn buena regla, y se conoce en la armonía, que hazen, y lo que deleytan, quando las tocan juntas".

Las campanas.

Y así, la mayor de ellas Campanas lleva el nombre de Catalina. Es la Titular de ella Iglesia y fe grabo su nombre en la primera Campana. Campana, fue Catalina en la ciencia de fu voz: Scientiam babet vocis. Ese es el mote que dá el Ilustrísimo Arefio á la empresa que formó en fu, alabanza. De los oídos se introducía fu voz en los corazones que atraídos no de lo material de la armonía que. Ello toca alarde, sino de la fuerza, y eficacia de la palabra que ello pertenece á la ciencia, les transformaba de piedras en la obligación, én docilidades de cera, en que imprimía los sellos de la verdadera ley. O Sagrada Patrona! sea vuestra intercesión la que dé á la voz de esa Campana que se ensalta con vuestro nombre, nombre, que acredité, no tanto lo armonico, quanto lo excitante de su sonido para mover los Humanos corazones a lo sagrado de los dívinos cultos.!La segunda Campana se inscribe con el nombre de Maria Santisima dé la Paz. Campana llama Boragime á esta divina Reyna: Campana fuit B. Virgo. Resonó tan dulce en aquella clausola, en que se ofreció por esclava de el Señor: Ecee ancilla Domini, quea su sonido se inclinaron los Cielos: Inclinavit Celos y descendió el verbo a sus entrañas: In uterum Filius Dei descendit. Aqui se constituyó tan poderosa la paz; que estando desde la primera culpa, de guerra el Cielo con la tierra, á su voz" fe reconcilió la tierra con el Cielo., porque con indisoluble vinculo se dieron de las manos lo divino, y humano. O! sean tan dulces los ecos de ella vuestra Campana, que llamando á la unidad de la lglefia á los fieles, tengan por vuestro medio, el ser medio, que moviendo á congregarse á todos en uno, de hazer en el amor uno á todos.

La tercera Campana tiene por nombre el de San Antonio Abad. La Campanilla es uno de los trofeos con que le representan sus Imágenes; y Tintinabulo de oro le llamó Alapide en la gracia de consolar á los tristes, y en la eficacia de dirigir a los ignorantes: Tale Tintinabulum y talis gratia, & eficacia dicendi refonabat in Sancóto Antonio. Y si á los acentos de su nombre se confundía el infierno: disipen ó sagrado poblador dé los desiertos, los toques de esa Campana, las infernales maquinas; y temiendo su voz , como vuestro nombre, nos libremos por vuestro nombre, y su voz, de los engaños, y affechancas de aquel enemigo común.

La cuarta Campana lleva los nombres de San Lorenzo, y Santa Barbara. Barbara reíno en una Torre aciertos de tan sabia, que con no menos noble lengua, que la de el Espíritu Santo, que la sirvió de Maestro, señaló el mayor ministerio de Dios trino , y uno. Lorenzo, precioso metal fundido á la llama, extendió con la voz de fu Martirio, los créditos de la Fe de Jesús Cristo en todo un mundo. Y si Lorenzo entibia los materiales incendios, y Barbara deja sin actividad los rayos: á la armonía de esa Campana, que tiene infusos tan fagrados nombres, ni el fuego, en toda la jurisdicción que alcance su consonancia, llegue á ser ruina; ni los horrosos abortos de las nubes pasten á la excusión de sus estragos.

La quinta Campana está señalada con los nombres de San Antonio de Padua, y de la Virgen, y Mártir Margarita. Prelado sin la ciencia de predicar, es como Campana fin lengua, dice Durando: Pralatus ergo abfque fcientia pradicationis est quasi Campana sine plectro. Si fue tan maravillosa la ciencia de Antonio en sus sermones, y tan prodigiosa su lengua, que aun se conserva con colores de vida , bien simbolizada está su lengua, y ciencia en la Campana; como en su sonido Margarita, que siendo á otros dulce, su mismo pulso la deshaze: De Campana, aliis dulcís fonus redditur,& ipfa afsidun pulfu atteritur. Pues las voces con que se confesó Cristiana, si á infinitos mejoraron en fu dulcura el alma , el repetirlas dio ocasión á la violencia para quitar la la vida. Extiende Antonio du protección á lo perdido; Margarita, con la suya, facilita las dificultades de un parto. O! sirvan los clamores de esa Campana de avisos, con que se restauren los mas perdidos, y de seguras confianzas para la felicidad de los alumbramientos.

La sexta, y ultima Campana tiene fundido el nombre de S.Eloy, b Eligió, Argentario, aurifice, Sacerdote grande, y Obispo, Clarin de la Fe , Campana con lengua de plata, pues con fu tersa, y acrisolada sabiduria fue el Iris de la Inglaterra, estrechandola en vínculos de paz con la Francia; y fi sus acentos fueron tan poderosos, que le obedecían hasta los que reynan en la Patria, como se vio en S.Marcial, y Santa Columba: sean los de esta Campana tan eficaces, que llegando su voz halla el Cielo , se obligue el Cielo á manifestar prodigiosa su voz.

La asociación Mestres Campaners de Valencia ha iniciado una campaña de recogida de donativos para que la torre campanario de Santa Catalina, una de las más emblemáticas de la ciudad de Valencia y conocida como “la novia del Micalet”, vuelva a contar, después de más de cien años, con las seis campanas para las que fue diseñada.

El proyecto es “hacer réplicas, con la información que tenemos, de las seis campanas originales, conocidas como ́Luteranas` porque fueron fabricadas en Londres a comienzos del siglo XVIII, y que desaparecieron o fueron destruidas a lo largo del siglo XX”, según Vicent Mesa, miembro fundador de Mestres Campaners.

Las nuevas campanas se sumarían a las dos existentes en la actualidad en la torre de Santa Catalina, llamadas “San Eloy”, de 1846, y “Ma de La Asunción”, de 1950.

Por ello, la asociación Mestres Campaners, que se dedica a los toques de campanas en varias iglesias históricas del centro de Valencia, ha emprendido, en colaboración con la propia iglesia de Santa Catalina, una campaña para volver a dotar de campanas a esta torre, para lo cual han abierto una cuenta corriente en el Banco Popular.

Mestres Campaners es una “asociación cultural sin ánimo de lucro dedicada a recuperar los toques tradicionales de campana y a la recuperación o reposición de campanas”, ha explicado su presidenta, Mari Carmen Feliu.

La asociación “pretende revitalizar los campanarios del centro histórico” y el proyecto de Santa Catalina “es una iniciativa muy bonita, porque sería un espectáculo que esa torre barroca tuviera todas sus campanas y un conjunto armónico”, ha añadido.

“No se puede tener un campanario tan hermoso y tan céntrico como una madre sin hijos, ha de tener un conjunto armónico de campanas”, ha indicado Mari Carmen Feliu.

Primer objetivo: financiar la nueva campana mayor

Según Vicent Mesa, “en 1729 un feligrés de la antigua parroquia de Santa Catalina contactó con una fundición inglesa que le ofrecía mejor precio y calidad que los fabricantes valencianos y encargó seis campanas que trajeron en un navío inglés y las introdujeron por la Puerta del Real con las calles engalanadas con murta”.

Sin embargo, en 1915 las cuatro campanas más grandes fueron llevadas a la iglesia de San Agustín, tras una redistribución parroquial, y la mayor de ellas, llamada “Santa Catalina” y que pesaba 1.748 kilos, “fue destruida, probablemente porque no cabía en la torre, y con ella se hicieron, posteriormente, tres campanas menores”, según Mesa.

Además, las otras dos campanas originales, de menor tamaño, fueron llevadas a la iglesia de San Martín de Valencia donde, en 1967, “decidieron reutilizarlas y hacer un conjunto nuevo de campanas”.

La campaña iniciada por Mestres Campaners se ha marcado, como primer objetivo, financiar la nueva campana mayor con el yugo, cuyo coste sería 60.000 euros, y a continuación, el resto de campanas, cuyo coste sería 140.000 euros.