Opinión

La valenciana dreta que volem

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9.000 personas participan en la clausura de la Convención Nacional del PP en la plaza de toros de València
9.000 personas participan en la clausura de la Convención Nacional del PP en la plaza de toros de València

Así, en malo castellano clásico, para que ninguno no active su desconocimiento. Rememorando hemeroteca… que un diputado provincial popular cuestione la practicidad de aprender valenciano, un diputado autonómico ironice sobre el valenciano utilizado por una parlamentaria argentina o desde canales oficiales del partido alternante en redes sociales se hagan eco de declaraciones dónde se afirma que la lengua valenciana aísla y tensiona, pues como que no. Actuaciones torpes y miopes del partido del que fue en su momento meritoria opción mayoritaria de la sociedad valenciana. Con actitudes como éstas, las opciones de gobernar en breve se pueden diluir ante la falta de credibilidad y consistencia en el mensaje, dirigido a una amplia mayoría sensata, moderada y dialogante que observa el valenciano como patrimonio cultural propio.

Los populares valencianos tienen que resetearse y valencianizarse. Y trabajar por un proyecto decente y honesto. Coherente y convincente. Un partido con identidad propia y no sometido a las decisiones unilaterales tomadas desde Madrid. Un partido renovado que vuelva a su única idiosincrasia posible: la defensa a ultranza de los intereses de la Comunitat Valenciana en todos los foros y ante todos, superando disciplinas y complejos políticos miopes. 

Algunos querríamos un Partit Popular de la Comunitat Valenciana arraigado en nuestra tierra y con nuestra gente. Desde esta ribera mediterránea tenemos que liderar de nuevo discursos y políticas. Se tiene que resurgir desde la regeneración democrática pura y dura. Desde el combate contra la corrupción y la impunidad. Hacer creíble la lucha por defender esta tierra, tanto en Madrid como en la UE. Incluso trabajando por la necesaria reforma del Título VIII de la Constitución para consolidar y potenciar el Estado Autonómico. Derecho civil propio, agua para todos, inversión en infraestructuras de una vez y financiación autonómica justísima.

Nuestra sociedad está harta de polémicas estériles y tópicos interesados al respecto de su identidad y de su lengua, valencianas las dos. Los populares valencianos supieron en su momento configurar un discurso de defensa acérrima de los intereses valencianos y de apuesta por nuestra cultura y nuestra tradición. Supo erigirse como referencia de reivindicación del autogobierno y de apuesta por la identidad propia. Pero la lealtad mal entendida a estructuras orgánicas centrales y la debilidad en desarrollar un relato coherente en temas tan cruciales en nuestra tierra como la lengua y la cultura, han hecho mella y mucha en la imagen del PPCV. Cuestión de liderazgos, ni más ni menos.

A los populares que se consideren valencianos no le tiene que dar miedo la cuestión de la lengua, aunque otros continúen reincidiendo en la utilización polémica de este tema. Esa prevención podría tener sentido hace décadas, pero hoy en día, con los cambios cualitativos que han tenido lugar en nuestra sociedad, asumiendo la riqueza y la autenticidad del valenciano y la asunción de una vía lingüística autónoma, esa prevención está fuera de lugar. La creación de la Acadèmia Valenciana de la Llengua fue un acierto y un acto de justicia porque mucha gente sensibilizada y comprometida ha visto un escenario, un marco y un recurso para apostar por la promoción lingüística valenciana propia. En esta tierra se puede hacer una política lingüística sin complejos y sin miedo, y el PPCV también puede apreciar, precisamente, la singularidad que da tener una lengua propia para hacer política valenciana con mayúsculas.

Desde cualquier ideología y desde cualquier concepción político-territorial de España se pueden realizar o proyectar políticas decididas de fomento y normalización de las lenguas no castellanas. Si el valenciano es “nuestra principal seña de identidad”, su uso público debe de aumentar notablemente y hacerse más generalizado. Pero esa indolencia no es sólo atribuible a las instituciones; en los últimos tiempos hemos asistido a un retroceso en su uso público, en la prensa, por parte de personalidades intelectuales y dirigentes empresariales… Por qué la mejor defensa del valenciano que se puede hacer es usarlo.

Los nuevos populares autóctonos se tendrían que convertir en la punta de lanza de la defensa del autogobierno y el estado autonómico. La hoja de ruta de los populares valencianos debería de estar clara: defensa de un nuevo modelo de financiación que acabe con la discriminación secular de este territorio; apuesta por las inversiones en infraestructuras productivas, educativas y sanitarias, en especial atención al turismo y la agricultura; compromiso por la regeneración democrática y por el gobierno abierto y transparente; armonización legislativa y simplificación de nuestro sector público; promoción de todas y cada una de las políticas sociales... 

Un PPCV que cada vez tiene que ser más CV. Superado por la derecha por los del latinajo y recobrando el espacio cedido a Compromís en la defensa de los intereses valencianos. Ocupando la centralidad autonomista y reformista. Todo el territorio valenciano tiene que convertirse en centro de la acción política. La centralidad de un proyecto comunitario, de hacer política en mayúsculas al servicio de toda la sociedad valenciana, consolidando la defensa del autogobierno y la apuesta por el bienestar.

Defensa de nuestra tierra y orgullo por nuestra valencianidad. Con tres directrices claras como tridente de la política institucional valenciana: la apuesta por el Corredor Mediterráneo ferroviario hacia Europa; la reclamación de una nueva financiación autonómica justa, equitativa y reparadora del déficit histórico sufrido; la reivindicación del agua recuperando el Plan Hidrológico Nacional. Y esa apuesta por la identidad valenciana tiene que empezar aceptando, defendiendo y promoviendo nuestro Estatuto de Autonomía, el cual es la piedra angular de nuestro autogobierno. No podemos permitirnos el lujo de estar permanentemente incidiendo en la división y trabajando por el conflicto entre valencianos. No podemos aceptar el rechazo de nuestras señas definitorias como pueblo propio. Amén!

Lluís Bertomeu Torner

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