Hace unos días se produjo en Estrasburgo un hecho de suma importancia, como fue la aprobación por parte del Parlamento Europeo del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y Canadá, más conocido como CETA por sus siglas en inglés.
A mi juicio, los valencianos no somos suficientemente conscientes de la importancia que para nuestra economía tiene la aprobación de este tratado. No sólo por la mejora en la competitividad de nuestra industria que supondrá la eliminación de aranceles, sino porque un eventual incremento en las exportaciones a Canadá, podrá paliar los efectos de las amenazas que desde Asia y Estados Unidos se ciernen sobre los sectores productivos tradicionales.
Pero claro, tratándose de la Comunitat Valenciana, cuyo conseller de Economía afirmó que "el capitalismo mata", el inicial optimismo ante la aprobación del CETA puede acabar en frustración para muchas empresas exportadoras, si desde el Consell no se hace una apuesta clara por la internacionalización.
Es cierto que el president Puig ya ha anunciado que va a encabezar una misión comercial a Canadá para reforzar la presencia de las empresas valencianas y explorar nuevos mercados. Pero más allá de este tipo de viajes queda la duda de cómo se desarrollará desde la Consellería de Economía esta labor de impulso a las exportaciones aprovechando las ventajas competitivas del CETA.
Y la duda es razonable porque, además de lo que opina el conseller Climent sobre el capitalismo, hay una cuestión que debería preocuparnos más, y es que tanto Compromís, que es quien controla la Consellería, como Podemos, que sustenta al Consell, se han manifestado totalmente en contra de la aprobación del CETA y de cualquier otro tratado de libre comercio.
Es decir, no creen en el libre comercio, no creen en las ventajas que supone para nuestras empresas, pequeñas y grandes, la eliminación de aranceles y la apertura de nuevos mercados. Y la pregunta es cómo van a ser capaces de impulsar las exportaciones a Canadá teniendo en cuenta los prejuicios que tiene el equipo económico del President Puig.
En un mundo globalizado, en el que cualquier acontecimiento o decisión política en la otra parte del mundo afecta a las empresas de nuestra Comunidad, es indispensable que desde el Consell se lleve a cabo una política industrial clara que apueste por la competitividad y el crecimiento. El interés general debe prevalecer por encima de los intereses partidistas e ideológicos y sólo así triunfará la libertad sobre el sectarismo. Ya veremos si no es mucho pedir.