Era un día caluroso de julio del 2019 en el castellonense pueblo de Benlloc (la Plana Alta). Después de muchos años siguiéndolos detrás de la pantalla, al fin el Feslloc me permitía desvirtualizar a las personas que había detrás de muchos grupos de música del País Valenciano. Aquel día tuve la oportunidad de conocer, de la mano de la gran Emma Tomàs, el día a día de muchos de los grupos que me habían hecho tomar conciencia de la suerte que tenemos de ser (y de existir) los valencianos.
Recuerdo aquellos días con especial devoción. Sobre todo, recuerdo un momento. El momento en que desvirtualicé a Jose Beteta de La Fúmiga, y me contó la historia del grupo. Y me contó, también, cómo no cobraban ellos para que pudiera cobrar su equipo. Desde aquellos días siempre pienso en la música en valenciano, en la precariedad y en la dificultad de sacar adelante proyectos tan ambiciosos con tan pocos recursos. Pero también pienso en la gran suerte de tenerlos y en cómo de viva está nuestra lengua gracias a ellos. Y en que se merecen este humilde pero sincero homenaje.
Al fin y al cabo, como me recuerda siempre un buen amigo… ¿Qué nos vertebra a los valencianos más que la música, la fiesta y la tradición? No sé si darle demasiado la razón a Estellés con esto de que somos un Pueblo unido, pero lo que sí tengo bien claro es que somos un pueblo muy alegre y combativo. Y que, como decía Octavio Paz sobre los mexicanos, somos un Pueblo ritual, profesional en el arte de la fiesta. Nos encanta aprovechar cualquier pretexto para parar la rutina y celebrar. Y, como cantan los Auxili, nos encanta celebrar a contracorriente.
Del país de las bandas al país de La Gossa Sorda
Los valencianos somos un pueblo de músicos, concretamente la tierra con más músicos por habitante del planeta Tierra. Y este potencial lo hemos desarrollado mucho más allá de las bandas de los pueblos. Primero, vinieron cantautores como Raimon y Ovidi Montllor, que nos enseñaron que se podía cantar en valenciano al amor y a la justicia y a la libertad. Después, grupos como Carraixet nos señalaron que a los valencianos ningún intolerante nos hace bajar la cara. Los Bajoqueta Rock le cantaron a la naranja y la precariedad. Y Pep Botifarra nos enseñó que un Pueblo con memoria nunca muere.
La música en valenciano se reinventó, y de la mano de Obrint Pas descubrimos que un grupo podía sacudir Japón cantando en nuestra lengua al ritmo de una dolçaina. Después, La Gossa Sorda nos enseñó a querernos como valencianos, y que una noche por València puede ser mucho más romántica que cuarenta noches paseando por Central Park. Cantautores como Pau Alabajos, Feliu Ventura, los hermanos Penalba o Andreu Valor nos redescubrieron nuestra música tradicional, la sensibilidad y los versos de Estellés.
Un mural sonoro: pasado, presente y futuro de la música en valenciano
El éxito cada vez mayor de nuestra música se replicaba cada vez más, en un fenómeno sin precedentes. Todavía recuerdo aquella emoción y aquel orgullo de ver a la gente de Madrid cantar en valenciano en un concierto de Aspencat. Por los que ya no están como Orxata Sound System, Atzembla, Els Jóvens, Atupa o los mismos Aspencat. Por quienes revientan las salas en el presente como Zoo, Auxili, los Smoking Souls, Tesa, Jazzwoman, La Fúmiga, El Diluvi o Pupil·les. Y, sobre todo, por quienes prometen muchísimo en el futuro como Malparlat, Vienna, Esther, El Tio la Careta, Cactus o Malifeta, que han llegado para quedarse y son los guardianes del legado de la música en valenciano.
Grupos de una variedad increíble de géneros, pero con una cosa en común: el carácter alegre, reivindicativo y festivo de su música. Muchas melodías y géneros diferentes con un mismo arghé, una misma esencia: desde todos los rincones del país construyen cada día un precioso Mural del País Valenciano. Y así se encargaron de hacernos memoria los amigos de Acció Cultural del País Valencià con su exitoso proyecto magistralmente ilustrado por mi querido Cesc Roca. Un proyecto donde más de 1.100 donantes hicieron posibles 4 discos de homenaje a sus 51 años de historia.
Sencillamente, gracias
Muchas gracias. A todos aquellos que lo habéis intentado. A quienes se han atrevido a cantar en valenciano. A quienes han triunfado y a quienes no se han podido permitir mantener sus proyectos artísticos. A los que lo hacen por amor a su tierra y a los que lo hacen por un hecho tan normal como emplear su lengua con normalidad. A quienes se comen cada día un “en español llegarías a más gente”. A todos los que seguisteis cantando a pesar de no salir en Canal 9 y de la censura del PP.
A quienes responden al odio contra el valenciano de la derecha alicantina con sus canciones. A los idealistas que se atrevieron cuando nadie creía. A quienes siempre están en el bolo de los teloneros. A quienes cooperan. A todas las que nos hacéis soñar e imaginar mundos inimaginables cada día. A quienes dudáis y a quienes sois el futuro, el Pueblo valenciano nunca tendrá suficiente agradecimiento y cariño para vosotros.