Opinión

El Botànic, una moción de censura en 2015

En unos días se debatirá en el Congreso la moción de censura que el PSOE registró a consecuencia de la sentencia del caso Gürtel, en la cual el Partido Popular resultaba condenado. Nada más ser registrada, han empezado las especulaciones sobre cuáles serán los partidos que le apoyarán y en sólo unas horas se ha visto al PSOE evolucionar desde un posicionamiento muy seguro a un comportamiento titubeante ante la posibilidad de que los señalan para “aceptar” los votos de algunas fuerzas políticas.

Lo cierto es que en la moción de censura de Pedro Sánchez España se juega su futuro de las próximas décadas. La actitud en retroceso del Partido Popular, acorralado como estaba por los casos de corrupción y por el auge de Ciudadanos, ha situado España en callejones sin salida en diferentes esferas. Creyente que la ola se pasaría por arriba si se volvían a envolver con la bandera, han tenido que tensar tanto la cuestión territorial y querer acallar las críticas con leyes mordaza que han dejado la justicia española lejos de todos los estándares en las democracias modernas. En ese carrera para mostrar contundencia en la que Ciudadanos siempre ha sido dispuesto a empatar (e incluso superarlos), el PSOE se ha visto perdido al interpretar que esa era también su carrera. Ha sido duro ver ese partido girar la cara en muchas ocasiones cuando algunos todavía pensábamos que eran un actor fundamental para parar la fuga hacia el descrédito internacional.

Se han visto saltos imprevistos y carreras aceleradas que nos han dejado boquiabiertos a algunos, por eso ahora encontramos esperanza en que los movimientos en sentido contrario se puedan haber hecho a una velocidad similar. Si recuperar el diálogo con las fuerzas independentistas catalanas es urgente, la derogación de las leyes que someten la discrepancia tendría que ser inminente. Y por todo esto Pedro Sánchez ya sabe que cuenta con el apoyo de Podemos. Quién creemos en la convivencia de todos los pueblos de la geografía española y quien queremos una sociedad orgullosa por los derechos que se reconocen a su gente, no podíamos estar ni un día más con esta pandilla de corruptos que nos acusaban de antiespañoles si no los dejábamos continuar con sus entuertos.

Curiosamente, en una España tan dada a mirarse al ombligo de su centro geográfico, las oportunidades pasan para mirar al oeste y al este de la Península Ibérica. Al oeste Portugal, un país que partía de una situación incluso peor que la española después de la crisis, está encabezando todos los índices de recuperación con un gobierno integrado por fuerzas de izquierdas y nacionalistas, discrepando de las recomendaciones que les iba tirando Europa y demostrando que el diálogo y el trabajo conjunto son garantía de éxito. Y al este estamos nosotros, el País Valenciano, un territorio que consiguió despegar del partido corrupto en unas elecciones, las de 2015, donde las ciudadanas de Castelló, Valencia y Alicante dijimos bastante y los plantamos una moción de censura para largo.

Nuestra comunidad fue utilizada como banco de pruebas de todas las fórmulas por la corrupción. La construcción de la A-3 fue un gran avance por las comunicaciones entre Valencia y Madrid, pero parece que se convirtió también en un perfecto catalizador por corruptelas de políticos del PP de aquí y de allá que querían tener casa a la Castellana y en la playa, pagadas por nosotros claro está. Ser ese terreno fértil donde crecían emprendidas pantalla y donde atracaban yates a los puertos deportivos, nos dio cierta ventaja a la hora de tomar impulso y echarlos, mientras en otras regiones desde donde nos miraban con condescendencia mantienen gobiernos del PP.

El resultado de las elecciones autonómicas y el equilibrio de fuerzas en las Cortes valencianas que permitió la configuración del Acuerdo del Botánico es el mejor espejo en que se podría mirar Sánchez si quiere componer un gobierno plural que pueda enderezar el rumbo a ninguna parte que había establecido M. Rajoy. Curiosamente un valenciano, José Luis Ábalos, ha sido el primero en mostrar inseguridad ante el “pressing” de Ciudadanos y ha manifestado que la moción de censura es para convocar elecciones rápidamente. Quizás esta oportunidad del PSOE de recuperar su autoestima y volver al centro de la vida política española no sea aprovechada por falta de valentía. Si tiene que ser así, mejor sí, que convocan elecciones rápidamente que ya venimos otros con más coraje y menos lastres.