La vara de medir los presuntos casos de corrupción es muy distinta según del partido al que corresponda el político de turno. Lo vemos diariamente. Mientras eran algunos alcaldes o políticos del PP la más mínima sospecha o indicio a raíz de una denuncia de la oposición era motivo para dimitir del cargo inmediatamente. Se actuaba con prontitud y celeridad aunque al final, en muchos casos, la Justicia haya declarado su inocencia (el exalcalde de Enguera, por ejemplo, siete años después tras haber dimitido en su momento). Pero claro, ahora parece que al Presidente del Consell y secretario general del PSPV, Ximo Puig, y a la vicepresidenta del Consell y cabeza de Compromís, Mónica Oltra, se les ha caducado el carné de moralidad e intentan blanquear a investigados en localidades tan importantes como Ontinyent, Paterna o la Font de la Figuera. No son sólo cuatro contratos o cuestiones meramente administrativas como quieren hacer ver. Se trata de un modus operandi que estamos viendo que se repite en distintos ayuntamientos gobernados por PSOE y Compromís. Ha sido llegar al gobierno y aplicar una doble vara de medir escandalosa que deteriora la confianza de los ciudadanos en la clase política. Estamos contemplando un incesante goteo de casos, de irregularidades, que están afectando a municipios tan relevantes como Ontinyent, Paterna y la Font de la Figuera y que tienen un único y máximo responsable, por acción u omisión, que es Ximo Puig. Mientras la justicia investiga hechos presuntamente delictivos en Divalterra bajo la presidencia de Jorge Rodríguez, prácticas algo más que turbias por parte del gobierno de Sagredo en Paterna o, la compra de terrenos por parte del Ayuntamiento de la Font de la Figuera al suegro del primer teniente de alcalde, del PSOE, Ximo Puig sigue mirando hacia otro lado y dando cobertura a imputados en sus listas electorales. Son tres casos concretos.
Se trata de personas a las que, incluso, están proclamando como candidatos y a las que organiza fiestas para ensalzar su figura con la única intención de blanquear esos presuntos hechos irregulares.
Hace unos días Puig reflexionaba acerca de lo que su partido había hecho mal en un intento de explicar la debacle socialista en Andalucía, pues ahí lo tiene: tratar de engañar a los ciudadanos e intentar tapar los casos de corrupción que afectan a su formación, además de una nefasta gestión. Tres elementos comunes a los gobiernos de Susana Díaz y Ximo Puig. Cuando Puig habla de la hipoteca reputacional debería pensar en si hacer candidato a una persona investigada por hechos tan graves como los que la justicia imputa a Jorge Rodríguez por el simple hecho de un cálculo electoral partidista contribuye o no al desprestigio de la clase política y de la imagen de la Comunitat. Todo lo que han proclamado con la corrupción no se lo aplican. Mientras el PPCV ha tomado medidas de regeneración para evitar que se vuelvan a repetir situaciones del pasado, otros hacen creer que, por afectarles a ellos, no pasa nada, cayendo incluso en el victimismo. Aquellos que venían a rescatar personas sólo se rescatan a sí mismos y a los suyos.
Jorge Bellver Casaña Grupo Parlamentario PopularCorts Valencianes