En una democracia participativa, se considera que cualquier expresión de la ciudadanía organizada es un bien social, ya que es un agente fundamental en la construcción colectiva de ciudad.
Sin embargo, desde la Administración no se promueve una de sus expresiones, el asociacionismo, ya que resultan insuficientes los cauces y recursos que existen en la actualidad a los fines de crear tejido asociativo en la ciudad.
Es necesaria entonces, una nueva cultura de la relación entre lo público y lo comunitario. Las administraciones públicas deben desarrollar las medidas pertinentes para que las iniciativas sociales puedan consolidarse y extenderse.
Una nueva cultura de la intervención pública debería, bajo los principios de consenso y negociación, encaminarse a permitir y motivar la autogestión de proyectos, poniendo los recursos necesarios para que las asociaciones puedan asumir cada vez mayor número de responsabilidades, velando, por otro lado, por su transparencia y naturaleza pública.
La responsabilidad de los poderes públicos en este proceso implica una enorme diversificación de pautas, encaminadas a la consolidación y articulación de una ciudadanía organizada. Por un lado, es necesario incorporar la figura del técnico/a mediador/a, mejorando y fortaleciendo la formación de los técnicos de las instituciones públicas de cara a relacionarse, simplificar y agilizar los trámites administrativos. Por otro, las organizaciones sociales precisan de un tratamiento fiscal preferente y de una mejor adaptación del marco legal. Más particularmente, desde una decidida política de la promoción asociativa, se debe considerar la asignación de recursos para la formación asociativa, la dotación de infraestructuras y equipamiento a las asociaciones y la oferta de apoyo técnico a los proyectos y los procesos de coordinación entre organizaciones sociales.
Pero ¿cómo puede impulsarse esa participación desde los Ayuntamientos?
Por ejemplo:
-Mediante el acceso de las entidades ciudadanas a los espacios municipales facilitándose un espacio en el que las entidades ciudadanas puedan desarrollar sus actividades.
-Creando un servicio de asesoramiento y formación a entidades ciudadanas y a las personas interesadas en constituirse en asociaciones, ofreciendo orientación integral, en el que se integren numerosas acciones formativas.
- Modificando el sistema de subvenciones y convenios para asociaciones, ya que el existente, no solo es precario, sino que además resulta extemporáneo a fin de lograr que una asociación pueda funcionar.
- Promocionando desde los ayuntamientos las actividades que realicen las asociaciones
-Promoviendo la creación de foros locales abriendo una vía de participación directa para que sus propuestas sean aprobadas por las juntas municipales de los distritos y en el que los concejales y concejalas rindan cuentas.
Es necesario entonces empoderar a las entidades, con la ayuda de la administración local, para que sigan haciendo una tarea de transformación comunitaria y mejora del bienestar social, de lo contrario no será posible la existencia de tejido social.
Claudia LópezConsejera Ciudadana Municipal Podem València