La gota fría es un fenómeno que, a lo largo de los años, ha provocado numerosos daños en el medio ambiente. En el caso de la Comunitat Valenciana, la DANA que hace una semana asoló la provincia de València ha supuesto una destrucción masiva de los ecosistemas valencianos. Con el objetivo de conocer cuáles han sido las consecuencias medioambientales reales, València Extra cuenta con el testimonio de Daniel Jato, Investigador Sénior y Profesor del Máster Universitario en Ingeniería y Gestión Ambiental de la Universidad Internacional de Valencia - VIU.
¿Cómo afectará a largo plazo la DANA al ecosistema y medio ambiente de la Comunidad Valenciana?
El riesgo de infección que existe ahora y a corto plazo en el agua y barro puede derivar a largo plazo en trastornos respiratorios debido al polvo en suspensión resultante del secado del lodo. También pueden proliferar hongos por la humedad de zonas estancadas. La saturación del suelo puede afectar los nutrientes esenciales del mismo, mermando su utilidad como tierra agrícola.
¿Qué impacto tiene en sectores como la agricultura y el turismo?
El exceso de lluvia puede desplazar el oxígeno del suelo por agua e impedir que las plantas respiren, causando lo que se conoce como asfixia radicular. Es pronto para cuantificar las pérdidas agrícolas, pero probablemente los daños se concentren especialmente en los cítricos, dado que la DANA ha llegado en un momento crítico para la cosecha.
En cuanto al turismo, aparte de los daños a los propios establecimientos, especialmente en las zonas periurbanas de Valencia, la capital y provincias vecinas como Castellón han sufrido muchas cancelaciones o modificaciones de última hora que ha reducido sustancialmente la ocupación prevista en una de las semanas más esperadas por el sector de aquí a final de año.
¿Cómo se puede evitar que este tipo de fenómenos ambientales devastadores sean cada vez más frecuentes?
Implementando medidas efectivas para reducir el cambio climático y así frenar potenciadores de la gota fría como la elevada temperatura del mar. También, resultaría útil fomentar el desarrollo de campañas participativas para mejorar la educación y concienciación sobre la gestión de inundaciones.
¿Qué medidas preventivas se están tomando actualmente en Valencia para mitigar los efectos de la gota fría?
La Comunidad Valenciana tiene un plan específico relacionado con la prevención de inundaciones (PATRICOVA), donde se puede encontrar cartografía de zonas inundables e informes con las medidas que se han ido adoptando en este ámbito (encauzamientos, obras de drenaje, etc.). Además, es una región que, a través del plan PATIVEL, viene apostando por la infraestructura verde, que contribuye a gestionar el agua de lluvia.
¿Qué papel juegan la ciudadanía y la educación en la prevención y gestión de desastres como la gota fría?
Un papel primordial. Las medidas no estructurales participativas deberían ser la prioridad junto a los sistemas de alerta temprana. Ya no sólo a nivel educativo, sino también en el sentido de proporcionar espacios donde se pueda escuchar a la ciudadanía y su perspectiva sobre las inundaciones, dado que al final son los mejores conocedores de la zona y su respuesta hidrológica. Lo siguiente sería que las administraciones tomasen en cuenta esas perspectivas de forma explícita en la elaboración de estrategias de prevención y mitigación de inundaciones.
¿Existen innovaciones recientes en la gestión de inundaciones que se estén implementando o se planee implementar en Valencia?
En Alemania, que también sufrió inundaciones devastadoras en 2021, se han hecho labores de restauración de llanuras aluviales para recuperar las funciones naturales de los ríos, que se han ido perdiendo por las intervenciones humanas. A nivel más urbano, la renaturalización estratégica de espacios mediante soluciones basadas en la naturaleza puede ayudar a gestionar mejor el agua de lluvia en origen (donde cae) y reducir su acumulación en zonas bajas. Este tipo de soluciones se pueden encontrar en Valencia y otros puntos de España, aunque de forma más bien aislada y careciendo de la continuidad necesaria para proporcionar una gestión integral del agua.
¿Qué importancia tiene la colaboración entre instituciones locales, nacionales e internacionales para abordar el impacto de la gota fría?
Es muy relevante, dado que la gota fría es un fenómeno que afecta a regiones muy dispares a lo largo del globo y sujetas a regímenes climáticos diferentes. Regiones de Sudáfrica, Australia o Sudamérica llevan sufriendo estos fenómenos durante décadas, por lo que compartir experiencias, estrategias y soluciones puede ser muy enriquecedor.
¿Qué consejos daría a la ciudadanía para protegerse y prepararse ante una gota fría?
En vista de los problemas de comunicación y advertencia que pueden existir, recomendaría no esperar a ser avisados sino tomar el hábito de consultar las fuentes originales directamente. Aparte de los avisos meteorológicos de AEMET, está el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de las diferentes confederaciones hidrográficas, donde se pueden consultar los niveles y caudales de los ríos a tiempo real. También sugeriría generar “comunidad” a nivel de autogestión ante estos eventos, disponiendo puntos de encuentro seguros en caso de inundaciones y protocolos de actuación a nivel más local.