'Jardín Autómata', una exposición de esculturas inflables

Guardar

La artista alicantina Olga Diego recrea el 'Jardín de las Delicias de El Bosco' en el Centre del Carme Cultura Contemporánea de València. La exposición 'Jardín Autómata' es una gigantesca instalación formada por un centenar de esculturas inflable-electrónicas que sumerge al visitante "en un paraíso de libertad creativa y sexual donde el pecado de la carne del que advertía El Bosco es sustituido ahora por el plástico, en una crítica al capitalismo y a la sociedad de consumo".

La exposición, que ocupa la Sala Dormitori, del Centre del Carme, está disponible hasta octubre de este año. La obra de esta creadora introduce al espectador en una nueva vision del arte donde las obras cobran vida e incluso respiran. Olga Diego, trabaja a caballo entre la performance y la instalación escultórica.

Algunos de los visitantes han comentado que se trata de un microuniverso," por la capacidad e unir la iluminación con el efecto que provoca el aire en las formas y la imaginación de las criaturas" comenta José Tore. Para Isabel Grenier, vecina de València, 'El Jardin Autómata' ha sido una sorpresa y además para "los niños", porque les puede resultar más fácil comprender "el arte contemporáneo". Nacho Floristan, de visita en la ciudad, ha destacado que "es muy diferente" porque en esta exposición "puedes meterte dentro de las esculturas y merece la pena".

'Jardín Autómata' consiste en una instalación de gran formato integrada por un centenar de esculturas inflable-electrónicas inspiradas en los hermosos, extravagantes y sugerentes personajes de El Bosco. El punto focal que provoca la idea, es la 'Cabalgata del deseo' pintada en el panel central del tríptico. En ella, seres humanos desnudos disfrutan, junto con animales de todas las especies, de un mundo de placer sin límites. Estos elementos son los que también aparecen en 'Jardín Autómata', una "orgía visual y creativa".

Así, diferentes humanoides, cuadrúpedos y personajes híbridos son suspendidos en el espacio de la sala en una composición aérea y en continuo movimiento, mientras otros inflables se encuentran posados en el suelo recreando escenas más terrenales y libidinosas. En esos cuerpos traslúcidos, sus motores, como corazones eléctricos, insuflan aire en su interior, marcando con sus ritmos una indescifrable sinfonía eléctrica. Luces led terminan de conformar los cuerpos y una lluvia de cables y circuitos electrónicos se descuelgan desde las figuras hasta posarse en el suelo de la sala.

LABERINTO DE CABLES

En la obra de Olga Diego es muy importante la electrónica: un laberinto de cables conectados a un complejo hardware son los que dan vida a estos personajes.

Los personajes son humanoides de todos los géneros, cuadrúpedos sencillos y mestizos, seres híbridos, mujeres de grandes pechos-antena, animales cabeza-globo, la jirafa mutante, chico pájaro con alas-tortilla, huevos y peces con piernas, hermafroditas que vuelan, frutos con tentáculos, perros de dos cabezas, pájaros extraños de alas adaptadas y un largo etcétera.

Destacados