Nuevas fugas en la central de Cofrentes encienden el debate sobre la energía nuclear

La central acumula huit incidents en tan sols deu mesos, l'últim va succeir el 6 de gener

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Producción eléctrica de las centrales nucleares en España | València Extra

Son ya icónicas, inconfundibles. Las dos monumentales torres de refrigeración de la central nuclear de Cofrentes se erigen de entre los abetos como símbolo de una Comunitat hegemónica en energía nuclear. Y es que esta central en concreto es la de mayor potencia eléctrica de toda España. Con la energía que produce, se puede abastecer por completo el consumo doméstico de las familias valencianas. Pero el pasado sábado 6 de enero, una fuga obligó a paralizar la central, y esto ha reavivado el debate acerca de la sostenibilidad y la seguridad de las centrales nucleares. En concreto, de esta, que acumula ya ocho incidencias en apenas diez meses.

"Estaban flojas las tuercas", según fuentes de la central, lo que provocó que las barras de control fallaran y esto derivó en una fuga. A pesar de ser un incidente, la central, propiedad de Iberdrola, lo comunicó al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) como una "parada programada" haciendo uso de una pequeña artimaña. Y es que, si la parada la anuncias dos días antes de llevarla a cabo, deja de ser "incidente", y así se evitan las posibles consecuencias. Una semana de parón para realizar los trabajos pertinentes y este mismo fin de semana se ha vuelto a reabrir.

En marzo de 2021, dentro de tres años, la empresa titular de la explotación de las instalaciones nucleares, Iberdrola, se enfrentará a un proceso de prórroga de la licencia. Puede solicitarla, pero estos problemillas podrían poner en tela de juicio su gestión y ser un obstáculo de magnitud en la renovación. Quizá por eso el afán de calificarlo como "parada programada" y no como lo que es: un incidente leve.

Los incidentes en la central de Cofrentes

La central nuclear de Cofrentes por la noche

El susto podría considerarse anécdota de no ser por las reiteradas alertas que esta planta lleva a sus espaldas. Casi anualmente, Cofrentes notifica varios sucesos en las instalaciones, pero también cabe destacar que todos ellos son de muy leve importancia. La peligrosidad de estas experiencias se calcula mediante la escala internacional INES, siendo '0' un suceso sin importancia y '7' un accidente grave (como el de Chernóbil). Pues bien, la gran mayoría se clasifican en el nivel '0', y solo muy esporádicamente han sido calificados de nivel '1'.

Sin ir más lejos, esta última avería ha sucedido tan solo un mes después de que se pusiera en marcha de nuevo. Y es que el 23 de septiembre necesitaba recargar combustible, pero durante el parón se produjo una nueva incidencia de gravedad '1' que la mantuvo, en total, 75 días completamente sin funcionamiento. La causa, de nuevo: "piezas sueltas".

En definitiva, estos reiterados hechos han provocado que la asociación Tanquem Cofrents y partidos políticos como Izquierda Unida o Compromís tengan la mosca detrás de la oreja. O mejor, dicho, con un zumbido más intenso.

El debate sobre la energía nuclear

Tras el incidente del pasado 6 de enero, la portavoz de Izquierda Unida en el Parlamento Europeo, Marina Albiol, denunció que la intención de Iberdrola y del Gobierno de España es "preparar el camino para que la planta siga funcionando más allá de 2024" a pesar de los ocho incidentes "en los últimos diez meses" y a pesar de varios incumplimientos del tratado europeo Euratom.

La plataforma Tanquem Cofrents, por su parte, carga contra lo que consideran una "falta de mínima cultura de seguridad" por parte de los gestores y advierte que "las instalaciones están envejecidas y deterioradas", por lo que "pretender alargar su funcionamiento es una irresponsabilidad". De esta forma piden el cierre inmediato de la central.

Pero pongamos datos objetivos sobre la mesa. Según los expertos, la vida útil de una central nuclear al uso, como lo es la de Cofrentes, es de 40 años. Esta se inauguró en 1984, por lo que el envejecimiento es real, con 34 años de antigüedad. Así que el debate empieza a tener fundamentos consistentes, y en los próximos años será necesario hacer frente a este reto. O sustituir este tipo de centrales por fuentes de energía renovables, o construir más centrales, o seguir arriesgándose y esperar a padecer males peores.

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