La resiliencia de las comisiones falleras contra el Coronavirus

Tan sols s'han donat de baixa en el cens de fallers 4.000 abonats, una xifra molt baixa tenint en compte la incidència del Coronavirus en l'economia de les famílies

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Las Fallas de València siempre son un misterio. Tanto para los que están dentro de una comisión, como los que no forman parte del mundo fallero, siempre hay cosas que engloban a los falleros difíciles de explicar. De hecho, en muchas ocasiones, a las Fallas se les podría calificar de "supervivientes". Se plantaron justo cuando acabó la Guerra Civil, en una València desnutrida, sin trabajo y atemorizada, pero con ilusión por sus fiestas. Ocurrió La Riada a pocos meses de llegar el mes de marzo, y los monumentos vieron la luz igual. Este año, de nuevo, dan una lección de ‘germanor’ y continúan activas, llenas de gente que lucha por volver a ver, de nuevo, a su comisión y a sus ‘ninots’ plantados.

Pero, ¿cómo ha afectado la pandemia provocada por la expansión del Coronavirus a las comisiones? Sorprendentemente, mucho menos de lo que valdría esperar. Las diferentes asociaciones culturales como por ejemplo la Asociación Andaluza, las asociaciones de música, o juveniles, han denunciado golpe que han sufrido en cuanto a número de abonados tras la pandemia. De hecho, muchas están a punto de desaparecer. Sorprendentemente, ese no es el reflejo de las comisiones falleras. Mari Gracia Fernández, fallera de la Falla Norman Betune (anteriormente conocida como Falla Grupo Antonio Rueda) que lleva más de 50 años en la comisión y que ha recibido el Bunyol d’or amb fulles de llorer i brillants es una de las que ha decidido continuar en su falla, pese a la pandemia del Coronavirus, al igual que su marido, Pepe Hidalgo, sus dos hijas y novios: "seguimos apuntados a la comisión porque somos falleros por vocación, somos valencianos y amamos las Fallas. Para nosotros, las fallas no son solo fiestas, si no que es un sentimiento muy dentro que llevamos los valencianos".

"Este año hemos echado mucho de menos a los falleros de la comisión, a la convivencia con ellos, las cenas, las juntas… Pero sobre todo, la ofrenda", dice Fernández.

Según los datos publicados por la Junta Central Fallera en marzo de 2019 había 102.978 falleros censados, sin embargo, en la primavera de 2020 la cifra bajó a 99.021 falleros. Esto supone un total de 3.957 falleros menos, que en términos porcentuales se traduce en un 4% menos de un año a otro. Un año de ‘no-fallas’ cuyos parámetros están muy por debajo de otros parámetros de la crisis, como el porcentaje de empleos destruidos o de empresas cerradas.

fallas-2020Además, el número de infantiles y adultos de esta cifra de bajas se mantienen a la par, 2.000 adultos y 2.000 infantiles menos en los censos. ¿Cómo se ha podido mantener el ejército fallero? Un aspecto fundamental es lo rápido que han reaccionado muchas comisiones a la hora de ofrecer rebajas en las cuotas. En la Falla Norman Betune , del sector Olivereta acordaron una reforma desde mayo hasta septiembre para hacer más cómodo el pago a las familias que estuvieran en ERTE. Además, los que pagasen el año en una sola cuota, tendrían una bonificación extra. El hecho de que el Ayuntamiento, nada más decretarse el estado de alarma, anunciara una subvención suplementaria del 37,5 % del monumento de 2020 facilitó a las comisiones una liquidez que, unida a la falta de gastos de la Semana Fallera, propició que el ejercicio se finiquitara de una forma anómala pero eficaz.

Desafortunadamente han habido excepciones, como es el caso de Especial, Primera A o aquellas comisiones que apuestan por verbenas importantes cuya barra es esencial para el ejercicio. Pero, en líneas generales, la tesorería, en abril de 2020, era más que sana en gran parte de las comisiones. Prueba de ello han sido esas condonaciones o incluso «fondos sociales» para evitar a familias con problemas que se dieran de baja. "Este año hemos echado mucho de menos a los falleros de la comisión, a la convivencia con ellos, las cenas, las juntas… Pero sobre todo, la ofrenda", dice Fernández.

Aunque los falleros siempre miran adelante, como cuando queman el monumento el 19 de marzo y en vez de sentir lástima, ya están pensando en la construcción de la del año que viene; la cancelación de las Fallas 2020 nunca se les olvidará: "lo vivimos con mucha pena y una gran tristeza porque nuestra familia está muy vinculada a la falla, somos falleros que colaboran en la entidad y acudimos a las Juntas de cada mes. La cancelación de las fallas fue un duro golpe para todos. Si se hubieran celebrado, habría sido todo un éxito, sin embargo, tuvimos que ver cómo los representantes se quedaban sin la semana fallera con la que tanto habían soñado", cuenta con voz entrecortada Fernández.

Esta tenacidad del mundo fallero con el compromiso de su comisión ha sido respaldada a lo largo de la historia. La prueba más reciente fue en 2008, cuya crisis económica incidió en un descenso natural en el número de falleros, pero nunca bajo el concepto de "desplome". En cuanto a cómo se celebrarán las Fallas 2021, para las que siguen apuntados pese a la incertidumbre, Gracia lo tiene claro: "aunque no sabemos cómo se celebrarán porque la incertidumbre es muy evidente, nos gustaría pensar que se celebrarán de alguna forma, aunque no sea como tradicionalmente se ha hecho hasta ahora".

Mari, que es como la conocen en la falla, dice entusiasta que "estamos deseando poder volver, cuando se pueda, y hacer una gran cena con toda la comisión para ver que estamos todos bien y que todo ya ha pasado", tal y como decía el monumento no-plantado de la falla grande del Ayuntamiento titulado ‘açó passarà’.

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