La Crida 2025, el acto que marca el inicio oficial de las Fallas en Valencia, se celebrará el próximo domingo 23 de febrero en las emblemáticas Torres de Serranos. Este año, el evento llega con importantes restricciones que modificarán la experiencia de los asistentes, después de que ya el año pasado se llevaran a cabo grandes modificaciones en el primero de estos actos en manos del nuevo ejecutivo de PP y Vox.
El objetivo principal, era poner fin a "los comportamientos incívicos" que se estaban produciendo en las inmediaciones durante los últimos años, en los cuales este acto había ganado una enorme popularidad atrayendo a vecinos y vecinas por la ambientación previa al encuentro.
Sin DJ: un cambio drástico en la ambientación musical
Uno de los cambios más notables en la Crida 2025 es la supresión de los DJ, habituales en ediciones anteriores. En su lugar, el Ayuntamiento de Valencia y la Junta Central Fallera han apostado por un espectáculo de carácter tradicional y cultural con música en vivo, danza, acrobacias aéreas y una potente puesta en escena con artistas valencianos de renombre.
El espectáculo, titulado 'Despertant els nostres cors', contará con la participación de Lorena Calero y Gonzalo Manglano, que interpretarán "El Fallero" del maestro Serrano junto a la Escolanía de la Virgen de los Desamparados. Además, la actriz de doblaje Pilar Martínez dará voz a las Torres de Serranos, humanizando este histórico monumento.
Alcohol prohibido
Otra de las medidas que ha generado controversia es el endurecimiento del control del consumo de alcohol en los accesos a las Torres de Serranos. La Policía Local establecerá puntos de control para impedir que los asistentes entren con bebidas alcohólicas. Esta medida, introducida por primera vez en 2024, fue muy criticada el año pasado debido a las largas colas que se generaron en los accesos, con muchos asistentes llegando al evento con el tiempo justo.
Sin embargo, la restricción es contradictoria, ya que no se podrá acceder con alcohol desde el exterior, pero sí se podrá comprar en los bares de la zona una vez superados los controles. Esta situación ha generado críticas entre los asistentes, que consideran que se trata de una medida poco efectiva si el objetivo es reducir el consumo de alcohol en el evento.
Controles policiales en todos los accesos
Los principales accesos a las Torres de Serranos estarán vigilados por la Policía Local de Valencia, que se encargará de garantizar que el evento se desarrolle de manera cívica y sin incidentes. Estos controles tienen el objetivo de que la Crida sea un acto inclusivo y familiar, asegurando un ambiente adecuado para todas las edades, desde los más pequeños hasta las personas mayores que acuden para dar la bienvenida a las Fallas.
Desde el Ayuntamiento han explicado que estas medidas buscan mejorar la experiencia de los asistentes y evitar episodios de incivismo que han ocurrido en años anteriores. No obstante, parte del público considera que las restricciones podrían afectar la esencia festiva del evento.
Un espectáculo con ADN valenciano
A pesar de las restricciones, la Crida 2025 promete ser un espectáculo inolvidable. En esta edición, la Junta Central Fallera ha apostado por un formato que resalte la cultura y tradiciones valencianas con una puesta en escena renovada. Entre los aspectos más destacados está la eliminación de las proyecciones digitales en favor de actuaciones en vivo, incluyendo:
- Danza tradicional y folclore valenciano a cargo del grupo Les Folies de Carcaixent.
- Coreografías aéreas del Sylphes Aerial Ballet, que sobrevolará al público con un desafío artístico espectacular.
- Música en directo con arreglos especiales de Kike Soriano, quien reinterpretará el himno de las Fallas con un toque moderno.
- La Banda Sinfónica Municipal amenizando los minutos previos con pasodobles falleros.
El reto de combinar seguridad y tradición
La Crida es uno de los eventos más esperados por los valencianos y marca el inicio de la fiesta fallera. Sin embargo, las restricciones implementadas este año generan un debate sobre la seguridad y la esencia festiva del evento. Mientras que para algunos se trata de una necesaria medida para garantizar el civismo y la inclusividad, otros consideran que estas decisiones pueden restarle espontaneidad y diversión a la celebración.