Enric Vicent Sòria: "Vamos hacia un público desasistido e ignorante"

Enric Sòria atribueix la falta d’interès per la poesia a les retallades i la poca sensibilitat

Guardar

Enric Vicent Sòria, (Oliva, 1958) poeta, es licenciado en Historia y se dedicó de muy joven a la revista El Tiempo. Más tarde comenzó a trabajar como corrector lingüístico en la Diputación de Valencia. En el año 1997 se trasladó a Barcelona y trabajó como coordinador de la sección de opinión de L’Avui. Actualmente es profesor de periodismo en la Facultad de Comunicación Blanquerna. Ha trabajado tanto para ediciones de prensa en la Comunitat Valenciana como en Cataluña. ¿Cómo comenzó con literatura?Creo que quise ser escritor desde muy pronto, porque me gustaba mucho leer y deseaba emular a los autores de los libros que más me habían impresionado. Empecé escribiendo poemas y algunos relatos cortos hacia los 18 años. Antes ya había escrito algunos versos, pero muy torpes. En un principio, creo que me decanté por la poesía, en parte porque era aparentemente más sencilla y también, sobre todo, porque se impuso: era lo que surgía. Nunca he tenido imaginación narrativa, y la posible capacidad expresiva que tuviera se fue por otro lado.¿Escribir sobre lo público o privado?No es una disyuntiva. Se puede hacer las dos cosas. Los asuntos que se suelen denominar privados pueden ser el motivo de un poema o de una anotación de diario -un diario siempre tiene algo de confesión-. En cambio, los artículos en la prensa los asuntos, por regla general, han de ser públicos.

«Clásicos como Horacio, Quevedo o Jorge Luis Borge influenciaron en mí»

¿Qué escritor considera que ha influido en sus obras?Muchos. Sería un no acabar. Si hablamos de poesía, habría que citar a los clásicos, en especial a Horacio, a algunos poetas orientales -chinos, como Li Bo, o los maestros japoneses del hai ku-, al persa Khayyam; Shakespeare, por supuesto; Ausias March, Quevedo, y me dejo un montón; en narrativa me han impresionado mucho Tolstoi, Thomas Mann, Kafka, Joseph Roth, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, etc. Y entre los prosistas, ensayistas y memorialistas, quizá sobre todo Montaigne, Josep Pla y Joan Fuster.¿Con cuál de sus obras escritas se quedaría?Es difícil de decir. Quizá con los diarios, Mentre parlem y La lentitud del mar. Pero también con los poemas, excepto los del primer libro, que eran demasiado de principiante.Poesía y narrativa, mundos distintos ¿qué conexión tienen en su vida estos dos géneros literarios?La poesía siempre me ha atraído. La leo con asiduidad y, al menos a veces, creo que es la forma literaria que puede comunicar con más fuerza y profundidad. La que, por decirlo así, puede hacer resonar las cuerdas graves del alma del lector. En cuanto a la narrativa, en realidad nunca la he escrito, a parte de alguna tentativa incipiente de jovencito. Cuando una novela es capaz de convocar un mundo significativo, es un arte fascinante, pero yo no tengo el don.¿Cuál es su proceso a la hora de ponerse a escribir?Soy muy poco disciplinado y nada metódico. Cuando se trata de un artículo, antes de empezar tengo el tema pensado, procuro tenerlo estructurado mentalmente y seguir un orden. Después, la escritura misma te lleva un poco por donde quiere, hasta la conclusión.La poesía es diferente. En primer lugar, la idea viene cuando quiere. Yo no la persigo. Cuando surge el motivo, ya sólo se trata de trabajar. Qué quiere decir el poema, cómo llegar a decirlo mejor, sin escapatorias ni ornamentos postizos. A veces viene bien leer un poco a los mejores. Pero otras, lo tienes todo ya en la cabeza. Lo que siempre ocurre es que el período de revisión y reescritura es el más laborioso, el decisivo.Ha conseguido varios premios de literatura procedentes tanto de la Comunitat Valenciana como de Cataluña, ¿se podría decir que todo esfuerzo tiene su recompensa?Bueno, no sé si todo esfuerzo. Yo he tenido bastante suerte, pero es probable que muchos buenos escritores no hayan tenido tanta. Los premios y las recompensas no son una ciencia exacta. Antes, desde el punto de vista del escritor, los premios eran importantes porque permitían que los escritores primerizos pudieran darse a conocer. Ahora las cosas se han puesto más difíciles. En ciertos géneros -por ejemplo en poesía- ganar un premio es casi la única manera de publicar que hay, al menos en catalán. O eso o editar en alguna colección pequeña, con escasa o nula distribución. No tiene demasiado sentido.Siguiendo con los galardones, ¿Piensa que las obras por las que fue premiado fueron las mejores que escribió?No lo sé. Me he presentado a premios cuando lo veía necesario para publicar el libro, y no lo he hecho cuando no hacía falta. La posible calidad del libro no tiene nada que ver con eso.¿Cómo considera el papel que le atañe a la cultura?Depende de lo que entendamos por cultura. Si entendemos la idea de cultura a la manera clásica, la alta cultura -las artes, la filosofía y las ciencias-, es muy importante, porque es lo que nos hace humanos. Representa lo mejor de nosotros.¿Qué opina sobre la polémica con el 21% de IVA en la cultura?Creo que el IVA no se habría de aplicar a la creación ni a la comunicación artística -libros, teatro, música, cine, etc.-. Al menos no aquí ni ahora. En España la denominada industria cultural es raquítica. La gente lee poco, va poco al teatro…La oferta es pobre y poco atrevida porque la demanda es escasa. La aplicación del IVA lo encarece todo, y ante la subida del precio la demanda se retrae aún más. Así vamos hacia una oferta cultural de pena y hacia un público desasistido e ignorante.La poesía está relegada culturalmente de los planes de estudio por colegios, institutos y universidades, ¿Qué opina sobre esta posición en los centros educativos?De verdad, no sé qué se podría hacer. En realidad, todo lo que no es voluntario, sirve de poco. Si a un estudiante no le interesa la poesía, o la literatura, forzarlo sería contraproducente. Pero hay actividades y experiencias que pueden ser estimulantes y se han de intentar. A mí, algunos profesores que se notaba que les apasionaba la literatura, y que sabían transmitir su pasión, me influyeron.Por otra parte, yo he ido algunas veces a leer y a charlar de poesía a institutos, y siempre ha sido una experiencia refrescante. Creo que ese tipo de cosas se habrían de hacer más. Pero los recortes en educación, la falta de dinero y de estímulo, la sensación de rutina y de falta de ideas pesan mucho.
Destacados