Amparo Sánchez: “Donde más realizada me siento es en el cine de época”

La perruquera de Port de Sagunt ha rebut l’últim Goya a la Millor Perruqueria i Maquillatge per El hombre que mató a Don Quijote

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Todavía no se lo cree, pero tiene claro que todo el esfuerzo tiene su recompensa. El pasado sábado, Amparo Sánchez cumplió uno de sus sueños desde que comenzó en el mundo del cine haciendo lo que más le gusta: la peluquería de época. Junto con Pablo Perona y Sylvie Imbert, recibió el Premio a la Mejor Peluquería y Maquillaje por El hombre que mató a Don Quijote (Terry Gilliam) y hoy disfruta de la estatuilla con nuevos proyectos en mente y su peluquería de siempre en Puerto de Sagunto.

¿Qué significa para ti tu profesión?

Para mí mi profesión es una de las cosas más importantes en mi vida, aparte de mi familia. Lo que siento es amor por ella, soy muy feliz haciendo mi trabajo

¿Cómo te metiste en el mundo de la peluquería?

Yo desde bien pequeña quería ser peluquera. Mi padre no quería al principio, pero luego sí que me dejó porque tenía muy claro que quería dedicarme a ello, así que primero estudié Estética y Maquillaje y después Peluquería. Cada vez tenía más ganas de aprender y poco a poco fui mejorando y llegué a lo que más me recreaba y más me sentía realizada: en el cine y principalmente en el de época.

Siento amor por la peluquería

¿Y en el mundo de la peluquería de cine y series?

Primero empecé con la publicidad y la ópera y como no había grandes presupuestos tenía que hacerme mis propios postizos. Además, tenía mucha práctica con los moños de fallera y ahí ya hacía mis pinitos. Luego poco a poco fueron viniendo las ofertas de empresas cinematográficas y así fui empezando en el mundo del cine, aunque siempre he tenido mi propia peluquería y lo he ido combinando. Al principio no cogía mucho y cogía un proyecto o dos al año, pero desde hace cinco me he volcado más en el cine.

¿Cuál es la película en la que más has disfrutado?

La película en la que más he disfrutado ha sido en El hombre que mató a Don Quijote, pero todas tienen su disfrute. La que añoro con mucho cariño también es la de Astérix y los Juegos Olímpicos, donde hicimos 4.500 personajes durante los 6 meses de rodaje en Alicante. Pero cuando cerró la Ciudad de la Luz cambió la cosa.

¿Qué crees que aporta la peluquería y la estética a una producción audiovisual?

La peluquería y el maquillaje muchas veces no se luce tanto si no hay sangre, por ejemplo, algo en lo que yo he trabajado. Donde más disfruto es en la peluquería de época porque en la actual se basa en peinar al actor y retocar y me aburre más. A mí lo que más me gusta son las películas grandes y de época porque tienes que pensar y planificar los peinados y el tiempo es clave porque se hace mucho en poco tiempo. Entonces, si quieres lucirte, tienes que llevar un trabajo muy marcado y bien esquematizado para ir directa al trabajo en muy poco tiempo. Por eso en la época se trabaja mucho, porque siempre hay mucha figuración y hay que hacerlo perfecto. Además, hay menos gente que se dedica a esto en España.

¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?

Lo que más me gusta es hacer recogidos, es lo mío. También la posticería porque es ahí donde me recreo, combino, hago estructuras… te permite mucha más creatividad. Además, me gusta mucho la posticería facial.

¿Disfrutas más con tus clientas habituales o en los rodajes?

Con mis clientas disfruto mucho, pero es verdad que echo de menos el cine cuando llevo tiempo sin trabajar ahí. Estoy deseando hacer cosas. Todo tiene su momento.

En 2012 ganaste el Premio Gaudí a la Mejor Peluquería y Maquillaje por la película Bruc. El desafío. ¿Cómo fue la experiencia?

Pues la verdad es que fue buena pero esta ha sido más. Antes era más ignorante en este sentido y me pilló más desprevenida porque pensaba que no me lo daría. Cogí el Gaudí y me fui a celebrarlo con mis amigos que me acompañaron con mi compañera y no salimos ni siquiera en la foto con el resto de ganadores (se ríe). Lo único que queríamos era celebrarlo.

¿Y qué sentiste cuando dijeron tu nombre y el de tu equipo (Pablo Perona y Sylvie Imbert) en la XXXIII edición de los Goya?

Buff… feliz (suspira y ríe). Sigo flipando porque aún no me ha dado el bajón con las entrevistas de los medios de comunicación. Además, también el Ayunamiento de Sagunto va a hacerme una recepción el próximo viernes y además vendrá mi sobrino, Víctor Sánchez. Así que estoy muy feliz porque además me va a acompañar mi familia.

¿Por qué merecíais ese Goya?

Porque hemos trabajado muchísimo en esta película. El trabajo más fuerte fue en las dos semanas que estuvuimos en Portugal, cuando Jordi Mollá hace una fiesta de disfraces en su palacio. Terry Gilliam lo quería todo grande, con mucho juego, maquillajes más exóticos… y todo era mucho más creativo. Hemos trabajado antes y durante la película para esas dos semanas que fueron casi a final del rodaje y ha sido muy costoso porque íbamos a contrarreloj Sylvia Imbert (jefa de maquillaje), Pablo Perona, un equipo de ayudantes, entre los que estaba Fina Espert y yo (jefa de peluquería). Teníamos 300 actores a los que peinar.

¿Ya tienes nuevos proyectos en mente?

Sí, de cine, aquí en València, que es lo que me gustaría. Aquí antes se llamaba a gente de fuera, cosa un poco irónica porque de fuera me llamaban a mí. Y la verdad es que me gustaría seguir aquí, porque hacemos una gran calidad, somos muy competitivos y tenemos que prosperar todos juntos aquí en nuestra tierra.
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