Opinión

El reto de la participación

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Después de las tinieblas oscurantistas de la derecha llega la luz de la democracia de las fuerzas progresistas. Este es el ciclo histórico que ha tenido el municipalismo valenciano desde la defunción del dictador Franco. Ocurrió en buena parte de los primeros ayuntamientos democráticos y ahora vuelve a suceder con la irrupción de los nuevos gobiernos del cambio. Unos equipos que volvemos a situar la participación ciudadana en el centro de la agenda política.

Nosotros hemos llegado con el firme propósito de volver a intentar mejorar la democracia potenciando la transparencia y la participación ciudadana. Y tenemos el reto de conseguirlo de una manera que sea real y efectiva. Que cuando se produzca el inevitable turno democrático, que espero que sea más tarde que pronto, a la derecha no le salga por anticipado revertir los espacios ganados por la ciudadanía.

Es vital hacer que la gente sea y se sienta protagonista. Que no se les generen falsas expectativas. Que no se les prometa aquello que después no pueda ponerse en práctica. Que haya un enpoderamiento real de la ciudadanía.

En el Puig lo estamos intentando por varias vías. Hemos abierto y revitalizado canales clásicos de participación como el Consejo de Deportes, el de Juventud, el Agrario, el de Igualdad y el Lector, que dinamizan la participación de las asociaciones locales en la vida del pueblo.

Pero el proyecto más alentador que estamos impulsando es el Consejo Vecinal de Participación. Está integrado por un conjunto de vecinas y vecinos que se renuevan cada 24 meses y son elegidos aleatoriamente y de manera proporcional siguiendo criterios generacionales, de sexo, de origen y procedencia, como una muestra representativa de la variedad sociodemográfica que tenemos en el municipio.

El Consejo da su opinión, aportando una perspectiva ciudadana, a las iniciativas, planes y consultas que se le plantean desde el Ayuntamiento. También canaliza las iniciativas e inquietudes de la ciudadanía en asambleas públicas abiertas a la participación de toda la gente del pueblo. Y, una cuestión fundamental, tiene la misión de impulsar los procesos participativos que crea convenientes, actuando como grupo motor o impulsor de los mismos.

Creemos que este método de trabajo corrige algunas inercias de experiencias frustradas del pasado que conducían a la desmotivación y supone un paso adelante en el enpoderamiento de la gente, trasladándole al vecindario, y no al consistorio, la capacidad de impulsar los procesos participativos que crea convenientes para mejorar el pueblo.

Ahora el reto es que la participación empiezo a andar de tal manera que sea imposible pararla y que pase a formar parte de la vida democrática de nuestro municipio para siempre.

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