El gusto de la tradición

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De una punta a otra de nuestro territorio son incontables los ejemplos de festividades vinculadas a la gastronomía. En toda fiesta —y el Nueve de Octubre no es una excepción— la comida juega un papel destacado. Tanto si es un gran banquete comunitario como una expresión más íntima, los ingredientes sabrosos propician la complacencia y despiertan los sentidos; y en muchos casos otorgan la  singularidad a los actos festivos.

Coincidiendo con el Nueve de Octubre se celebra Sant Donís, donde el dulce es el protagonista. Frutas, piuletes y tronaors son elaborados artesanalmente con mazapán (una pasta de almendra y azúcar a partes iguales y rebajada con huevos). Las frutitas se elaboran manualmente con mazapán cocido y tintado en diferentes colores según la figura en cuestión, mientras que las piezas grandes son posteriormente azucaradas. Todo el dulce conjunto se envuelve con un pañuelo de seda.

726-sant-donis-1El origen de los dulces de Sant Donís se remonta siglos atrás. La leyenda cuenta que obsequiaron con los frutos de la rica huerta valentina a la esposa del conquistador Jaime I, la reina Na Violant de Hungría, al entrar a la ciudad de Valencia.

Si investigamos en la historia, se averiguan otros hechos que configuraran la presentación de los dulces típicos de nuestra fiesta (piuletes, tronaors y frutas). En el siglo XV, las celebraciones del Nueve de Octubre adquieren un carácter muy popular tanto en la capital como en el resto del reino. Es en ese momento cuando la pólvora adquirió un papel destacado y se llegaron a lanzar —o eso se cuenta— más de 13.000 cohetes desde las azoteas del actual Palacio de la Generalidad. En los siglos posteriores, la fiesta continúa intensificándose y la disparada de cohetes y tronadores ocupa una buena parte del día. Todo para celebrar la entrada del rey Jaime I a la ciudad de Valencia el 9 de octubre de 1238.

Pero el 1707, después de la Guerra de Sucesión y con Felipe V como monarca, se aboliesen los Fueros mediante el decreto de Nueva Planta y desaparece la celebración del día de Sant Donís —como muchas otras costumbres. La prohibición, sin embargo, no impidió que los valencianos acordaran una fecha tan importante en su historia. Así, los pasteleros idearon una manera de celebrar la festividad dando forma, con mazapán, a piuletes y tronaors, elementos musicales y pirotécnicos. Con estas piezas, los confiteros comienzan a presentar también la fruta y las hortalizas de la huerta de Valencia metidos dentro de un fino pañuelo de seda.

726-sant-donis-3-2La tradición de celebrar Sant Donís ha perdurado y se ha adaptado a los nuevos tiempo. Si bien la tradición inicialmente se circunscribe a las jóvenes parejas valentines, en los que siempre eran los hombres los que obsequiaban a las muchachas, los tiempo han hecho evolucionar la tradición. Así, aún hoy, va haciéndose popular en muchas otras localidades valencianas donde los hornos y las pastelerías tradicionales decoran los escaparates con las dulces figuritas. No es difícil tampoco encontrar mujeres que  regalan la mocadorà a los muchachos, o entre otros perfiles de parejas. Incluso, aunque se haya constituído como día de los enamorados valencianos, se regalan a otras personas amadas, más allá del ámbito de la pareja.

En definitiva, una magnífica excusa para gozar de unos fantásticos dulces de almendra que mantienen viva una tradición que nos recuerda quién somos y de donde venimos. Buen provecho a los enamorados, y a los golosos!

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