El Polígono Industrial L’Oliveral de Riba-roja es uno de los parques comerciales que se ha visto asolado por las consecuencias de las inundaciones. Los trabajadores y empresarios del lugar han lamentado que, probablemente, sean tres o cuatro semanas las que tarden en poder retomar su actividad, aunque aseguran que ya se están llevando a cabo las labores de limpieza por parte de los efectivos de la Unidad Militar de Emergencia (UME).
Según los testimonios de dos empleados pertenecientes a la empresa General Pumps, estos días pasados los han dedicado a limpiar las instalaciones y las calles del polígono con la ayuda de allegados y trabajadores de otras entidades. No obstante, recalcan la necesidad de obtener maquinaria más pesada para poder continuar con la tarea.
"Nos han dicho que hoy es el primer día que han empezado a limpiar las calles del polígono pero todavía no están limpias, al menos la nuestra. Es cierto que todas las naves ya están sacando su propio lodo y eso se está empantanado, por lo que necesitamos que nos den una mano drenando", ha comentado uno de estos empleados, quien indica que los daños por este temporal han sido "muy grandes".
Aunque consideran que es muy importante retomar la actividad empresarial cuanto antes, comprenden que los operarios de los servicios de emergencia deben atender primeramente a las zonas afectadas donde se encuentran familias. Sin embargo, aseguran que se mantienen optimistas porque la ayuda de la UME está comenzando a llegar.
"UNA PELÍCULA DE TERROR"
Muchos trabajadores han descrito la tarde-noche del pasado martes como una auténtica “película de terror”. Algunos se quedaron atrapados en sus propios vehículos debido a las condiciones meteorológicas y tuvieron que escapar y refugiarse en las naves industriales del polígono, donde pasaron la noche.
Uno de ellos es Arturo Gutiérrez, empleado de la empresa CRL Logística. Según el hombre, a las 14.00, mientras pasaba por Chiva, se dio cuenta de que el polígono ya se encontraba colapsado por coches y camiones. "Llegó un momento que ya ni podía ir ni para adelante ni para atrás. A las seis, cuando vino la riada, ahí perdí la noción del tiempo. Empezó a venir una marea de agua, con coches flotando", ha narrado.
Tras esto, el trabajador optó por abrir la ventanilla de su vehículo, saltar y subir a una tapia, ya que al agua empezaba a mojarle los pies y continuaba incrementándose en altura. Gutiérrez cuenta que fueron unos clientes que se encontraban en un bar los que alertaron a las autoridades.
Así, consiguieron llegar hasta él un guardia civil, un bombero y otra persona, quienes a pesar de que caminaban y el agua ya les llegaba por el pecho, le ayudaron a bajar de la tapia y los cuatro se resguardaron en un edificio del parque industrial. Allí estuvieron toda la noche y, al salir, el camino aún continuaba bloqueado.
“El polígono está maravilloso hoy comparado con el jueves pasado”, asegura el empleado, quien lamenta que su objeto de trabajo, su medio de transporte, ha quedado completamente destrozado por la DANA.