Los jóvenes y el empleo: un futuro incierto

"No me veo trabajando de lo que quiero antes de los treinta"

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Incertidumbre, precariedad, inestabilidad laboral y paro son algunos de los principales conceptos que llegan a la mente de muchos jóvenes cuando se habla de empleo. Los jóvenes son la generación que, por lo general, está recibiendo más críticas por sus actuaciones frente la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, no se percibe tanto que han sido uno de los principales sectores en padecer las consecuencias laborales de esta crisis.

Según la EPA, la tasa de paro de las personas valencianas menores de 25 años está 10 puntos por encima respecto a los datos del primer trimestre de 2020, hasta alcanzar un 40 % de paro. Además, el 92,5% de los contratos firmados por personas jóvenes son temporales. Esto explica que muchos de ellos, en concreto el 25 % de jóvenes valencianos, hayan sufrido un ERTE, un 7,3 % una reducción de la jornada y un 5, 7 % un despido. Según Llorenç Ferriol, que ha finalizado este curso sus estudios en el Grado de Magisterio, "a la gente joven la contratan en trabajos temporales y al cierto tiempo te echan o te vuelven a llamar, saben que estás ahí porque lo necesitas y se aprovechan".

Muchos de ellos, cuando acceden, padecen un uso abusivo de prácticas no laborales, incluidas las extracurriculares; trabajo no declarado; fraude en la contratación o la utilización estructural de la figura del falso autónomo. Además, según Llorenç, "cuando te pidan trabajar en empresas más grandes, no vas a tener la misma experiencia laboral en contratos temporales".

Las consecuencias socioeconómicas han generado incertidumbre, frustración, ansiedad o desmotivación entre este sector. De hecho, según los datos del último informe del Consell Valencià de Joventut, dos de cada tres jóvenes valencianos consideran que la situación laboral es mala.

Cuando algunos jóvenes buscan empleo, principalmente "acuden a cualquier trabajo con tal de sacarse un poco de dinero". Así lo declara Andrea Bueno, estudiante del Doble Grado de Derecho y Criminología, quien asegura que, además de los cinco años de carrera, deberá especializarse y aprobar las oposiciones: "no me veo trabajando de lo que quiero antes de los treinta", comenta.

Y es que este sector continúa padeciendo grandes dificultades para poder acceder al mercado laboral. En varias ocasiones, los hechos ocurren porque muchas empresas requieren experiencia para poder acceder al puesto de trabajo y, tras estar formándose durante muchos años, la incertidumbre se apodera de aquellos que ven difícil que una empresa les conceda un primer empleo. Para Andrea, "cuando llevamos tan poco en el mundo laboral, nuestro currículum es pequeño y abundan más idiomas o cursos, no tanto la experiencia", que, al fin y al cabo, es uno de los principales requerimientos de muchas empresas.

En el caso de Alex Martí, que ha acabado un Grado Superior en Administración y Finanzas, ha obtenido un trabajo como repartidor "en el que solo piden el carnet de conducir". Para Alex, las posibilidades de encontrar trabajo siendo joven no son nulas, aún así, sí que declara que las condiciones en las que ha podido trabajar no se adecuan totalmente a los derechos del trabajador. Del mismo modo, también muestra el incierto de poder trabajar en algo de lo que ha estudiado: "ahora no sé cuanto tardaré en tener una entrevista de lo que me gusta".

En un contexto donde acceder al mercado laboral con aquello que se ha estudiado es difícil, muchos jóvenes optan por ampliar su etapa educativa y retrasar su incorporación al trabajo. Sin embargo, son mucho los que deben abandonar sus estudios por la falta de compaginación con el trabajo y la necesidad de tener una inversión económica.

Un porvenir que deja en entredicho las expectativas de estos jóvenes y desestabiliza la proyección del trabajo de cara al futuro.

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