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Un suplicio interminable: El Valencia pierde 1-0 contra el Eibar

L’equip che perd de visita contra un Eibar discret però intel·ligent

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En una semana pasan muchas cosas. La partida de Mustafi al Arsenal y de Alcácer a Barcelona (será presentado el lunes, lo más probable), por ejemplo, quien a pesar de ser convocado por Ayestarán fue informado de que no jugaría. Con cara de congoja, vio el partido desde las gradas. Otra de las cosas que están en estudio es la probable llegada de Garay o Sidnei para la defensa y el joven Munir para el ataque, como lógico reemplazo del torrentino.

Al Valencia se le apareció de frente este segundo partido de Liga sin fichajes ni garantías en la teoría, incluso menos que en la primera fecha. Sin Mustafi y Alcácer, un Ayestarán atado de manos debió parar un equipo de acuerdo a sus provisiones. Entre ellas, Nani y Mario Suárez, quienes debutaron en Euskadi. En el calor inusual de Eibar el equipo che salió al campo con Ryan; Cancelo, Aderllan, Abdennour, Gayà; Enzo Pérez, Mario Suárez, Parejo; Nani, Rodrigo y Mina, y el equipo vasco con Riesgo; Luna, Ramis, Gálvez, Capa; Escalante, Dani García; Bebe, Pedro León, Jota; y Kike.

Desde un primer momento se echó de menos a Álvaro Medrán, inexplicablemente ausente y responsable del dinamismo del equipo che en los últimos partidos. Si bien en la primera media hora los blanquinegros tenían la posesión y dominaban el partido con la proyección de Cancelo y Gayà, se sumaban los múltiples intentos fallidos de Santi Mina. En su lado, Eibar ganó terreno con un cabezazo peligroso de Escalante. Además de Medrán, se extrañaba la velocidad de Montoya.

Mientras el Eibar no podía combinar, en la primera parte la defensa del Valencia cometió menos errores que en el debut y tanto el mediocampo como el ataque fueron más discretos que en la primera fecha, caracterizado por una agresividad de Enzo Pérez y Parejo más medida a favor de una estructura más sólida en todos los niveles del campo. Sin embargo, ese espíritu solo duró el primer tiempo.

En el segundo tiempo se dejó atrás el juego pausado y el Eibar entregó vértigo al partido, que a los 10’ ya intentaba en los pies de Kike García. Como se esperaba, el nerviosismo de Abdennour apareció y puso en apuros a sus compañeros. Después de deslices continuos, a los 60’ un tiro sin peligro rozó su mano e implicó un penal muy dudoso, que Pedro León hizo realidad para el 1-0.

Por supuesto el conjunto che reaccionó y también Ayestarán, pero pobre y tardíamente. A los 64’ el tunecino trató con un cabezazo que se acercó peligrosamente al palo derecho y a los 75’ Ayestarán puso como último recurso a Medrán y Bakkali, que entraron por Suárez y Rodrigo respectivamente. El movimiento fue infructuoso, porque no tuvieron tiempo para hacer nada significativo.

El Valencia jugó un partido aun peor que contra Las Palmas; Nani, Enzo Pérez, Gayà e incluso Santi Mina desaparecieron en el segundo tiempo, así como toda la delantera y el mediocampo. El equipo en general, en lugar de mejorar para abrir el marcador, empeoró y se desordenó ante un Eibar que jugó con insolencia y organización. A los 88’ entró Rafa Mir por Santi Mina, en un cambio absolutamente insulso y simbólico en un equipo desgarbado y alicaído.

Los defectos más grandes del equipo che —la defensa desestructurada y la baja efectividad— son al mismo tiempo las razones de su mal momento, sumado a un entrenador que tiene que hacer lo que puede con un equipo mermado desde unos jugadores extraviados hasta un Peter Lim que mueve dinero mientras vive en las nubes.

Con todo esto, el valencianismo está viviendo un suplicio interminable.