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Todos a una voz: "Peter vete ya"

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La salida de Prandelli produjo un descalabro. Si en el momento en que llegó el italiano la afición del Valencia CF estaba molesta por los resultados y con Peter Lim por mirar desde la distancia cómo su equipo perdía respeto, ahora no puede con su furia.

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Tras el nuevo ridículo de su equipo en el partido de Copa del Rey contra el Celta, toda la afición mostró su descontento. En las puertas de Mestalla, el grito era unánime: ¡Peter vete ya!

El empresario y máximo accionista del club es sin ninguna duda, y que quede claro, sin ninguna duda el responsable último de las consecuencias que está sufriendo el equipo por una gestión que si no mejora superará el dolor horrible que significó descender en el 86.

Cesare Prandelli es un símbolo. Porque si prefirió salir a pesar de cómo pudieran llover las críticas, lo hizo consciente de que, si quería que su imagen permaneciera desligada del escudo con el murciélago, debía irse. Miró al futuro, vio que sus peticiones no se cumplían y decidió irse. Un iluminado a quien es fácil culpar pero que al fin y al cabo ha sido el más inteligente.

Vox populi

Es curioso que para la afición una de las razones del momento del club son los fichajes de dudosa calidad que han llegado y, por lo tanto, el plantel insuficiente incluso al considerar que hay buenos jugadores en la cantera, como Carlos Soler. Más allá de apuntar a los mismos futbolistas, una fracción valencianista cree que el problema es la poca puntería al momento de fichar.

Desde ahí se produce una cadena: Suso debe fichar buenos jugadores al mismo tiempo que el entrenador los pide. Pero es Peter Lim quien tiene el dinero, él elige. De hecho, él fue el que por primera vez se refirió a la salida de Alcácer; sí, esa es su influencia y la afición lo sabe. De nuevo aparece su figura como último eslabón.

¿Layhoon Chan? La presidenta tuvo razón al decir que ella es Peter Lim. Aunque sea una metáfora es su cara visible, un avatar, es quien dice lo que hay que decir conforme a los órdenes que provienen de Singapur. También es la que pide disculpas, la que intenta hablar castellano para acercarse un poco. Hace su trabajo, pero su potestad es prácticamente nula a la sombra de Lim, por lo que su culpabilidad es difícil de dilucidar.

Hay bastantes aficionados que miran hacia el pasado para encontrar respuestas, sobre todo los más experimentados en las alegrías y penas del Valencia. Para ellos son las dirigencias anteriores las que se encargaron de rematar al conjunto del Túria y alejarlo de la gente, allá por el 2004 cuando se prometió el Nuevo Mestalla y un empresario ligado al PP, Juan Soler, dejó una deuda imposible.

Si bien las opiniones pueden ser muchas y también las personas para apuntar con el dedo, lo último que quiere la afición es que su club pierda la categoría. Eso sería el desastre final para un Valencia que en los últimos años se ha caracterizado por dar sus seguidores elementos para sufrir.

Pero como dice el Tao, sufrir no está mal; a veces te hace pensar que avanzas.