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Por fin la satisfacción: Valencia gana 2-1 a la Fiorentina en su debut en el Mestalla

Després de bastants incerteses en la pretemporada, l’equip che dóna una bona impressió abans de la Lliga

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En el Trofeo Naranja del año pasado, en la que fue una de las peores temporadas de la historia del Valencia, el equipo perdió por 3-1 contra un equipo italiano de referencia: la Roma. Este sábado, ante 45000 espectadores, se enfrentaban contra otro grande de Italia, la Fiorentina, que terminó en el quinto puesto en la Serie A. Pero esta vez el equipo che logró triunfar por 2-1. Viendo el desarrollo del partido y no falta el esperanzado que pregunte…: ¿serán estos partidos de presentación el antecedente del desempeño en la Liga?

Nueve días para el inicio de la competición y el Valencia se agarró al triunfo con uñas y dientes. Empezó con mucho ánimo, incisivo y llegando con agresividad a la portería contraria. Tocaban, gustaban, pero un error defensivo dejó solo a Bernardeschi a los 5’, que remató en la esquina izquierda de la portería de Ryan para el 0-1. Ya parecía que del mediocampo en adelante había entendimiento, y hacia atrás, confusión, absoluta confusión y una sensación que se ha perpetuado cuando se ve a Vezo y Abdennour.

Pero el tiempo diría lo contrario. El mediocampo empezó a fluir, gracias a Medrán, y la delantera remataba bastante a la portería, con un Alcácer tratando y un Rodrigo insistente. Quedaba claro, hasta ahí, que el problema era de la defensa, hasta que llegó el hispano-brasileño Rodrigo a los 20’ para conseguir el empate y confirmar las buenas impresiones, además de la idea de lo que estaba pasando: la delantera no cesaba, con Alcácer y Parejo muy encendidos y con la portería entre ceja y ceja.

Así, en la primera media hora el partido estaba igualado y con el Valencia tomando el control, al igual que al principio. Empezó a afirmarse con el paso de los minutos y los remates; los de arriba jugaban bien y, gracias a ellos, los de al medio funcionaban como barrera para que la pelota no llegara a la defensa y por lo tanto a la portería con peligro. En los últimos diez minutos Valencia atacó e hizo mejorar a todo el equipo, incluso a Abdennour, quien empezó a moverse mejor, sin permitir que los de la Fiorentina lo sobrepasaran.

El segundo tiempo fue más lento. Entraron Alves, Lato y un Cancelo movedizo. A los 54’ también entró el chileno Matías Fernández por el lesionado Borja Valero para la Fiorentina, entregando juego y ganas pero no lo suficiente para hacer la diferencia. La segunda parte no tuvo el mismo ritmo de los últimos minutos del primero y era evidente, con la Fiorentina resguardándose mucho más para no sufrir tanto los ataques del Valencia, que de menos a más se acercaba a la portería contraria. 70’ y los de Florencia no despertaban del todo, mientras los blanquinegros seguían la misma dinámica: funcionando como una muralla efectiva y discreta a la vez.

La segunda parte no fue tan vistosa como el primero, lleno de cambios como todos los de la pretemporada. Destacable fue el trabajo del belga Bakkali, que entró por Santi Mina con ganas de hacer algo. Sin embargo, el juego se estancó, se detuvo y tuvo muchas interrupciones.

Hasta el minuto 86, donde recibió el recién ingresado Rafa Mir, quien entró por Alcácer, para rematar tras un buenísimo pase de Dani Parejo, el que confirmó su particular buen momento en el partido y calmó los abucheos de la presentación. Un 2-1 justo en un planteamiento que Ayestarán supo sobrellevar, con un Medrán y un Enzo Pérez, quienes hasta ahora se están haciendo un hueco en el corazón del valencianismo. Pequeño todavía, pero ingente.

Luego del triunfo el entrenador, por su parte, declaró en rueda de prensa su satisfacción con el juego en general del Valencia: “A pesar de ser pretemporada y llevar seis partidos, el equipo supo apretar arriba contra un equipo como la Fiorentina”. “Estoy muy satisfecho (…) He disfrutado viéndoles”, aseveró.

En tanto, momento antes de que Enzo Pérez (elegido el mejor jugador del partido) levantara el Trofeo Naranja, la presidenta Layhoon se subió al escenario e hizo un gesto —sinceramente oriental— a la afición que ya dejaba el campo: juntó sus palmas y pidió perdón, tal como había hecho en Alzira durante la tarde frente a la convención de peñas, donde habló para disculparse por la temporada pasada. ¿Un símbolo de lo que vendrá?