Parece un hecho: Paco Alcácer dice que sí al Barcelona después de una autorización de Lim para llamar al jugador. Los catalanes se lanzaron esta semana con 30 millones de euros más variables y el delantero ya ha acordado un trato. En todas estas semanas de incertidumbre se han estado esperando novedades concretas, y si bien no hay nada oficial por parte de ninguno de los dos clubes, tantos diarios locales como catalanes confirman la voluntad de Alcácer. Si hay traspaso, además, llegarían Samper y Munir al Mestalla.
Esto sucede después del sombrío talante del futbolista contra Las Palmas (no pudo ver el gol, como si supiera algo que la afición no), con antecedentes como la famosa cena de Peter Lim y el “no vamos a vender a Alcácer” de Layhoon Chan, confirmado por Suso y Ayestarán, unas palabras que, sometidas a la interpretación que regalan las palabras en el mundo de los negocios, pueden significar que el club no quiere venderlo, pero que si se antepone su deseo, podría ser, quizás... Más allá de las relaciones que se romperían entre el escudo valencianista, la afición y el jugador, las autoridades del club, así, se lavarían las manos. Todo gracias a las magias del lenguaje.
A esto se suma el estado paupérrimo de una defensa que solo podrá constituirse bien con fichajes, que es lo mismo que decir dinero. El desempeño de los hombres de atrás deja mucho que desear y Mustafi no puede hacer todo. En el debut se le vio agitando las palmas, empujando a sus compañeros hacia adelante para remontar y hacia atrás para defender, quejándose por el arbitraje. Si Alcácer puede decepcionar a algunos con su partida (un socarrat de 14 años hasta le ha escrito una carta), el alemán alegra a otros porque al menos alguien dice presente en la retaguardia.
Por ahora, todo indica que la escena final de esta película ya estará rodada cuando se juegue el partido contra el Eibar el próximo sábado a las 19.00 hrs.