El Levante se ha instalado en la victoria en condición de local desde que la competición liguera arrancara en el Ciutat de València en el último fin de semana del mes de agosto. La última señal, contabilizada en el expediente azulgrana, es muy reciente en el tiempo y data del pasado sábado. El grupo que conduce Muñiz ofreció otra muestra de eficacia y también de madurez para agarrar y domesticar un encuentro que pareció desgarrarse tras el gol de Ansotegi en los minutos iniciales del partido contra el Mallorca.
Sin embargo, los goles de Chema y Lerma confirmaron el quinto triunfo encadenado en el ámbito del feudo de Orriols. El conjunto azulgrana completa un pleno de puntos que acentúa la extremada solvencia que le caracteriza y le avala como propietario del Ciutat en la epifanía del curso. Su respuesta es exquisita en este espacio. La estadística realza que, junto al Sevilla, es el único equipo, entre los cuarenta y dos que integran el fútbol profesional, que ha superado a cada uno de los adversarios a los que se ha medido como local. Desde otro prisma; en Segunda División A es el único que cuenta sus partidos en casa por victorias.
Si el análisis se centra en el marco de LaLiga Santander, habría que resaltar la imagen del Sevilla. Desde ese prisma, los destinos de ambos conjuntos conectan en virtud de su increíble e intachable conducta en casa. Las dos entidades se muestran intratables e incorruptibles en sus escenarios. Espanyol, Las Palmas, Betis y Deportivo Alavés componen el ciclo de triunfos de la sociedad de Nervión.
El Sevilla de Iborra se muestra especialmente afilado en el Estadio Ramón de Carranza. Como sucede con el Levante, nadie parece capaz de discutirle cada confrontación, si se atiende en exclusiva a los resultados finales obtenidos. El Real Madrid patinó ante el Eibar (1-1) y Villarreal (1-1) en el Santiago Bernabéu mientras que el Atlético derrapó ante el Alavés (1-1) en el Vicente Calderón en el nacimiento del campeonato.
El Barcelona en la misma secuencia de la cronología perdió ante el Alavés (1-1) y empató frente al Atlético (1-1). Si el examen se centra en la Categoría de Plata, habría que plantear los nombres del Mirandés, Córdoba, Rayo, Zaragoza y Reus. Son los conjuntos que siguen la estela granota en cuanto a la rentabilidad obtenida como caseros. El Mirandés, próximo contrincante del Levante en Liga, y Rayo suman once puntos en los Estadios de Anduva y Vallecas. El resto de contendientes se quedan en diez puntos. Mirandés, Girona, Sevilla Atlético, Rayo Vallecano y Tenerife desconocen el sabor amargo de la derrota en casa, pero, como contrapartida, no han logrado resolver los cinco enfrentamientos hasta la fecha pautados en la competición con un total de victorias.
Trece años más tarde repite ciclo
Alcorcón (2-0), Zaragoza (4-2), Sevilla Atlético (1-0), Valladolid (3-2) y Mallorca (2-1) consignan el crédito adquirido por la escuadra levantinista en su entorno más cercano. Por el Ciutat se han aposentado todo tipo de entidades. Desde aspirantes al ascenso a la elite, Valladolid, Mallorca o Zaragoza, a recién llegados a la categoría, caso del filial de la institución sevillista, así como un equipo, Alcorcón, instalado en el ecosistema de la división.
El Levante repite una etapa de triunfos que no lograba desde la campaña 2002-2003. Entre el 19 de enero y el 8 de marzo de 2003 la instalación granota se convirtió en un espacio irreductible para los rivales que pisaron sus dominios. El ciclo comenzó con una ajustada victoria ante el Racing de Ferrol (1-0). El Levante se abonó a las distancias exiguas. Mijatovic ganó al Real Oviedo (1-0) y Amato contuvo sus nervios y sus emociones para patear una pena máxima en los minutos finales de la cita ante el Getafe (1-0) en un relato continuado con epicentro en Orriols que ejercían de bisagra entre el ocaso de la primera vuelta y el nacimiento de la segunda. A mediados de febrero, Amato y Descarga despacharon al Almería (2-0) y, con las Fallas ya tomando las calles de la ciudad, Amato redujo al Terrasa (1-0). El Eibar, unas semanas después, rasgó esta racha inmaculada (0-0) que en el tiempo presente vuelve a enlazarse.