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El Valencia pierde y aún es una sombra en la Liga

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Dos equipos necesitados de puntos en este choque en Balaídos. Berizzo alistó a un conjunto con varias ausencias y Prandelli paró a Medrán a falta de Enzo Pérez, además de una sorpresa: Fede Cartabia en la zona de arriba. Hace varias jornadas Santi Mina bajó su nivel y el italiano lo comprendió.

Los primeros minutos del duelo se disputaron en el mediocampo con el Valencia ansioso por tener el balón y marcar un gol. La lluvia propició un juego que, como la pelota, se movía rápido entre la zona celeste y la visitante. Se vivió una tensa calma en cada pérdida.

Con Gayà lesionado y Montoya como responsable de una banda que no es la suya, los que hoy vistieron de negro y naranja solamente recurrían a subir por el centro. Pasados los 20 minutos nació la primera polémica: Guidetti cayó en el área por acción de Garay, ganándose una amarilla por el árbitro, que no le creyó.

El partido siguió su dinámica hasta los 30’. David Costas derribó a Rodrigo en el área y Clos Gómez señaló el punto de penalti. Parejo, el experto, se encargó de marcar el 0-1 y condenar a los gallegos a minutos de reivindicación ante su público.

En adelante, la fracción de Vigo en el estadio juzgó todas las decisiones del árbitro, a veces con razón, una situación que el Valencia tuvo la intención de aprovechar a su favor. Sin embargo, a los 43’ Roncaglia esquivó a Garay y Mangala para marcar el empate con una gran jugada ante un Alves ciego por el sol de otoño.

El duelo se hizo más bello en el segundo tiempo, pero también confuso. La violencia se convirtió en pases y hambre de victoria, sobre todo para los che, que encontraron el vacío en la defensa de los locales y ametrallaron a Rubén Blanco durante algunos momentos.

A los 64’ Nani obligó a estirarse al portero local en una de esas jugadas peligrosas. A los 67’ el portugués, que aún no deslumbra en el equipo de Prandelli, repitió tras pase de Cancelo. Al igual que su compatriota, tampoco fue el día del 2 valencianista.

Berizzo sacó a Radoja por una molestia y echó mano al ingenio de Marcelo Díaz en el mediocampo. Esa salida fue sinónimo de bendición, porque el chileno cambió el color del Celta y entre córners y la ambición de Guidetti molestó sin parar. Así, de un pase suyo, nació el 2-1 del sueco con un golpe de cabeza certero.

Quedaban solo diez minutos y Prandelli miró a Santi Mina y Munir para sacarlos al campo. No fue suficiente. El italiano extrañó la firmeza que entrega Enzo Pérez al equipo del Túria y pagó cara su suspensión y el pasmo de jugadores como Mangala y Rodrigo.

Con esta derrota antes del parón FIFA, la palabra “clasificación” todavía suena mal.