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Mientras el Betis buscó perpetuar su racha de siete partidos ganando en casa, el Valencia intentó simular en este partido su juego como visitante en el estadio La Cerámica, pero sin tres elementos importantes: Garay, sancionado por acumulación de amarillas, Enzo, lesionado y quien finalmente se queda en el equipo, y Carlos Soler, la revelación en ese partido que ahora parece tan lejano.
La primera aproximación fue de Raúl Castro cuando no habían pasado diez minutos, con un potente tiro en el travesaño de Alves. Casi a los 20’ Alves salió mal y dejó la portería vacía, pero Gayà apareció para salvar en la línea un disparo tímido de Alegría.
Con esto, más un par de llegadas del conjunto de Voro —mal cobro incluido a una mano de Pezzela en el área— y otra de Rubén Castro, el duelo fue ganando intensidad. A los 39’ Mina tuvo un gol anulado por botar a un defensa, y luego el Betis llegó en dos ocasiones para el sufrimiento de la defensa valencianista, más una evidente de Gayà.
La primera parte del partido fue vertiginosa al verse unos blanquinegros mucho más organizados que en Mestalla, pero débiles en el fondo, con un Betis que fue creciendo con los minutos.
El complemento empezó con una llegada peligrosa del Betis, que en los pies de Petros conoció el poste por segunda vez en el choque, mientras Mangala se erigía como comandante de su defensa. Abdennour entró por un Santos fantasmal para ayudar al francés en la zona.
El partido ganó tensión y el clima aportaba con una lluvia que vistió el Benito Villamarín de paraguas que, por la tensión, bailaban de arriba abajo a cada cobro del colegiado. Por el panorama en el campo, Zaza hubo de entrar por Santi Mina, quien salió lesionado tras una entrada a Pardo que solo sirvió para hacerse daño.
Cada vez que la tomó Ceballos en el equipo bético, el conjunto del Túria se dedicó a sufrir, al igual que los locales cuando veían a Orellana ubicándose para crear. El chileno fue, junto con Parejo, uno de los más importantes al concretar casi todos sus pases.
Durmisi llegó a los 72’ tras un tiro de falta en una aproximación que, de no haber sido por la frialdad de Alves, se hubiese convertido en una pesadilla para la visita. Voro decidió sacar a Orellana a los 80’ para integrar a Cancelo en la tarea de marcar y vencer. El portugués intentó un tiro un momento después y al mismo tiempo Adán libró a los sevillanos de la derrota.
Los últimos minutos fueron infartos y faltas continuas en un buen encuentro que se encendió al final de las dos fracciones. 0-0 y un empate que todo valencianista firmaría con suspicacias.