Las conversaciones entre García Pitarch y Layhoon Chan, que la mañana de ayer se reunieron nuevamente en Paterna, al parecer tenían una razón de ser... o dos. Además de llegar a la decisión de que los entrenamientos no estarán abiertos al público, Ayesterán recibió la información de que debe mejorar luego de la derrota en el último minuto contra el Betis.
El director deportivo y la presidenta están conscientes de cuánto esperó el entrenador a fichajes como Garay y Mangala. También saben de sobra que Ayestarán tuvo que hacer una pretemporada con un plantel que ya no es tal después de quedar mermado por varias partidas importantes que se extrañan en el campo. De manera que, tras lo ocurrido el domingo, han preferido guardar la calma y devolverle la mano antes de meterse con la continuidad del vasco. Por ahora.
La llamada de atención es que debe mejorar a su equipo lo antes posible y sobre todo conseguir resultados palpables. Porque a pesar de que salvó al club del descenso en la temporada pasada, no hay racha de buenos resultados hace meses. Sin embargo, también es verdad que en tan poco tiempo el entrenador no puede construir un plantel competitivo ni mucho menos una defensa férrea. Como aquel tiempo se acortó hasta lo máximo posible, el cierre del mercado de fichajes, nadie ha tenido la oportunidad para ver a la zona funcionando en todo su nivel. Lo visto en la derrota contra el Betis es solo un esbozo.
A pesar de ello, toda mala situación tiene un límite, por lo que se le ha informado que los resultados deben llegar antes de la primera semana de octubre. Es decir, el Valencia debe reivindicarse ante el Atlético en el San Mamés este domingo, contra el Alavés en casa, contra el Leganés de visita y contra el Atlético Madrid en el Mestalla. Si en estos cuatro duelos los jugadores de Pako —dos de ellos muy difíciles y otro contra el equipo revelación de la Liga, que viene de ganar al Barcelona—, se habrá cruzado el límite establecido y las consecuencias serán más serias.