Acaban de cumplirse 40 años de la histórica manifestación del 9 de octubre de 1977 en la cual centenares de miles de valencianos y valencianas salieron a la calle reclamando la libertad, la amnistía, y el Estatuto de Autonomía.
Lamentablemente, durante las últimas décadas, esa ilusión se fue desvaneciendo. Con gobiernos valencianos que despreciaban nuestra lengua, con políticas que perpetuaban las injusticias, y con dirigentes que atacaban, de manera continúa, las libertades con un régimen de manipulación y clientelismo.
Mi generación no salió a la calle un 9 de octubre. Lo hizo un 15-M llenando las plazas, lo hizo en la Primavera Valenciana, reclamando una educación digna. Una que gaste más dinero en centros dignos y no en enchufar telefonistas que después no van a trabajar.
Pero nuestra democracia tocó fondo cuando se cambiaron las ideas por los sobres. Por eso, ahora, se gobierna con ideas y tenemos ideología.
Y sabemos que no hay autogobierno sin una financiación justa. Por eso saldremos a la calle a reclamar que nos dejen de tratar como ciudadanos de segunda. Otros se van de ‘manifa’ a otros territorios, pero cuando toca defender los intereses de los valencianos y valencianas, prefieren quedarse de brazos cruzados.
Sabemos que no hay democracia con un 30% de riesgo de pobreza. Por eso hemos debatido la Ley de Renta Valenciana de Inclusión. Porque ya somos el territorio donde más se está reduciendo la pobreza, pero no nos conformamos. Queremos pobreza cero, para una democracia de calidad.
Sabemos que no hay democracia sin formar ciudadanos críticos en las escuelas con una educación de calidad. Por cierto, todo nuestro apoyo a los profesores y maestros valencianos ante los ataques de la derecha más casposa.
Sabemos que no hay democracia cuando se tiene que elegir entre cenar carne o comprarse los medicamentos. Por eso trabajamos por una sanidad pública y universal mientras el Gobierno central recorta derechos.
Sabemos que no hay democracia cuando se ampara el machismo. Por eso hemos sido los primeros en poner en marcha un pacto contra la violencia y el machismo mientras el Gobierno central recorta en prevención.
Sabemos que no hay democracia sin mujeres. Por eso nos hemos puesto de acuerdo en las Cortes para garantizar la presencia de mujeres en los órganos estatutarios con la Ley de la Paridad.
Sabemos todo esto porque gobernamos con la ideología de una democracia fuerte. Porque la democracia no es sólo votar cada cuatro años. Cómo dijo aquel, “con la democracia se come, con la democracia se educa, con la democracia se cura”.
Esa democracia, nuestra democracia, es la que quieren recortar con el nuevo centralismo. Y los valencianos y las valencianas tenemos que estar muy alerta ante la reforma constitucional. Queremos ser protagonistas de un modelo de Estado más justo y más democrático, un modelo de Estado que nos valore como lo que somos, ciudadanos y ciudadanas de primera, con una financiación y un trato justo.