El Palau de la Música de Valencia acoge la escultura “La memoria del vidrio” para recordar la importancia del reciclaje. La obra, de Juan Garaizabal, mide más de cuatro metros de altura y representa un reloj de arena con el que se evoca la conciencia ecológica de València, y permanecerá expuesta de manera permanente en el Hall de los Naranjos del Palau.
El concejal de Acción Cultural, Patrimonio y Recursos Culturales, y presidente del Palau de la Música, José Luis Moreno, ha destacado que con esta obra “estamos cumpliendo una doble vertiente, una artística y otra que fomenta la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente y la naturaleza” en la inauguración de la escultura "La memoria del vidrio" en el Hall de los Naranjos del Palau de la Música.
Así, Moreno ha explicado que “con esta obra, que quedará expuesta de forma permanente en el Hall de los Naranjos, se quiere evocar la conciencia ecológica de València, recordar la importancia del reciclaje y el compromiso del Ayuntamiento con este proceso circular”.
El acto ha contado también con la asistencia del concejal de Relaciones Institucionales y con otras Administraciones Públicas, Juan Carlos Caballero; el director gerente del Palau de la Música, Vicente Llimerá; el gerente de Ecovidrio en la Comunitat Valenciana, Roberto Fuentes; y el escultor Juan Garaizabal, entre otros.
Además, el concejal de Cultura ha calificado de “idónea” la ubicación elegida para esta pieza, ya que el que el Palau es un contenedor de música y de arte que, además, está situado en el jardín del Río Turia” y ha añadido que “La memoria del vidrio” también es la memoria del tiempo y en este caso la memoria del arte y de la música del Palau”.
La escultura, obra de Juan Garaizabal, es una donación de Ecovidrio, la entidad sin ánimo de lucro encargada del reciclaje de envases de vidrio en España, al Ayuntamiento de València “por su compromiso con el reciclaje y como homenaje a la ciudad por su Capitalidad Verde Europea 2024”, ha señalado Fuentes.
Por su parte, el gerente de zona de Ecovidrio ha subrayado que la escultura, que mide más de cuatro metros de altura y representa un reloj de arena, “está elaborada íntegramente con materiales reciclados con acero inoxidable, vidrio soplado y calcín (vidrio triturado), que simula la arena y que es el material que nosotros trabajamos y reciclamos. El simbolismo de reloj de arena es una alegoría perfecta de los beneficios que tiene el reciclado del vidrio, ya que un envase de vidrio se puede reciclar infinitas veces”.
Asimismo, Caballero ha afirmado que con esta “magnífica obra de arte que remueve conciencias e impele a la sostenibilidad, surge de la idea de que la Capitalidad Verde deje un poso que permanezca para los valencianos y valencianas sobre la importancia de la protección del medio ambiente. Es el arte y la cultura al servicio de causas nobles como la sostenibilidad”.
Finalmente, para Garaizabal esta pieza y su ubicación en el Palau “genera una sensación de ambición, de internacionalidad y de sostenibilidad, conceptos que he trabajado en el estudio para transmitir y que aquí se escenifican de una forma muy especial. El reciclaje es el esfuerzo de todos para conseguir ciudades limpias y atractivas y esta pieza escenifica ese proceso, con el que me siento muy identificado”.