En 1964, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, puso en marcha —flanqueado por su cuñado, Carlos Robles Piquer— una de las mayores operaciones de imagen conocidas en nuestra historia reciente. Lo hacía con el fin de conmemorar el final de la Guerra Civil y, consiguientemente, los veinticinco años de paz que los españoles venían “disfrutando” desde 1939.
En torno a aquella fecha comienzan a verse los frutos del Plan de Estabilización de 1959, con una decidida apertura en lo económico, aunque esos avances no se traducen en cambios políticos. Pero la dictadura quiere dar una imagen de estabilidad, paz y progreso, y diseña una campaña con exposiciones, estrenos cinematográficos, festivales, publicaciones, etc. con los que legitimarse en los “felices” años sesenta del desarrollismo. El eslogan utilizado lo tenía todo a favor: 25 años de Paz.
La exposición «¿25 años de paz? El lavado de imagen del franquismo en 1964» que hoy inaugura el MuVIM reflexiona sobre esta campaña «siempre desde un análisis crítico de los discursos, de los dominantes pero, igualmente, de los no hegemónicos» afirma la diputada del MuVIM, Gloria Tello, para quien «además de dar la palabra a los sectores sociales y políticos que se encontraban incómodos con el franquismo, el MuVIM no rehúye utilizar palabras como inteligencia cuando ha de describir el planteamiento de aquella enorme iniciativa de comunicación y manipulación política».
Una muestra, producción propia del museo de la Diputació, de grandes dimensiones y de mucha complejidad discursiva, que ha supuesto un enorme esfuerzo de documentación y síntesis por parte del equipo del MuVIM: «me consta que estamos ante una de las exposiciones, de todas las realizadas nunca en la ciudad de València, más decididas a intervenir en el debate cívico. El museo está peguntándonos por cuestiones decisivas sobre el pasado más o menos reciente y, también, sobre la incidencia de aquel en nuestro presente y futuro» ha recalcado Gloria Tello en rueda de prensa celebrada esta mañana en el museo.
Una exposición que es «producto de una reflexión surgida desde dentro del museo. Una reflexión libre realizada en favor de una sociedad libre», ha remarcado Amador Griñó, jefe de exposiciones del MuVIM, quien insiste en que el propósito es poner a disposición del público «una muestra con la que revisar, con luz y taquígrafos, un acontecimiento tan significativo en la historia política, social y cultural de España».
Carteles, portadas de libros y revistas, carátulas de discos... permiten un viaje en el tiempo a la España de los años 60 y 70 de la mano de destacados testimonios del diseño gráfico a través de una exposición que el MuVIM ha querido convertir «en un exponente de la calidad del diseño expositivo en la València actual» en palabras de Griñó, quien ha recordado que esta muestra «se realiza en el marco de la capitalidad mundial del diseño que ostenta este año nuestro Cap i Casal», además de agradecer el gran trabajo realizado por Eusebio López en este sentido.
Un proyecto de enormes dimensiones
«El objetivo principal de esta exposición es rememorar aquel lavado de imagen de 1964, que pretendía ocultar la naturaleza fundamentalmente autoritaria, y represiva, del franquismo desarrollista» indica Rafael Company, director del MuVIM y comisario de la muestra. Fueron nueve meses de intensa actividad cultural, religiosa, deportiva, política, militar... con los que enaltecer el desarrollo económico, insuflando esperanza y optimismo entre la ciudadanía, al tiempo que se pretendía mejorar la percepción exterior de España, muy perjudicada por las ejecutorias crueles del gobierno franquista en 1962 y 1963: la represión sobre los mineros huelguistas de Asturias y sobre los participantes en el “Contubernio” de Múnich, y los fusilamientos de dos militantes anarquistas y del dirigente comunista Julián Grimau).
«Este desarrollismo, o –segundo franquismo-, fue posterior al Plan de Estabilización Económica de 1959, lo que permitió al régimen publicitarse gracias a los planes de desarrollo, a la llegada del turismo de masas o la generalización de los electrodomésticos y del automóvil. La autarquía había pasado a la historia» afirma Company, para quien hay que recordar en cambio que «el escenario político de 1964 se caracterizaba por la existencia de un dictador omnipotente y de un solo partido legal, el control total de la información, la posición subalterna de la mujer, la persecución de conductas consideradas inmorales o rebeldes, la represión de huelgas y sindicalistas, las torturas, la prisión, la pena de muerte... y es que el panorama cultural, político y social distaba mucho de ser tan idílico como el poder franquista pretendía».
Grandes carteles inundaron las ciudades, y se puso a prueba –con notable éxito– la capacidad seductora del desarrollismo franquista, que buscó el apoyo de una obra gráfica renovadora, con gran fuerza visual. De todo esto se da cuenta en la exposición al mismo tiempo, que, «en tanto que museo adscrito a una administración pública democrática, nos consideramos en la obligación de hacer pedagogía de lo que la dictadura supuso para diversas generaciones y, por extensión, puede significar aún hoy» concluye el director del museo Rafael Company.
La exposición ¿25 años de paz? El lavado de imagen del franquismo en 1964» podrá ser visitada en el MuVIM, gratuitamente, hasta el mes de octubre.
Inauguración de la muestra
La muestra se abrirá al público esta tarde, 26 de abril, a las 20:00, en un acto en el que está prevista la presencia de Toni Gaspar, presidente de la Diputació; Glòria Tello, diputada del MuVIM; Rafael Company, director del MuVIM y comisario de la exposición; y Amador Griñó, jefe de exposiciones del museo; además de diputados y diputadas de la corporación provincial y representantes de otras instituciones.