Cultura

La nueva generación de artistas valencianos del graffiti

València Extra parla amb Adrián Mateo

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No podemos caer en el error de pensar que las únicas representaciones de arte urbano son las que encontramos a lo largo de la ruta por el barrio del Carmen, de hecho, son muchos los artistas del graffiti valencianos que participan activamente en la revitalización de ciertas zonas de Valencia. Uno de los pintores que no se encuentra amparado bajo la famosa ruta del Street art es Adrián Mateo.

Adrián es un joven valenciano de 22 años de personalidad inquieta, que se inició en el arte urbano hace relativamente poco, en abril de 2017, a raíz de un proyecto de la universidad. Apasionado por el arte urbano desde muy pequeño, ha vivido su infancia entre pinceles y lápices de colores, pero le fascinó tanto la técnica del spray que, desde entonces, se dedica a retratar en las calles a personalidades tan importantes en la historia del arte como Salvador Dalí y Frida Khalo, principalmente.

Adrián es uno de los muchos artistas que ayudan de forma desinteresada a revitalizar la ciudad, haciendo Valencia más bonita con tan sólo un par de sprays y mucha creatividad, imaginación, destreza y esfuerzo. Y es que sólo se conoce una pequeña parte en dónde se concentra el arte callejero, la parte más céntrica, donde, además, se concentran las obras de un determinado grupo de artistas. Sin embargo, detrás de las zonas más turísticas existen otros muchos sectores de la ciudad en los cuales los artistas realizan el mismo trabajo. Por ejemplo, un referente para Adrián es el artista Duke103, que lleva pintando desde 1991 y que presume de una técnica excepcional, ha realizado iniciativas tan bonitas como la pintura de contenedores del barrio de la Cruz Cubierta.

Como artista, Adrián nos comenta que no se plantea su trabajo como un hobby, sino que “se trata de algo que te quita el sueño. No lo puedo llamar hobby porque lo que hago forma parte del artista, desde que se levanta hasta que se acuesta”. Nos habla de lo enriquecedora que es la experiencia de transmitir su amor por el arte a la sociedad: “A mí me gustaría que, mientras esté con mi spray retratando a Dalí, un señor me preguntara quién es, y yo poder enseñarle lo que sé sobre el pintor, para que otro día ese mismo señor se lo pueda explicar a más gente y todos nos enriquezcamos”.

Como estudiante, el joven artista ha terminado recientemente la carrera de Artes y Humanidades en la facultad de Magisterio de la Universidad de Valencia.  Desde su posición y tras la experiencia que le ha otorgado su carrera, ha dado conferencias en la Universidad de Valencia sobre la Educación artística y creatividad, en donde reclama una mayor inclusión del arte en las escuelas y universidades, porque, según comenta, “hay pocas asignaturas que tengan que ver con el arte, y, sin embargo, el arte es multidisciplinar y tan necesario como las matemáticas, ni más ni menos, pero las instituciones no le dan la importancia que el arte ejerce en nuestra vida diaria. Por ello veo importante una mayor inclusión de asignaturas en las que los niños puedan desarrollar sus capacidades artísticas, porque es en ellos donde la creatividad se incrementa: los niños tienen algo muy bueno, y es que no tienen miedo a equivocarse”.

Cuéntanos cómo te iniciaste en el arte urbano, ¿por qué te decantaste por el arte de la calle y no por otro tipo de arte. ¿A qué te dedicas actualmente?

-Desde bien pequeñito me interesó el Arte, concretamente el arte que está en el museo más grande del mundo: la calle. Siempre tuve la obsesión por los graffitis que bombardeaban mi ciudad, me encantaba localizarlos y torturar a quien estuviera a mi lado contándole la técnica y de qué artista se trataba. Pero sin duda lo que más me apasionaba era el arte urbano, aquellos murales de gran dimensión con una gran variedad de colores que mostraban a todo transeúnte algo que tanta falta hace: creatividad. Me encantaban aquellos artistas tan diferentes de los del graffiti, concretamente en mi barrio había uno que era el que más llenaba las calles, Duke103, alguien a quien yo admiraba a pesar de no ponerle cara. Hoy, unos cuantos años después, he tenido la suerte de no solo pintar y exponer en conferencias con él sino, además, de compartir una buena amistad, puesto que fue él quien me ánimo a lanzarme con el spray a la calle, cuando le propuse participar en un proyecto educativo en una escuela del barrio de San Marcelino. Un proyecto que tenía como finalidad crear en los chavales la chispa de creatividad que no llega a conseguir la escuela, y sin darme cuenta esa chispa se encendió en mí.

Actualmente acabo de terminar mis estudios como maestro en Educación Primaria en la Universidad de Valencia. Además de ser maestro, en este último año he conseguido definirme por fin como artista, algo que me ha costado mucho a pesar de mi formación artística. Es por ello, que en las aulas siempre intento que los chavales/as se consideren artistas, puesto que todos los niños y niñas son artísticos desde el momento que nacen. Además, en estos últimos meses estoy experimentando toda la técnica del spray en diferentes contextos, desde zonas en riesgo de exclusión social, hasta escuelas nacionales e internacionales en las que estoy aprendiendo muchísimo artística y personalmente.

¿Cuál es la técnica que utilizas en tus dibujos y en qué te inspiras a la hora de pintar tus obras?

-La técnica que utilizo en la calle es el spray, aunque alguna vez utilizo pinceles con pintura acrílica o rotuladores especiales.  Cuando encajo la obra me gusta dejar en la pared “todos mis apuntes” antes de meterme en el color. A la gente le sorprende todas aquellas medidas, incluso en alguna ocasión me han pedido que las deje. Personalmente, admiro a aquellos artistas que encajan la obra a ojo, para mi es difícil, aunque no imposible, y será la experiencia la que me dé esa técnica.

¿Qué temas sueles pintar? ¿Crees que los graffitis o murales pueden ser una forma de dar visibilidad a las desigualdades?

-El arte urbano y el graffiti son un acto de rebeldía, una forma de lanzar un mensaje a todo aquel que pase por delante, creando un sentimiento, ya sea bueno o malo y esto es algo magnifico que ni siquiera algunos infames medios de comunicación pueden conseguir. Por ello estudio mucho las temáticas que quiero pintar en la calle, siempre pensando en disfrutar mientras las hago, (creo que es lo más importante), pero teniendo muy presente el poder de influencia que pueden llegar a tener.  Las pocas obras que llevo pintadas han sido muy variadas, desde actores como Jack Nicholson hasta referentes artísticos del siglo veinte como Salvador Dalí o Frida Kahlo.

 

¿Cómo ayuda el arte urbano a revitalizar zonas que anteriormente estaban degradadas?

-Lo ayuda de diferentes maneras, en primer lugar, dando color a zonas que están completamente grises en el mejor de los casos, y, en segundo lugar, llevando el arte donde más falta hace. El arte urbano no excluye absolutamente a nadie, no es elitista como sí lo es el arte que se expone en los museos. Hay algo que es importantísimo y que no se tiene en cuenta: las personas necesitan arte. La educación artística puede ser solo una disciplina, pero el arte es vital, y es tan necesario en nuestras vidas como el comer o el dormir ocho horas diarias.

El año pasado pinté un mural de África en una de las zonas despropiadas del barrio de San Marcelino, en la cual viven familias gitanas. Aquel lugar me pareció maravilloso y fue donde comencé a pintar. Los niños y niñas de aquel lugar me ayudaron a pintar la obra y la firmamos todos con nuestros nombres. Les animo a que vayan a ver la obra, porque serán estos mismos niños y niñas quienes se la mostrarán. ¿Es o no el arte urbano una herramienta de inclusión social?

 

¿Tienes pensado algún proyecto al respecto próximamente?

-Siempre hay proyectos en marcha, algunos salen adelante y otros, por suerte o por desgracia, se quedan archivados en la carpeta de posibles. Los tres más importantes que voy a desarrollar este año son: una experiencia educativa que dirigiré junto a un gran amigo en un orfanato senegalés, en la que participan más de quince personas extraordinarias, la cual está financiada totalmente por nosotros. El segundo es un proyecto que estoy llevando a cabo en la ciudad de Valencia, donde estoy trabajando con alumnado de infantil y primaria, mujeres artistas a través del arte urbano en diferentes escuelas públicas.  Y, por último, soy coordinador de voluntarios en Ouarzazate, una región al sur de Marruecos, donde dirijo un proyecto de restauración y decoración de escuelas marroquíes.

¿Cuáles son los valores que la pintura te ha enseñado? ¿Qué mensaje das a las nuevas generaciones que realizan arte urbano?

-El arte me ha enseñado a conocerme más a mí mismo, y algo muy importante para mí, conseguir que otros también lo logren. Me ha enseñado a no tener miedo a equivocarme, a cambiar constantemente, a experimentar y a caer en el error y aprender mucho más de él que del acierto.  Yo formo parte de las nuevas generaciones, cada día que salgo a la calle a pintar aprendo algo nuevo, mi humilde consejo de principiante sería: observa, escucha y luego sé tú mismo.

¿Piensas que las instituciones españolas minusvaloran el arte urbano? ¿Por qué? ¿En qué países se valora culturalmente el mismo?

-Sí, las instituciones españolas minusvaloran el arte urbano, no dándole un protagonismo público ni una consideración artística a la altura de museos y exposiciones. Pero no solo las instituciones españolas lo minusvaloran, sino que la identidad del arte urbano en España, en mi opinión, sigue todavía muy estigmatizada. Vivimos en una sociedad que poco a poco empieza a formar parte de los grandes cambios sociales y culturales que están creciendo en nuestro mundo a la velocidad de la luz, y, sin embargo, los prejuicios y la ignorancia no hemos sabido subirlos a ese tren de modernidad en el que viajamos.

Todavía encontramos perspectivas tradicionalistas hacia un tema como es el arte, que siempre ha pedido una mente abierta y cero prejuicios. El arte urbano todavía en nuestro país se sigue relacionando con la palabra vandalismo, y un gran sector de la población sigue considerándolo una gamberrada de un rebelde sin causa. Tenemos infinidad de artistas maravillosos en este país que están triunfando en países europeos y latinoamericanos, los mismos que aquí no han obtenido el reconocimiento que merecían.

¿Por qué consideras importante integrar el arte en el ámbito educativo? ¿En qué sentido crees que podría ser beneficioso para los alumnos?

-El arte como bien hemos dicho antes es imprescindible para la vida de las personas y aún más cuando están en edades tempranas. Con él, los niños y niñas aprenden a visionar el mundo desde otras perspectivas, desarrollando así una creatividad innata que, por desgracia, va desapareciendo a medida que van creciendo.

Desde mi punto de vista, las herramientas para desarrollar esa creatividad tan necesaria están dentro de la disciplina de la educación artística. Una asignatura infravalorada, que asume escasos cuarenta y cinco minutos semanales y que, por si fuera poco, comparte evaluación con otra disciplina importantísima: la música. Se trata de otra de las formas que tienen las instituciones, en este caso educativas, de despreciar lo que hacemos los artistas y lo que podemos conseguir dentro de las escuelas. Claramente nos encontramos delante de una decisión política que hace aún más grande la barrera entre la libertad y la opresión, ahogando a los alumnos y profesores con un currículum que se centran en contenidos memorísticos, dejando de lado los procedimentales y actitudinales.