La Escuela de Teatro Escalante, dependiente de la Diputación de Valencia, celebra su fin de curso con gran éxito de asistencia y experiencias muy enriquecedoras. Todas las plazas quedaron cubiertas en cada uno de los cursos que se han desarrollado desde diciembre, tanto para niños y adolescentes, profesionales de las artes escénicas como para los colectivos con necesidades específicas.
Cerca de 250 personas han podido disfrutar de esta oferta formativa, sin duda un balance muy positivo para Josep Policarpo, director del Teatro Escalante, quien asegura que la Escuela se ha convertido “en un referente para la docencia de artes escénicas de la ciudad de Valencia, siempre desde una perspectiva de servicio público, accesible y de calidad”.
Con la intención de acercar el teatro y convertir la formación en un instrumento de desarrollo personal y social, desde hace 26 años la Escuela de Teatro Escalante ofrece cursos para escolares menores de 17 años. La Escoleta, explica Policarpo, “tiene una vertiente más social que formativa y aprovechar las herramientas del arte dramático para atender las inquietudes de la infancia y juventud ha permitido que haya experiencias extraordinarias con trabajos ante la cámara, adaptaciones de clásicos de la literatura dramática o espectáculos más visuales”. Sofía López entró como alumna cuando tenía 5 años y ahora tiene 17: “El teatro ha sido una parte muy importante en mi vida, entré siendo una niña y al me lo he pasado genial. Me ha aportado mucho en la forma de ver las cosas y en poder ponerme en el lugar de los otros. Me ha ayudado a desconectar y seguir creciendo, lo voy a echar mucho de menos”.
Laboratorio de la interpretación contemporánea
A la continuidad de los cursos de la Escoleta, Josep Policarpo sumó desde que se hizo cargo de la dirección de Teatros de la Diputación hace tres años, otros nuevos. Por una parte, puso en marcha la Escuela Permanente para Profesionales de las Artes Escénicas para ofrecer talleres mensuales y seminarios a cargo de especialistas de reconocido prestigio. Un espacio que “se ha convertido en un laboratorio de la interpretación contemporánea que ha abierto fronteras y está ofreciendo oportunidades inimaginables hace unos años para la profesión valenciana”. Y es que, matiza el director, “era urgente intervenir en ese campo y por eso hemos hecho una selección muy selectiva de los nombres imprescindibles de la dirección escénica nacional”. Profesionales de la talla de Paco Zarzoso, Isabel Rocati, Adriana Ozores, Carles Alfaro, Andrés Lima, Jordi Casanovas, Denise Despeyroux, Verónica Ronda, Francesc Fenollosa, Antón Valen o El Pont Flotant, han sido algunos de los nombres encargados de estos seminarios. Espacios para el aprendizaje teatral que, como manifiesta una de sus alumnas, la actriz Nina Baixauli, son “tan interesantes como necesarios para poder reciclarnos y seguir con nuestra formación académica”. Su gran variedad, señala, “nos ha dado la oportunidad de especializarnos en nuevas materias, de conocer las pautas del monólogo para hacer reír, como nos ha enseñado Maria Juan; profundizar en la interpretación a través de lo que el director Andrés Lima denomina “la calidad” y poder así conjugar lo “esencial” que propone el texto con lo “personal” que propone el actor; o adentrarnos en el canto profesional con la maestría de Andrés Navarro”.Teatro terapéutico
La nueva dirección del Escalante amplió a su vez la oferta formativa con programas específicos dirigidos a personas con diversidad funcional, para mujeres en riesgo de exclusión o para víctimas de violencia de género. Tere y Consuelo, de 57 y 52 años respectivamente, llevan 3 años en los cursos para mujeres y ambas definen su experiencia como algo “muy terapéutico”. “Gracias a estos cursos he aprendido a desenvolverme con confianza en la vida y me han ayudado mucho para ejercitar la memoria. El teatro es como una meditación, vivir el aquí y el ahora, calmar la mente durante las cuatro horas que dura la clase es una maravilla. Además, hay muy buen ambiente y profesores y alumnos terminamos siendo una familia”, explica Tere. Una vivencia muy cercana a la de Consuelo, quien defiende que el teatro es sanador: “A mí, el teatro me ha ayudado a centrarme, a recuperar la ilusión y la alegría, me ha cambiado la vida hasta tal punto que incluso me he presentado a castings y he hecho algún papel pequeñito en una película”. Y todo ello, incide, “con unas buenas compañeras y unos cursos llenos de armonía”. En cuanto a este departamento de la Escuela que fomenta el teatro inclusivo, Policarpo destaca que “resulta conmovedor asistir a la representación de los trabajos finales de curso y ver la valentía con la que se encaran al mundo y la crueldad con la que han tenido que convivir”.Como broche final al curso, los alumnos ofrecerán diversas muestras sobre el escenario de la sede de la Escuela Escalante, ubicada en el Centro Juvenil de Algirós. La Escuela cerrará así sus puertas para volverlas a abrir el próximo año académico y seguir haciendo de la enseñanza del teatro una poderosa arma de construcción artística y social.