Quedan pocos días para acabar con las Fiestas pero hay que aprovechar cada momento con la familia. Y como no, disfrutar de los dulces de Navidad, como el Roscón de Reyes en un día como hoy. Sin embargo, València tiene otro tesoro gastronómico único: la Casca.
La Casca es un dulce de mazapán en forma enroscada que representa la anguila valenciana y que, en su interior, esconde boniato confitado para poner el punto más goloso. También hay otras versiones donde se añade la yema, merengue o canela.
Por lo tanto, para prepararlo solo se necesita almendra, azúcar, boniato, huevo, limón y opcionalmente otros ingredientes para decorar, pero sobre todo, mucha imaginación para reproducir la figura de una divertida anguila.
Aunque es un dulce típico valenciano, esta tradición no es demasiado conocida en la Comunidad. Tal y como explica Valencia Bonita, está en peligro de extinción desde la llegada del Gâteau des Rois, el Roscón de Reyes, en 1900.
Font: Wikimedia commons
De origen árabe, los estudios indican que existe desde antes de la llegada de Jaume I en València, pero desde la constitución de València como reino los padrinos acostumbraban a regalar Casca la noche de Reyes.
Así, después de la Cabalgata, los niños dejaban encima de la mesa nada vasitos de mistela y dulces para que Melchor, Gaspar y Baltasar combatiesen el frío, así como algarrobas y agua para los caballos. Al día siguiente, los más pequeños se encontraban con su regalo: la Casca.
En algunos pueblos, la leyenda cuenta que cuando los Reyes entraban en casa con los regalos, los más pequeños les recitaban: “Senyor Rei, jo estic ací. Casques i avellanes, tot per a mi. I vostès aneu-se’n pel seu camí”.
En la actualidad, esta anguila de mazapán continúa viva principalmente en La Safor y la Ribera Baixa y se puede adquirir en pastelerías tradicionales de Gandia y Sueca. A pesar de esto, el cocinero valenciano Juan Salvador Gayà nos deja la receta en su blog ‘Al foc de la xemenera’ para hacerla en casa:
- Calentar medio vaso de agua y diluir medio kilo de azúcar despacio, siempre revolviendo.
- Apartarlo del fuego y mezclar medio kilo de almendra molida, un poquito de canela y limón rayado
- Remover con una cuchara de madera hasta obtener una masa homogénea
- Dividir la demasiada y formar dos bolas
- Poner una de ellas sobre papel de horno y encima de barquillos. Allanarla y darle forma redonda con 1 cm de grosor.
- Hacer un vacío en medio de la pasta con un vaso (sobre los 5 cm de diámetro) y añadir el boniato confitado al gusto.
- Repetir pero utilizar la segunda pasta para cubrir el dulce.
- Unir las dos piezas con forma de anguila y poner al horno precalentado a 170-180 grados durante unos veinte minutos, en función del horno.
- Montar una clara de huevo a punto de nieve y añadir azúcar molido para hacer merengue y decorar.
- ¡Dejar reposar a temperatura ambiente y degustarla con familia y amigos!