El Centre del Carme Cultura Contemporània presenta la muestra ‘Diana Blok. Monólogos de género’, una instalación interactiva que desafía la comprensión histórica y cultural de género, yendo más allá de las limitaciones de los estereotipos de manera innovadora y sorprendente. La instalación, comisariada por Claudia Fazzolari, podrá visitarse en la Sala 2 del CCCC hasta el 16 de octubre.
Se trata de un proyecto seleccionado en la convocatoria V.O. de comisariado 2018-2020 del Consorci de Museus, en el que la artista Diana Blok desafía las convenciones estéticas, mentales y culturales devolviendo la imaginación a las limitaciones de género y la identidad sexual. La instalación cuenta con doce retratos en vídeo a tamaño real proyectados en seis pantallas, que muestran a doce actores y actrices de tres continentes interpretando a un personaje del sexo opuesto a su elección, con un monólogo extraído o inspirado en líneas pronunciadas por personajes notables del teatro y la literatura.
La artista pretende, de este modo, explorar cómo los individuos con una historia de creación de ilusiones teatrales se relacionan con sus propias fantasías íntimas de actuación, cruzando los límites de género y encontrando formas de mostrarlas al público.
“La agitación cultural está en el corazón de toda nuestra programación en el Centre del Carme, y proyectos como este nos permiten cuestionar los planteamientos establecidos y ampliar nuestra visión de la realidad. Esta instalación supone una experiencia inmersiva que nos invita a reflexionar no solo sobre el género y la diversidad, sino también sobre los límites entre la realidad y la ficción, la palabra y el silencio”, asegura el director del Consorci de Museus y el CCCC, José Luis Pérez Pont.
“Algunos dicen que el principal impulso del teatro es confrontar nuestra condición limitada por la realidad cotidiana e inclinarnos a experimentar identidades desconocidas y plurales en nuestros propios cuerpos. En esta pieza, ambos impulsos están presentes. Nuestra intención es liberarnos de los límites de patrones mentales heteronormativos, dictados por las crecientes actitudes discriminatorias de nuestra sociedad. Podemos darnos la oportunidad de liberar la imaginación para explorar la naturaleza de la diversidad y fluidez de género”, comenta la artista Diana Blok.
Doce actores de tres continentes
Para la instalación en València se ha contado con la participación de la actriz Gloria March, que interpreta a Federico García Lorca, y del actor Pep Ricart, como La Maga de Rayuela. Ambos se fusionan con el resto de intérpretes participantes creando nuevas interacciones y explorando diferentes relaciones entre los monólogos dialogando entre sí.
La integración de intérpretes patrios es un rasgo característico del proyecto, que ya se expuso en Paramaribo añadiendo actores que seleccionaron los papeles de Marilyn Monroe y James Baldwin, y en Ámsterdam, donde se agregó a la famosa soprano Claron McFadden, a los actores Vanja Rukovina, Karina Holla y al intérprete transgénero Levi de Kleer, cada uno “canalizando” el personaje de su elección.
Así, la instalación cuenta con el holandés Abke Haring, que interpreta a Hamlet; el estadounidense Claron McFadden, como Orfeo Negro; la española Gloria March, que encarna a Federico García Lorca; la brasileña Grace Passô, como Martin Luther King Jr.; la surafricana Helen Kamperveen, bajo la piel de James Baldwin; las holandesas Levi de Kleer y Karina Holla, como Pina Bausch y Max, respectivamente; el brasileño Matheus Nachtergaele, que hace de su madre; el español Jordi Ballester, en el papel de sor Juana Inés de la Cruz; el surafricano Purcy Tjin, como Marilyn Monroe; el keniata Ogutu Muraya, como Wangari Maathail, y el bosnio-holandés Vanja Rukavina, que ofrece su interpretación de Cleopatra.
La elección de cada actor y actriz es un reflejo de su propia cultura, ya que la participación intercultural es un elemento esencial de esta instalación, que va más allá de los límites geográficos. Aunque todos están subtitulados en castellano, cada actor recita el monólogo en su idioma de origen para reconocer en la diversidad de culturas presentes el potencial para crear un diálogo global.
Durante los 72 minutos de la instalación, todos los actores permanecen presentes en silencio, mientras que solo uno habla a la vez. Entre el silencio y la palabra hablada, la tensión intrínseca de las zonas fronterizas se redefine y se convierte en un ejercicio poético de alteridad. El resultado es multidimensional: retratos de nuestro tiempo que contienen discursos y visiones que aportan pensamientos reveladores y conversaciones perspicaces sobre la identidad, la revolución y el deseo, en lo que se siente como una confrontación personal con cada actor.
La fusión de la literatura, el teatro, la fotografía, el cine y el entrecruzamiento del tiempo y los géneros nos invita a repensar nuestros prejuicios acerca de que una forma de arte tiene prioridad sobre otra. Hay una suspensión entre lo real y lo imaginario. La interacción que se produce entre ellos genera la ilusión de que realmente están reaccionando entre sí y manteniendo una especie de diálogo.