Hace 30 años, Carles Alberola y Toni Benavent crearon Albena Teatre, una de las compañías de más trayectoria y éxito en València por sus puestas en escena en el ámbito teatral y audiovisual. Un sueño que tenían claro que tenían que cumplir años al poco de conocerse y donde Benavent y Alberola han caminado juntos para hacer el mejor equipo. Repasamos con Carles Alberola las tres décadas de este proyecto donde la apuesta por el valenciano y por profesionales valencianos ha sido una constante.
¿Cómo fueron los inicios?
Toni y yo nos conocimos unos años antes de fundar Albena en la compañía amateur La colla teatre. Cada uno desarrolló su trabajo en diferentes compañías, él en Moma Teatre y yo en Horta Teatre. Decidimos que antes de hacer nuestra propia compañía, que era un sueño que prácticamente nace de cuando trabajamos juntos por primera vez, teníamos que conocer el oficio de la mano otras compañías, aprender otros. Nos entendíamos y veíamos que estaría muy bien crear esa compañía. Tardamos 6 o 7 años y en 1994 nace Albena Teatre con la voluntad de dedicarse al teatro y el audiovisual, hasta ahora.
Entonces, ¿teníais claro que teníais que formar equipo?
¿Qué aporta Carles Alberola a Albena Teatre y qué aporta Toni Benavent?
Desde un inicio ya marcamos los ámbitos de cada uno. Yo me encargo de la parte creativa, soy director artístico y escribo mayoritariamente los textos, dirijo, a veces interpreto… y Toni se encarga de toda la parte de producción, publicidad, proyección, venta, escoger gente, diseño gráfico, imagen, trabajo publicitario... Después, yo participo en su trabajo y él en el mío, de forma que somos los primeros espectadores de las propuestas que hace el otro y mano a mano hemos podido construir durante 30 años lo que es hoy Albena.
Habéis creado 30 producciones de teatro, sumadas al audiovisual. Son muchas en 30 años. ¿Cómo lo habéis conseguido?
Trabajando muchísimo, ya te lo puedes imaginar. No solo es teatro, hemos hecho mucha producción audiovisual, desde series, dramedias, comedias, programas, cortometrajes, películas… Y esto es una quinta parte de los proyectos que hemos intentado poner en marcha, porque siempre hay proyectos que se quedan en el camino por varios motivos. No es solo un trabajo nuestro, es de todo el equipo que trabaja con nosotros. Desde el inicio teníamos claro que había excelentes profesionales a València de todos los ámbitos y que nos teníamos que apoyar en ellos. Por Albena ha pasado muchísima gente en estos 30 años, desde actores, técnicos, vestuario, escenografía, músicos… con los que hemos ampliado nuestra familia, que también trabaja mano a mano. Hemos intentado integrar a todas las personas del equipo para que sientan este proyecto como propio.
Algo que diferencia a Albena de otras compañías es la parte audiovisual. ¿Qué aporta a la teatral?
Son complementarias, y más para nosotros que tenemos mucha influencia del cine. Ese lenguaje ha ido introduciéndose en muchos textos y propuestas que hemos hecho estos años. Cuando ponemos encima de la mesa un proyecto la primera decisión es ver en qué ámbito la haremos, si pertenece más al ámbito escénico o si pertenece más bien al audiovisual, y si es así, a qué género, programa, serie, si es cine o televisión. Son decisiones capitales. Y para nosotros es un mismo oficio, pero en diferentes ámbitos. Se trata de contar historias, sabemos que en una es la palabra la que domina, y en la otra las imágenes, la música, la luz… otro tipo de narrativa.
¿Cómo conseguís ese equilibrio que ha tenido tan buena respuesta del público?
Siempre es un enigma. Si hubiera una fórmula para saber qué se tiene que hacer para tener éxito, todo el mundo lo haría. Tú sabes que tienes que contar una historia que crees que puede contar cosas que son compartidas con la gente e importantes para ti. Creo que tienes que confiar en tu instinto, entender que hay algunas cosas en esa historia que pueden ser compartidas, interesantes… y tienes un punto de vista diferente. Las historias están mil veces ya contadas, pero tienes que ver qué puedes añadir a esto. Y después nos hemos encontrado con que nuestras propuestas mayoritariamente tienen a ver con la comedia y hemos hecho que la gente ría mucho, disfrute y que se sienta identificada. A veces parece que hablan de ti mismo y esto provoca que la historia que cuentas ya no es la peripecia que tú has puesto en movimiento, sino que el espectador es quien, con sus deseos y circunstancias, ha acabado completándola. Y creo que esto ha sido fundamental en nuestra carrera. En una trayectoria de 30 años hay espectáculos que han triunfado más y otros que no tanto. Toni siempre ha dicho que teníamos que crear una marca y que la gente estuviera interesada en ver los espectáculos que vamos presentando, y
Esto es muy difícil en el mundo de la cultura, y más todavía en el teatro…
¿Habéis contribuido a la normalización del valenciano?
Supongo que
¿Cómo ha evolucionado Albena en estos 30 años?
Profesionalmente, hemos crecido mucho, hemos aprendido muchísimo, creo que es lógico y fruto de la experiencia y la edad, de las posibilidades de acertar y fallar. Hemos tenido la suerte de trabajar con profesionales fantásticos de aquí y de fuera y a nivel de empresa hemos podido tener una implantación a nivel nacional. Hubo una eclosión con 'Besos' en todo el Estado español. Y después desarrollar la parte audiovisual, que ha hecho que 30 años después puedas continuar trabajando y la gente pueda saber qué es lo que haces y puede encontrar con Albena.
Ha habido momentos que no han sido tan fáciles. ¿Cuáles han sido los principales problemas?
En una carrera así de larga hay muchas puntas de sierra. Pones lo mejor, pero a lo mejor no funciona y otros que no lo esperabas, van mejor, porque las historias esconden cosas que no saben ni sus propios creadores. Momentos clave fueron el de la crisis de 2008 y sobre todo 2012. Tuvimos un momento difícil que coincidía con los 20 años y nos hizo replantearnos hacia donde ir. Y por otro lado, unos años antes, mira la paradoja. En un momento estábamos en tres capitales, València, Barcelona y Madrid, y todo lo que nos había costado y era de gran éxito, económicamente representó una herida muy grande porque era muy grande la inversión para una compañía pequeña, y esto nos dejó un poco tocados durante un periodo de tiempo. Pero después nos hemos recuperado y hemos ido sorteando los obstáculos.
¿Cómo ves la situación actual del sector?
A nivel valenciano hay una efervescencia de creadores, convivencia de gente que lleva muchos años como nosotros con gente nueva que está haciendo trabajos muchos interesantes. El hándicap es que el mercado pueda asumir todo lo que se hace, conciencia política y social de respaldo para que toda la gente que se incorpore realmente pueda llegar al público. Nuestra profesión puede aportar muchas cosas en el ámbito cultural, pero también anímico, hace que la gente sea más feliz, que pueda soñar. Yo voy al cine, escucho música, voy al teatro… y puedo volar a partir de la historia que me están contando. Ojalá la gente entendiera que hay que invertir, que vale la pena, que después se revierte en la sociedad. Tiene que haber una apuesta clara desde las administraciones. El público tiene que ser guiado y conocedor de qué se hace, pero después, los recursos tienen que existir y en muchos casos son recursos que están por debajo de las necesidades y que hace que no se crezca. Se van dando pasos pero son insuficientes y hace falta una apuesta rotunda, no a media voz, que es lo que suele pasar.