La historia incierta de las Fallas, ¿cuál es su origen?

Els estudiosos no troben consens a l’hora de definir quin és el germen de la festa gran dels valencians

Guardar

Sobre el origen de las Fallas de València hay muchas teorías, pero ninguna certeza. Una de las creencias más extendidas es que los carpinteros fueron los impulsores de la fiesta, al quemar cosas en las puertas de sus negocios para celebrar el día de su patrón: el 19 de marzo, San José.

Según esta premisa, los trabajadores cogían los candiles con los que se alumbraban durante las últimas horas de trabajo en invierno y los quemaban para celebrar tanto la llegada de la Primavera como el alargamiento de las horas de luz del día. Con el tiempo, supuestamente, se empezaron a añadir más elementos a la hoguera hasta que, finalmente, los palos se ataviaban con ropas para criticar a alguien y luego quemarlo.

Lamentablemente, no hay documentación ni constancia alguna de que esto fuera así. De hecho, los papeles que se conservan del Gremio de Carpinteros valenciano no estipulan en ningún lugar que se deba quemar nada para celebrar la llegada del día de San José. Tan solo recomiendan determinadas oraciones y rosarios.

Otra de las posibles explicaciones que intentan justificar el origen de las Fallas es la celebración del Solsticio de Primavera. Prácticamente todas las sociedades celebran el cambio de estación de una manera u otra, y la valenciana no iba a ser menos. Del mismo modo que el verano se festeja San Juan encendiendo una hoguera, puede ser que en primavera se celebrase San José mediante este mismo método.

Esta teoría puede remontar el origen de las hogueras falleras hasta la propia época de los árabes o incluso antes. Según este pensamiento, poco a poco, los fuegos de primavera fueron evolucionando y aumentando su complejidad, hasta convertirse en monumentos artísticos y satíricos que hoy conocemos. Sin embargo, nuevamente, tampoco existe documentación que pueda apoyar esto.

Finalmente, una última teoría estipula que el origen de las Fallas podría estar en el propio Carnaval, que no cae demasiado lejos de San José. Esta corriente de pensamiento deriva de la tradición bien conocida entre los valencianos de colgar monigotes en las ventanas y en las puertas alrededor de estas fechas. Posteriormente, estos personajes no gratos y objeto de burla podrían haber sido quemados, lo cual explicaría la fijación de las Fallas por el humor, el ataque y la sátira a través de muñecos.

Al no haber consenso en cuanto al origen de la fiesta grande valenciana, al final, se ha decido optar por una combinación de todas las anteriores teorías: las Fallas tienen su origen en los fuegos del solsticio de primavera, y estas hogueras con el tiempo llevaron a la costumbre de quemar los muñecos de Carnaval con intención de censura y sátira. Los carpinteros ven la fiesta de su patrón coincidir con todo esto, y toman un papel especialmente relevante porque son quienes producen los artefactos que se tiran a la hoguera.

Las Fallas en los siglos XVIII y XIX

Las primeras fuentes documentales que certifican la celebración de las Fallas de València se remontan a los siglos XVIII y XIX. Fue en esta época cuando las hogueras dejaron de ser meros trastos viejos para convertirse en algo más elaborado: tarimas donde se ponían monigotes vestidos con ropas de verdad. Estos simulaban escenas de teatro y eran objeto de burla, para luego finalmente acabar quemados en la noche del 18 al 19 de marzo.

Conforme la fiesta se iba haciendo más conocida y los monumentos más grandes, las autoridades empezaron a regular su colocación. Concretamente, se ha encontrado un documento de 1784 que obligaba a ubicar los fuegos en plazas y espacios abiertos, pues la cercanía con las fachadas de las casas suponía un grave peligro de incendio.

En el siglo XIX, las Fallas comenzaron a ser más conocidas, y se popularizaron los monumentos de carácter sexual, que caricaturizaban las relaciones de cortejo entre hombres y mujeres. La crítica política también se convirtió en algo recurrente, hasta el punto de que las autoridades intentaron censurarlas en varias ocasiones. De hecho, entre 1868 y 1870, las Fallas dejaron de existir por la presión de esta censura.Fallas

En 1872 ya se registran 17 monumentos en toda la ciudad. Es en esta época de auge, a finales del siglo XIX, cuando los más ilustres poetas valencianos se animan también a participar en la fiesta. Su papel es el de hacer los llibrets, es decir, escrituras destinadas a explicar las fallas. El primero que se conoce es autoría del propio Bernat i Baldoví, datado del año 1885.

Durante las fiestas de 1873 se traslada la Cremà a la noche del 19 de marzo, pero la Plantà se mantiene en el 18, por lo que las Fallas pasan a durar de uno a dos días. También en la década de los 60 se empiezan a registrar actos dedicados exclusivamente a la pirotecnia.

Las Fallas en el siglo XX

En la última década del siglo XIX empiezan a aparecer más fallas a lo largo y ancho de la ciudad, y también se hacen más grandes y vistosas. Tanto es así que, en 1901, el Ayuntamiento de València aprueba por primera vez una convocatoria de premios para reconocer los mejores monumentos. Por supuesto, estos galardones buscaban más la faceta artística de las fallas y no tanto la satírica, por lo que a partir de entonces, se empieza a apreciar una preocupación más acusada por la estética en el monumento.

fallera-mayor-valencia-2020Empieza a aparecer también en esta época la figura del artista fallero, es decir, la persona que se dedica única y exclusivamente a la elaboración de un monumento. En 1926 se crea laAsamblea pro Fiestas de San José para coordinar todos los actos que tendrían lugar durante las Fallas, y un año después, en 1927, se elige a la primera Fallera Mayor de València.

En 1928, se adelanta la Plantà al día 16 de marzo, para que la fiesta dure más y, además, se crea el Comité Central Fallero, germen de la actual Junta Central Fallera. Su trabajo era organizar todos los actos más importantes de la fiesta: la Cridà, la Exposición del Ninot, la Nit del Foc y las Cabalgatas. Finalmente, en 1934, se elige el primer ninot indultat y se crea el Museo Fallero.

Lamentablemente, la Guerra Civil congeló la fiesta entre los años 1936 y 1939, aunque se tiene constancia de que en 1937 se llegaron a plantar algunos monumentos. Durante la dictadura, se retoman nuevamente las Fallas, pero el carácter satírico queda obviamente censurado por la presión del régimen. Fue precisamente en esta época, en 1945, cuando se creó la Ofrenda de Flores a la Virgen de los Desamparados, para darle un sentido más religioso a la fiesta.

Destacados