La Sanidad ha sido y es uno de los ejes centrales de la política del Gobierno del Botànic. Lo fue en su primera legislatura con leyes muy destacadas y lo está siendo en esta segunda con las reversiones de hospitales privados para pasar a una gestión pública. Pero sin duda desde hace un año ha afrontado el reto más duro de la historia del autogobierno valenciano: una pandemia mundial. La Consellera Ana Barceló ha asumido en primer plano la gestión de esta crisis desde los momentos más duros cuando faltaba material en todo el mundo hasta la ola más complicada en la Comunitat el pasado mes de enero. Hoy tenemos la oportunidad de conversar con ella para hacer balance de la pandemia y vislumbrar el inminente horizonte.
¿Qué balance hace de la actual situación de la pandemia en la Comunitat Valenciana?
La situación es buena. Es fruto del éxito y del sacrificio de todos los valencianos y valencianas. Yo creo que todas las medidas que hemos implantado han funcionado. También es fruto de la responsabilidad, que es fundamental.
La Comunitat Valenciana vivió una tercera ola muy dura a pesar de tener las restricciones más duras para el mes de diciembre. ¿Por qué cree que pasó?
Yo creo que también entrábamos en unas fiestas en que necesitábamos una cierta relajación. La gente creo que empezó a perder algo de miedo y, sobre todo, quiso vivir unas fiestas un poco más normalizadas. Bajamos algo la guardia y veníamos además, de las compras navideñas, etcétera. En resumen, una situación en la que la ciudadanía ya necesitaba vivir esas navidades de manera más entrañable.
Las dosis de vacunas centran ahora la preocupación de la ciudadanía ya que llegan a cuentagotas. ¿Cómo se hace el reparto de las dosis por Comunidades autónomas? ¿Qué criterio siguen y si tienen sentido?
Hay que tener en cuenta que las primeras vacunas que llegan son las de Pfizer y las de Moderna, que son escasas y que son las recomendadas para personas muy mayores. Por tanto, la distribución que se hace por parte del Ministerio sigue unos patrones que tienen en cuenta la población diana a la que van destinadas esas vacunas. Evidentemente, en cada comunidad hay un número muy distinto y muy dispar, ya que depende del envejecimiento de su población y del número de personas que comprenden esos tramos de edades. Por tanto, se hace en función de ese grupo diana.
Por contra, en cuanto a AstraZeneca, el reparto por parte del Ministerio se hace en función del peso poblacional de cada comunidad.
El President Puig se reunió la semana pasada con AztraZeneca quién asegura que llegaría 600.000 dosis en este segundo trimestre, menos de las que se esperaban. ¿Tenían contemplada esta previsión?
Bueno, normalmente AstraZeneca comunica al Ministerio de Sanidad y lo que nos anticiparon en esa reunión fue la llegada de más vacunas en el mes de mayo y en el mes de junio. Esto tiene que confirmarse; evidentemente, es una previsión. Lo que esperamos es que la compañía termine cumpliendo ese compromiso adquirido.
¿Cree que la estrategia de compras de la Unión Europea ha fallado o han sido las farmacéuticas quienes no han cumplido?
Yo creo que, probablemente, las farmacéuticas han prometido una producción a la que realmente no podían llegar. Es la impresión que yo tengo por el número de dosis que se producen en relación a las que nos remiten y entregan a la UE. Desconozco, evidentemente, las cláusulas de los contratos que en su día firmaron la autoridad europea y las empresas, pero tengo la impresión de que, probablemente, se trasladó la capacidad de producción que luego no era de la que podían disponer.
Europa ha insinuado que muchas vacunas producidas en territorio europea se derivaban a Reino Unido. ¿Coincide usted con esta postura?
Yo desconozco los compromisos que tuviera AstraZeneca con Reino Unido y las que se encontraron hace poco tiempo en Italia. Sé que AstraZeneca está también comprometida con todos los países que no pueden adquirir vacunas y que las reciben también gratuitamente. Pero desconozco esto. Para nosotros es muy difícil saber exactamente qué es lo que ha pasado, donde esas dosis iban destinadas y si se han saltado los compromisos que habían adquirido con la UE.
Hace unos días la Comunitat ha vivido su vacunación masiva al personal docente en tiempo record. ¿Qué balance hace desde la Conselleria?
El balance es positivo porque prácticamente el 87% de la comunidad educativa que estaba convocada la semana pasada se ha vacunado. Por tanto, el balance es positivo. Yo creo que han funcionado bien. Hemos recibido la felicitación sobre cómo se puso en marcha el dispositivo, tanto por los equipos de vacunación, por todo el personal sanitario, que creo que tuvo un trato exquisito con toda la comunidad educativa, y, también, Educación, que nos ha permitido ordenar de una manera adecuada todas las personas que debían ser vacunadas por centros educativos para que tampoco hubiera una repercusión negativa en el caso de efectos adversos en la programación que tenían prevista.
Después de esta prueba, ¿La Comunitat estaría preparada para una vacunación masiva a gran escala?
Sí. La Comunitat Valenciana ha contemplado siempre tres escenarios: un escenario de vacunación de unas 200 mil dosis a la semana; otro escenario de 400 mil dosis a la semana; y otro escenario de 600 mil dosis a la semana. Tenemos más capacidad, inclusive, si llegara ese número de vacunas. Por tanto, nosotros estamos preparados. Nos falta la materia prima.
¿Llegaremos a esa vacunación del 70% en verano?
Por los datos que nos va facilitando el Ministerio, parece que sí. Puede ser que, en estos momentos y dada la previsión que tiene podamos llegar en el mes de julio al 70% de la vacunación. Yo espero que así sea. Será una buena noticia, porque tendremos inmunizada a una parte ya muy importante de la sociedad valenciana.
En Gibraltar con un alto porcentaje de vacunación hemos visto como han quitado el uso de la mascarilla. ¿Contemplan un escenario similar cuando se llegue a esos ratios para quitar algunas restricciones?
De acuerdo con la ley que se publicó ayer en el BOE, que está previsto que se mantengan medidas una vez acabe el estado de alarma en el mes de mayo y, por tanto, todavía no tendremos la inmunidad, dentro de esas obligaciones está el continuar llevando mascarilla. Ya que, una vez acabe el estado de alarma y mientras no se declare cerrada la crisis sanitaria y podamos volver a la normalidad, tendremos que seguir contemplando el uso de la mascarilla.
Margarita del Val comentó hace unos días que con los datos actuales todo apuntaba a que una cuarta ola podría ser menos intensa, incluso en la Comunitat por las buenas cifras. ¿Comparte esta opinión?
La previsión es que, evidentemente, aunque no haya una movilidad entre comunidades, sí que se produzca una movilidad interna dentro las comunidades. Evidentemente vamos a tener más interacción social, ya que ha llegado el buen tiempo. Pero tenemos que seguir manteniendo la alerta alta y, sobre todo, seguir insistiendo a la ciudadanía a que cumpla todas las normas de seguridad que están en estos momentos implantadas.
Por tanto, si siguiéramos así y no se dispararan excesivamente durante estos días de Semana Santa (a falta de conocer qué es lo que ha ocurrido en el puente del 19) pues podríamos contener y no tener una subida tan exponencial como la que tuvimos después de Navidad. Ese es el objetivo: el intentar que esa cuarta ola o esa cuarta subida, aunque no sea elevada, no genere ningún tipo de presión asistencial.
Cómo valora el comportamiento de los valencianos en esta tercera ola al pasar de la incidencia más alta a la más baja de toda España?
Bueno, tenemos que tener en cuenta que nosotros estamos perimetrados desde el 30 de noviembre: llevamos 4 meses perimetrados. Todo ello con un enorme sacrificio para aquellas personas que quieren viajar a otras comunidades que quieren encontrarse con su familia. También es cierto que, cuando cerramos todos los bares y restaurantes durante más de un mes, eso también fue un sacrificio para todas estas actividades económicas. Y luego, por supuesto, seguimos manteniendo las medidas más restrictivas de toda España, independientemente de todas las que han adoptado todas las comunidades y que eran los mínimos. La Comunidad Valenciana todavía se ha ido a los mínimos de los mínimos: la permanencia de 4 personas solamente en los espacios públicos, ya sean abiertos o cerrados, o el hecho de que nuestra restauración y hostelería cierre a las 18 horas de la tarde. Algo que no ocurre prácticamente en ningún territorio, que han llevado el cierre al toque de queda.
Nosotros también llevamos muchísimo tiempo con el toque de queda a las 22h de la noche. No hemos modificado ni ese toque de queda ni el cierre perimetral. Por tanto, hay un conjunto de medidas que han hecho que podamos tener estos resultados.
Hemos hecho una desescalada muy lenta, los aforos se han quedado reducidos al 30%, primero permitimos los entrenamientos deportivos, ahora hemos permitido las competiciones (todo sin público), primero abrimos los espacios al aire libre, ahora los cerrados.
En fin, yo creo que hemos ido adoptando medidas con muchísima prudencia, que es la misma que hemos trasladado a los ciudadanos.
Este fin de semana vivimos una experiencia piloto en Barcelona con un concierto con 5000 personas sin distancia de seguridad pero con mascarillas. ¿Con esta iniciativa, la Conselleria estudia eventos similares en verano o en septiembre?
De momento esto no lo contemplamos. En cuanto a la situación y las medidas que podamos tener en mayo o en junio no entran dentro de mi previsión. Prefiero que vayamos analizando los datos epidemiológicos día a día y luego cada 14 días y 7 días. Pero aventurar qué es lo que pueda ocurrir... pues todavía no estamos en condiciones de poder entrar a un estudio detallado de qué puede pasar y, de la situación que tengamos, qué poder hacer. Yo prefiero ir despacio y con calma y ver también cómo va el ritmo de vacunación.
El alcalde de València Joan Ribó comentó hace unas semanas que en caso que se puedan celebrar Fallas este año no serían como las hemos vivido sino que serian unas fallas de transición. ¿Comparte esta postura?
Tanto al mundo fallero como al alcalde yo siempre les he transmitido que las cosas que se puedan o no se puedan llevar a cabo serán en función de cómo nos encontremos. Nunca me he anticipado y nunca he querido, ni siquiera, generar la expectativa. Si llegamos en junio o julio pues habrá que ver la vacunación, la situación, etc. Pero no me gusta aventurar. Yo espero que más pronto que tarde podamos tener ya algunas medidas que alivien lo que ahora mismo está siendo muy restrictivo y que nos impide disfrutar de nuestras fiestas populares. Pero en estos momentos no puedo determinar cuándo se puede producir.
Yo me he comprometido con el mundo fallero a mantener una reunión a primeros de mayo, a tener una mesa de seguimiento para ver cómo es la evolución, para que podamos ir un poco vislumbrando cómo vamos a encarar el verano y después del verano.
¿Cómo valora el papel de la oposición en esta pandemia?
A mí me hubiera gustado que la oposición no se hubiera sumado a algunos bulos que se generaron y que, evidentemente, dieron una imagen muy distinta de lo que es la sanidad pública. Creo que tampoco era justo en aquel momento en que aparecieron fake news a las que la oposición hizo eco. Yo creo que era mucho más sencillo dirigirse directamente a la Conselleria para pedir esa información antes de sumarse en redes a noticias y bulos que luego han sido falsos.
De hecho las fake news han sido la lacra de esta pandemia justo cuando más información veraz necesita la gente. ¿Qué le parece el uso que ha hecho la oposición en ocasión de información no constratada en sede parlamentaria, en les Corts?
Ni contrastada y, en algunas ocasiones, modificada. Estoy recordando una información con respecto a un centro de salud de Madrid, de Fuenlabrada, que lo situaban como si fuera un centro de salud de la provincia de Alicante. Además, el hecho de que se utilizara un informe técnico del hospital de campaña que no estaba firmado y que se simule con un sombreado falso que abajo constase una firma. O el hecho de que, a través de una denuncia de una carta anónima, se pongan en conocimiento hechos ocurridos en las instalaciones de Ernest Lluch.
Creo que se espera siempre de la oposición que, al menos, pregunte a la Conselleria de Sanidad. Si no son satisfactorias las respuestas, pues, evidentemente, están en todo su derecho de hacer crítica y reprochar al Gobierno y a esta consellera aquellas deficiencias o irregularidades que se detecten. Pero creo que el actuar antes de conocer las explicaciones o antes de escuchar es lo que llama poderosamente la atención, porque creo que hay algunas noticias que, además, han tenido una repercusión nacional. Es un anónimo, sí, pero hay que ponerlo en conocimiento e investigarlo. Creo que siempre ha faltado el sentido de la responsabilidad y la prudencia de no generar a la ciudadanía una cierta zozobra o inseguridad.
En estos momentos, la Conselleria ha anunciado la vuelta de la atención presencial en sanidad. ¿En qué va a consistir y cómo se va a proceder?
Lo que estamos intentando es ir incorporando la cita presencial abriendo las agendas para que puedan los ciudadanos acercarse a sus centros de salud para poder trasladar a su médico cualquier cuestión que tenga. Y luego, por otro lado, también intentando abrir la programación de quirófanos y recuperar las intervenciones quirúrgicas, tanto por las mañanas programadas como por las tardes con los autoconciertos (es decir, fuera del horario que tienen los profesionales). No estamos hablando de las intervenciones urgentes; esas, en cualquier caso, se atienden. Hablamos de las que estaban programadas y se tuvieron que suspender porque tuvimos que colocar todos los recursos, tanto personales como de espacios, al Covid-19.
Por supuesto, también el Plan de Choque, que es algo que no he escuchado que se haya derivado. No lo hemos derivado, pero hay que tener en cuenta que en esta última ola también los hospitales privados se han visto afectados por el ingreso de personas Covid, que también les ha obligado a suspender algunas intervenciones.
¿Cree que la ciudadanía valora más el papel de los sanitarios en esta pandemia y si la salud pública ha vuelto a ser su primera preocupación?
Yo creo que sí que ha cambiado el mapa de prioridades. Primero porque somos más conscientes del importante papel que tiene la salud y que sin salud la actividad económica tampoco funciona. Entonces, recuperar ese valor y esa prioridad de recuperarnos y, al mismo tiempo que nos cuidamos nosotros, tenemos que cuidar el sistema que nos protege.
En ese sentido, yo creo que todo el mundo ha sido consciente de la necesidad de contar con un sistema sanitario público fuerte y con buenos profesionales. También la situación ha descubierto qué es esto de la salud pública, qué es esto de la epidemiología, una rama que ha estado siempre presente y siempre cuidando de nosotros. Los profesionales de esta rama llevan a cabo constantemente pruebas en sus laboratorios para hacer sus seguimientos, pero prácticamente no estaban dentro de nuestro imaginario. Por tanto, creo que la adopción de un nuevo vocabulario que todos hemos aprendido y que todos hablamos también ha ayudado y ayudará en el futuro a que los ciudadanos valoren muchísimo más lo que tenemos.
¿Cuál ha sido el momento más duro que ha vivido en la pandemia?
No hay un momento concreto. Hay un conjunto que se basa en el cada día que hemos vivido. Han fallecido muchísimas personas. Tampoco se han podido cerrar muchos duelos, porque no hemos podido despedirnos de las personas queridas. Por tanto, todo eso está detrás de las cifras. Comunicar cifras sin que te conmueva el hecho de que detrás hay familias, personas y vidas rotas que se han truncado sería como dar la frialdad a algo que nos estaba ocurriendo y que estaban viviendo todos los ciudadanos y ciudadanas. Por tanto, todos esos momentos al final los vives exactamente igual.
La Conselleria de Sanidad siempre es clave pero en una pandemia lo es más. ¿Cómo le ha canviado la vida a usted y a su equipo que trabaja prácticamente los 365 días del año?
Sí. Nos ha cambiado porque, evidentemente, hemos cambiado nuestra casa por esta casa. Prácticamente nos íbamos de la Conselleria todos los equipos que han estado trabajando aquí, igual que en salud pública y en todos los departamentos, hemos tenido que cambiar. Al final, de aquí salíamos solamente para ir a casa a descansar las horas que podíamos. Por tanto, prácticamente no hemos podido tener contacto con nuestras familias.