La sección tercera de la Audiencia de Valencia ha condenado a once años de prisión a un hombre que abusó sexualmente de su hermanastro de ocho en el domicilio de su madre, aprovechando que había vuelto a casa después de 15 años sin tener contacto con ella ni conocer a la víctima.
Además, el tribunal le prohíbe acercarse a menos de 500 metros del menor y comunicarse con él por cualquier medio durante 15 años. Igualmente, estará sometido a libertad vigilada, con posterioridad a la pena de prisión, con una duración de siete años.
La sala ha considerado probado que el acusado, tras una separación de varios años, volvió en 2015 al domicilio de su madre para vivir con ella, su esposo y el hijo de ambos, de ocho años y a quien no conocía.
Establecida una relación de confianza con el menor y sus padres, durmió con él en la misma cama en dos ocasiones en las que le sometió a abusos que provocaron al niño una fisura anal y necesidad de tratamiento psicológico especializado.
Para la sala, los hechos son constitutivos de un delito continuado de abuso sexual a un menor de 16 años al considerar que durante el juicio pudo practicarse prueba de cargo suficiente, centrada fundamentalmente en la declaración de la víctima, mediante la reproducción de la que había prestado en su día en instrucción mediante el sistema de cámaras a presencia del juez y de las partes.
El tribunal ha rechazado que el menor pudiera moverse por celos al sentir su posición de hijo único "en peligro" por la aparición de su hermanastro, dado que los padres aseguraron que lo había recibido "de buen grado" e "ilusionado" por la idea de tener un hermano mayor.
Esa buena relación se mantuvo hasta que el padre advirtió su reticencia a acostarse en la misma cama que el acusado a partir de la primera noche que pasó con su hermanastro, reticencia que posteriormente explicó a sus progenitores.