Les Corts Valencianes viven una de las semanas más relevantes de todo el año. Y es que hoy empieza el debate sobre los Presupuestos de la Generalitat para el próximo ejercicio, que tantos dolores de cabeza han dado al Consell de PSPV y Compromís. En este maratón, que se prevé muy intenso, se debatirán la Ley de tasas, la Ley de Medidas Fiscales y de Gestión de la Generalitat y la Ley de Presupuestos. Precisamente con esta última, el proceso culminará este mismo jueves, en el último pleno del año.
El panorama que afrontamos es incierto. Podem es el grupo que tiene la llave de estas cuentas, y el Consell necesita que, al menos, se abstenga. Esa es la gran incógnita. Las relaciones entre la formación morada y el bipartito PSPV-Compromís –hasta ahora, socios del Botànic– son, cuando menos, intensas. O tensas, según como se quiera ver. Los Presupuestos "más Botànics", en palabras de Mónica Oltra, han abierto la brecha en la izquierda. Quién lo iba a decir.
Aunque las cuentas incluyen muchas propuestas promovidas por Podem, como medidas contra la pobreza farmacológica o la mejora del parque social de viviendas, alguna otra no se ha incluido. Ni la tasa turística de hasta 2 euros que propuso el grupo ni el polémico Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de envases de bebidas (SDDR) se han tenido en cuenta. El último desencuentro sucedió la semana pasada, cuando Podem rechazó, con el PP, aumentar los sueldos a los altos cargos a propuesta del Consell.
Desde las filas del ejecutivo se cree que Podem necesita adoptar esta posición para diferenciarse de sus compañeros del Botànic. Pero votar en contra iría mucho más allá de rechazar los Presupuestos. Significaría, por un lado, la ruptura con el resto de la izquierda, y por otro, un horizonte preocupante para la estabilidad del Consell y para los resultados de los próximos comicios. En este contexto, es muy probable que, a pesar de los desacuerdos, las cuentas salgan adelante, con el previsible rechazo del Partido Popular y de Ciudadanos.