El municipio valenciano de Paterna, hoy en día, todavía conserva vestigios de los que un día fue. Elementos arquitectónicos que forman parte de su historia y de su patrimonio cultural. Y un claro ejemplo de ello son las conocidas cuevas de Paterna. Un tipo de vivienda, con respiraderos, excavada sobre un terrero muy particular y que, además, se situaron en un núcleo de transición entre la huerta y el secano.
Estas características cuevas, que fueron introducidas en la Península por los moriscos, aparecieron en 1824, año en el que existían un total de 38 casas cueva censadas. Sin embargo, poco a poco, las cuevas empezaron a proliferar en este municipio hasta el punto que, en el siglo XX, llegaron a haber, en este municipio, un total de 509 cuevas, que fueron habitadas por un gran número de población.
Y es que las especiales características geológicas de Paterna ayudaron al crecimiento de estas construcciones. Pero también es cierto que la desocupación progresiva de estas peculiares viviendas originó su desaparición. En la actualidad, las cuevas que se conservan son propiedad municipal. Es por este motivo por el que, desde el Ayuntamiento de Paterna, se decidió intervenir, el año pasado, para mejorar tanto el entorno y su conservación, como para ampliar la seguridad y la accesibilidad a esta zona tan especial de Paterna.
Pero además, algunas de estas cuevas se utilizan para fomentar la cultura, como es el caso de 'Las Cuevas del Batán', ubicadas en la Avenida Pérez Galdós, 3 de Paterna. En su interior, estos espacios emblemáticos albergan exposiciones de arte, la colección etnológica municipal, un taller de un herrero o una reproducción de una cueva-vivienda en su función original. En total, ocho cuevas de 450 metros cuadrados, aproximadamente, que mantienen viva la esencia del municipio, y que fueron declaradas bajo la catalogación de Monumento de Interés Local.