Cullera celebró este lunes la procesión de San Vicente, día grande de las Fiestas Mayores de la localidad, con una importante novedad. Tras meses de trabajo por parte de la concejalía de Patrimonio Histórico del ayuntamiento se estrenó el ‘Baile de la Moma’, que fue representado por la Escola Municipal de Tabal, Dolçaina y Danses de Cullera
EL ‘Baile de la Moma’ es una tradicional danza popular valenciana que forma parte de la procesión del Corpus, aunque también se representa en procesiones importantes de algunas localidades valencianas. Ahora se ha recuperado en la capital turística de la Ribera.
«Hemos realizado un importante esfuerzo para poder traer el ‘Baile de la Moma' también a la procesión del día de San Vicente» ha asegurado la concejala de Patrimonio Histórico, Amparo Jover.
«Todo surgió tras unas conversaciones con los miembros de la Escola Municipal de Tabal, Dolçaina y Danses de Cullera. Decidimos poner en marcha los preparativos para poder recuperar este baile e incluirlo dentro de la procesión del día grande de Cullera», ha explicado Jover.
Según la titular de Patrimonio Histórico «se trata de recuperar los bailes tradicionales populares valencianos para sumarlos a los que ya se realizan en los diferentes actos que se celebran en nuestro municipio».
El ‘Baile de la Moma’
El ‘Baile de la Moma’ es una danza popular valenciana en la cual ocho bailarines representan la lucha entre la virtud (la Moma) y los siete pecados capitales o vicios (los Momos).
La música es muy sencilla, una dolçaina toca la melodía y un tabalet la acompaña con un ritme ternario. Se lleva a cabo en diversas poblaciones de la Comunitat Valenciana, como València, Sueca, Gandía, Xàtiva, Ontinyent, Silla, Benetússer y desde este 2022 también en Cullera.
La Virtud o Moma, personaje central de la danza y vestida totalmente de blanco, simboliza la gracia; mientras que los Momos, que representan los pecados o vicios, llevan una vestimenta en la cual predomina el color rojo y el negro, características del infierno y el maligno. Cada una de las figuras que interpretan los bailarines tienen el valor simbólico de la lucha entre la virtud y los pecados; así también, la parte final del paloteo significa el desorden y la batalla entre los vicios, por encima de los cuales gana la virtud.