Más de veinte parejas, medio centenar de personas en total, han participado en una nueva edición del programa Voluntariat pel Valencià d’Escola Valenciana con la colaboración de la concejalía de Normalizació Lingüística que ha finalizado en la EPA con el acto de clausura y entrega de diplomas por parte de la directora del área de valenciano de la Escuela para Adultos, María José Selma, la responsable del Voluntariaat pel Valencià d’Escola Valenciana y miembro del Guaix, Xon Domínguez, y la concejala de Normalizació Lingüística y diputada, Dolors Gimeno.
En el acto las persones aprendices y voluntarias explicaron su experiencia en el programa de aprendizaje del valenciano desde la conversación, comentando todas ellas la magnífica experiencia por la participación, «más que mi pareja lingüística, es mi amiga», comentaba una de ellas. «Gracias a mi profesora que me ha ayudado a conocer un poco mejor Catarroja», comentaba una aprendiz acabada de llegar del este de Europa. «A mí me cuesta mucho mantener una conversación en valenciano porque me paso enseguida al castellano y mi voluntaria me ha ayudado y ha tenido mucha paciencia», comentaba otra.
La concejala de Normalizació Lingüística, Dolors Gimeno, agradeció a las personas voluntarias su dedicación y a las aprendices «su interés para conocer nuestra lengua y la cultura de un pueblo valencianohablante como es Catarroja», invitando a los participantes «a mantener la lengua viva, y nada mejor que hablarla y no callarla». El Voluntariat pel Valencià «es una herramienta para aprender o soltarse a hablar valenciano, además, sirve para conectar a gente que de otro modo no se hubiera conocido y es la prueba más evidente que las lenguas unen, siempre», recuerda la regidora.
El Voluntariat pel Valencià d’Escola Valenciana quiere crear hablantes en valenciano sin clases teóricas ni exámenes. A través de la EPA y con la colaboración de la concejalía de Normalización Lingüística del Ayuntamiento de Catarroja se pone en contacto una persona valencianohablante con otra que quiere aprender a hablar fluidamente nuestra lengua.
El resultado son las “parejas lingüísticas”, compuestas por una persona voluntaria y una aprendiz que quedan una hora en la semana, durante 10 semanas, para conversar en valenciano ante un café, dando un paseo, yendo de compras, visitando un museo, etc. Se trata de hablar en situaciones reales y cotidianas.