La construcción del Corredor Mediterráneo es una de las grandes demandas de la sociedad valenciana. Y en ello están. El tramo ferroviario entre València y Castellón es una muestra, pero ha traído más controversia que gratitud. En la primavera de 2017, Íñígo de la Serna, ministro de Fomento, anunció que el tramo contaría con cuatro conexiones diarias entre ambas ciudades: dos de AVE y dos de Intercity. Hoy, Mariano Rajoy y el ministro han viajado hasta la Comunitat Valenciana para inaugurar el tramo y el estreno ha sido un fracaso.
Primer día y primer retraso. El AVE inaugural ha tardado una hora y cuarto en un trayecto previsto de 55 minutos. Y es que una avería en el cambio de las vías ha hecho que el convoy permaneciera parado en Sagunto durante 22 minutos y estando a bordo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el de la Generalitat, Ximo Puig, y el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, además de decenas de periodistas invitados al acto. Desde Adif han asegurado que el tren, al ser inaugural, "no tiene horario, sino que está sujeto a los requerimientos del servicio", por lo que no se puede tildar de retraso. Y mientras, hasta un Cercanías ha adelantado al AVE, lo que ha provocado bromas entre los pasajeros, que las han trasladado a Twitter.
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El sistema de cambio de vía ha fallado. El uso del tercer raíl y no la implantación de una nueva plataforma para que circulara el AVE, ya había sido motivo de fuertes críticas antes de la inauguración. Por varias razones: porque no permitirá viajar al convoy a su máxima velocidad (350 km/h) sino que la limitará a 160 km/h; y porque congestionará las vías y afectará también a los trenes de cercanías, Euromed, Intercity y los trenes de mercancías. Esto ha llevado al propio Mariano Rajoy a anunciar que habrá una nueva infraestructura para la circulación del AVE.
Ximo Puig ha aseverado que "es un paso más" pero ha instado al Mariano Rajoy a "reflexionar sobre la proyección de un futuro compartido que ha de superar las visiones hegemónicas que van únicamente desde el centro hacia la periferia". "Las infraestructuras no saben de legislaturas ni deben orientarse de forma partidista", ha señalado.